La luz UVC Lejana (200-235 nm) es una tecnología prometedora para reducir los niveles de virus transmitidos en espacios de interiores ocupados sin producir daños a las personas, pero su eficacia no se ha evaluado en profundidad en escenarios reales. Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Columbia han querido profundizar en la efectividad de esta tecnología, mostrando que la luz UVC de 222 nm es capaz de reducir notablemente el nivel de virus infecciones en el aire de una habitación ocupada de forma segura.
“Los resultados muestran que la UVC Lejana es muy efectiva para reducir los patógenos transmitidos por el aire en una habitación ocupada en situaciones reales, incluso en niveles superiores que cualquier sistema de ventilación” detalla David Brenner, PhD, director del Centro de Investigación Radiológica del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia y autor principal del estudio.
Una tecnología de garantía para la desinfección del aire
La luz UVC germicida convencional es una tecnología bien conocida para matar virus y bacterias y es utilizada con frecuencia por los hospitales para esterilizar habitaciones. Sin embargo, la exposición directa a la luz UVC germicida convencional puede dañar potencialmente la piel y los ojos, por lo que solo se puede encender cuando una habitación está vacía.
“Puedes descontaminar una habitación por la mañana antes de que llegue la gente, pero puede volver a contaminarse rápidamente porque la gente en la habitación está esparciendo virus y otros patógenos transmitidos por el aire. El objetivo es poder descontaminar continuamente una habitación mientras la gente está en ella”, explica Brenner.
En los últimos años, el equipo de Brenner ha estado desarrollando luz UVC lejana, que tiene una longitud de onda más corta (222 nm) que la luz UVC germicida convencional y no puede penetrar o dañar la piel o los ojos vivos. Las pruebas de laboratorio en Columbia y otros centros han demostrado que el lejano UVC inactiva de forma rápida y eficiente los patógenos transportados por el aire tanto en cámaras de prueba pequeñas como del tamaño de una habitación.
Ensayos en el mundo real
En el nuevo estudio, los investigadores querían ver el impacto de la luz UVC lejana en una habitación donde están presentes tanto personas como altos niveles de virus en el aire. Por razones éticas y de seguridad, el virus tenía que ser inofensivo para los humanos.
En la Universidad Columbia, una habitación donde se limpian las jaulas de ratón de laboratorio proporcionó un entorno de prueba ideal. La mayoría de los ratones son portadores de una forma de norovirus que no enferma a los animales, o a los humanos, pero las altas concentraciones del virus se transmiten por el aire cuando se limpian las jaulas.
Los investigadores instalaron cuatro lámparas UVC lejanas de 222 nm en la sala de limpieza de la jaula y recogieron muestras diarias de aire para comparar los niveles de virus infecciosos en los días en que se encendieron y se apagaron las lámparas. Las lámparas cumplían con la guía regulatoria actual sobre los límites de exposición a los rayos UVC lejanos.
Superando las expectativas
El resultado, una reducción de los virus infecciosos transmitidos por el aire del 99,8 %, superó las expectativas y fue mucho mayor de lo que se podría lograr mediante la filtración y ventilación típicas del aire. «Basándonos en nuestras pruebas de sensibilidad iniciales, esperábamos ver una reducción del virus transmitido por el aire de alrededor del 66 %», dice Brenner.
Asimismo, el estudio no encontró ninguna diferencia medible en la calidad del aire (ozono o partículas) asociada con la iluminación de UVC lejano.
Con todo ello, los investigadores han demostrado que la luz UVC lejana, que funciona dentro de los límites regulatorios actuales, es capaz de producir reducciones importantes en el nivel de virus transmitidos por el aire en un lugar interior ocupado.
Dicho esto y a diferencia de los estudios de laboratorio controlado, las incertidumbres en este estudio relacionadas con los patrones de flujo de aire, el tiempo de residencia del virus y la dosis del virus recogido pueden introducir cierta incertidumbre en las estimaciones de inactivación.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.nature.com/articles/s41598-024-57441-z
Imagen de portada: Unsplash