La iluminación interior de los vehículos ha sido tradicionalmente un elemento asociado a la estética, la visibilidad o la ergonomía visual. Sin embargo, una investigación reciente publicada en la revista Artificial Intelligence and Autonomous Systems (AIAS) abre una nueva perspectiva: la luz podría convertirse en una herramienta fisiológica activa para mejorar el bienestar y reducir el mareo durante los desplazamientos nocturnos.
Un equipo de la Universidad de Shanghái demuestra que la iluminación interior cálida, especialmente en el espectro rojo, puede reducir drásticamente la incidencia del mareo en pasajeros durante los trayectos nocturnos Los resultados abren la puerta a una nueva generación de sistemas de iluminación inteligente aplicados al confort en la futura movilidad autónoma.

Mareos y nueva movilidad
A medida que los vehículos evolucionan hacia cabinas inteligentes y autónomas, concebidas como auténticos espacios habitables móviles, el confort del pasajero adquiere un valor estratégico. El denominado motion sickness o mareo por movimiento sigue siendo una de las barreras más difíciles de superar para lograr la aceptación plena de los sistemas de conducción autónoma.
Este fenómeno se produce cuando existe una desincronización entre los estímulos sensoriales: el oído interno percibe movimiento, pero la vista —especialmente durante la noche o al mirar pantallas— no lo confirma. Esta contradicción entre el sistema vestibular y el visual provoca una cascada de respuestas fisiológicas que incluyen náuseas, sudoración fría, somnolencia o malestar general.
La industria automotriz lleva décadas explorando soluciones: desde el diseño ergonómico de asientos y suspensión activa hasta técnicas de realidad aumentada para mejorar la percepción del movimiento. Pero la iluminación interior, hasta ahora relegada al terreno estético, emerge como una variable biológica de primer orden.

Un experimento con tres escenarios lumínicos
El equipo de investigación de Shanghai University diseñó un ensayo controlado en carretera nocturna utilizando un vehículo eléctrico SAIC Feifan F7, en el que se evaluaron tres condiciones de iluminación ambiental:
- Luz roja cálida (620–650 nm)
- Luz azul fría (450–470 nm)
- Oscuridad (sin iluminación adicional)
Un grupo de voluntarios actuó como pasajeros durante las pruebas. Se registraron tanto evaluaciones subjetivas (mediante la Quick Motion Sickness Scale, un cuestionario estandarizado para medir el nivel de malestar), como datos fisiológicos objetivos, recogidos mediante EEG (electroencefalografía) y ECG (electrocardiografía) en tiempo real.
El propósito era doble:
- Medir el impacto perceptivo de cada tipo de luz sobre la sensación de mareo.
- Analizar la respuesta neurofisiológica subyacente, determinando si existían correlaciones cuantificables entre la longitud de onda de la luz y las variaciones en la actividad cerebral o cardíaca.

Resultados obtenidos
Los resultados fueron contundentes. El 77,8 % de los pasajeros bajo iluminación roja no experimentó síntomas de mareo, frente al 38,9 % con luz azul y sólo 27,8 % en oscuridad total.
Del mismo modo, las puntuaciones promedio de malestar fueron significativamente menores en el entorno iluminado con rojo cálido, lo que sugiere que este tipo de iluminación no sólo mejora el confort subjetivo, sino que también modula la respuesta fisiológica.
Las mediciones EEG revelaron un patrón interesante:
- Incremento de las ondas alfa, asociadas a estados de relajación neurológica y equilibrio sensorial.
- Disminución de las ondas delta, vinculadas a la fatiga o al procesamiento de estímulos de estrés.
En términos simples, la luz roja inducía un estado cerebral más relajado y menos reactivo al conflicto sensorial que provoca el mareo. Este efecto no se observó con la misma intensidad bajo luz azul, que mostró una respuesta intermedia.

Los resultados de esta investigación apuntan, por tanto, a un nuevo paradigma en el diseño de cabinas inteligentes, donde la iluminación interior adaptativa, ajustada a longitudes de onda específicas, desempeñe un papel activo en la mejora del confort fisiológico de los ocupantes. Incorporar sistemas capaces de modular el espectro lumínico en función de las condiciones del viaje —por ejemplo, durante trayectos nocturnos o en carreteras sinuosas— podría ofrecer una herramienta sencilla pero altamente eficaz para reducir el mareo por movimiento.
“Nuestro trabajo demuestra que la iluminación a bordo no es solo una cuestión de visibilidad o estética. Las propiedades espectrales de la luz, y en particular la del rojo cálido, influyen de manera directa en el estado fisiológico del pasajero y pueden mejorar significativamente su sensación de confort”, concluye el profesor Bin Ren, autor correspondiente del estudio.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.elspub.com/papers/j/1926860187217895424
Fuente de imágenes: Freepik. Imágenes procedentes de bancos de recursos gráficos que no pertenecen a la investigación.

