En una nueva investigación que analiza los posibles efectos de la contaminación lumínica en los ecosistemas, se ha estudiado cómo la luz artificial en la noche afecta de forma significativa a las abejas melíferas, amenazando su importante papel como polinizadoras, un rol esencial para la biodiversidad y el equilibrio ecológico.
Bajo la dirección de la candidata a doctorado Ashley Kim y el profesor James Nieh de la Escuela de Ciencias Biológicas, el estudio publicado en Scientific Reports destaca cómo la interrupción de la luz artificial puede tener efectos perjudiciales significativos sobre la salud de estas abejas y, por ende, sobre la estabilidad de los ecosistemas que dependen de ellas para la polinización.
“Nuestra investigación muestra cuán sensibles son las abejas melíferas a los cambios en su entorno, particularmente a algo tan aparentemente benigno como la luz artificial. Al interrumpir sus ritmos circadianos, vemos evidencia clara de períodos de sueño reducidos. Esto plantea importantes preocupaciones, no sólo para la salud de las abejas, sino también para la salud de los ecosistemas que dependen de ellos para la polinización”, detalla Kim.
El papel clave de las abejas en los ecosistemas
Las abejas melíferas desempeñan un papel crucial como polinizadoras de plantas silvestres y cultivos importantes, proporcionando servicios que apoyan la estabilidad de los ecosistemas y la seguridad alimentaria mundial. Sin la polinización, cultivos por valor de decenas de millones de euros estarían en riesgo.
Estas abejas generalmente prefieren andar en ambientes oscuros, aunque una pequeña cantidad de luz puede entrar desde la entrada de la colmena. Las abejas dormidas generalmente permanecen inmóviles, pero exhiben movimientos sutiles si son molestas por sus compañeros de colmena. Sin embargo, las abejas duermen al aire libre cuando enjambran o cuando forman «barbas de abeja» fuera del nido en las tardes calurosas, las cuales están en aumento a consecuencia del cambio climático.
Aunque la incidencia de la luz artificial nocturna, o contaminación lumínica, varía según la región, es indudable que los entornos urbanos modernos están cada vez más sometidos a estas condiciones lumínicas, especialmente a medida que aumenten las temperaturas. Este fenómeno se ve agravado por el renacimiento de la apicultura urbana en numerosas áreas, implementada para sostener a las abejas y sus esenciales servicios de polinización. En consecuencia, las abejas en climas más cálidos se encuentran ahora en mayor riesgo de sufrir los efectos de la contaminación lumínica, lo que puede comprometer su supervivencia y eficacia como polinizadoras.
Al igual que nosotros, cuando las abejas sufren de una mala noche de sueño y patrones circadianos alterados, surgen problemas en su comportamiento y funcionamiento. El sueño es crucial para la salud y la eficacia de las colonias de abejas melíferas, ya que dependen de un sistema de comunicación complejo conocido como el «baile de las abejas«. Este baile informa a las compañeras de la colmena sobre la ubicación de las fuentes de alimento en el entorno. Si las abejas no descansan lo suficiente, su baile es menos preciso, lo cual deteriora la calidad de la comunicación y puede afectar negativamente la eficiencia de la colonia en la recolección de alimentos.
Evidencias encontradas
A través de una serie de experimentos que abarcaron varios años, los investigadores compararon grupos de abejas que experimentaron el sueño normal en la oscuridad con otros que fueron sometidos a luz artificial continua.
Los resultados fueron concluyentes: la exposición prolongada a la luz alteró significativamente los ritmos circadianos de las abejas, llevando a comportamientos alterados y una comunicación ineficiente dentro de la colmena. Dado que las abejas fueron grabadas en videos las 24 horas del día durante los experimentos, los investigadores pudieron ver de forma clara los efectos de la interrupción del sueño.
“Aún sin analizar los datos, podías decir que algo estaba sucediendo… las abejas que estaban bajo luz constante dormían menos. Los efectos de la contaminación lumínica en los sistemas biológicos son bastante desconocidos y algo en lo que la gente normalmente no piensa, por lo que es un campo en rápida evolución”, detalla Kim.
En concreto, las abejas expuestas a la luz continua dormían menos y eran molestadas con más frecuencia por sus compañeros en comparación con las que se mantenían en la oscuridad normal. Además, las abejas bajo luz continua exhibieron una preferencia por las áreas más oscuras dentro de sus jaulas experimentales.
“Comprender los factores que afectan la salud de las abejas, como la contaminación lumínica, es esencial para desarrollar estrategias para proteger a las poblaciones de polinizadores. La contaminación lumínica es un problema creciente, con la luz artificial que ahora cubre una cuarta parte de la superficie de la Tierra, y esta investigación arroja nueva luz sobre cómo tales perturbaciones pueden estar perjudicando a los polinizadores”; concluye Nieh.
Puede acceder al paper completo de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.nature.com/articles/s41598-024-73378-9
Fuente de imágenes: Unsplash. Recursos procedentes de banco de imágenes que no proceden de la investigación.