Autor: Leandro Boyano, Project Manager and Product Manager de Ledvance España
La iluminación es un jugador más de cuyo desempeño depende que los deportistas brillen sobre el terreno de juego. El diseño del alumbrado en instalaciones deportivas debe garantizar unas buenas condiciones de visibilidad para todos los participantes, desde jugadores a equipo arbitral y espectadores.
El andamiaje lumínico se vuelve aún más exigente a la hora de preparar una instalación para acoger un evento o competición profesional. Un desafío que da entrada al escenario a nuevos actores, como las cámaras televisivas y los paneles publicitarios, que condicionan la luminosidad general.
Toda planificación debe tener en cuenta además una serie de amenazas que planean sobre cualquier proyecto de esta naturaleza y pueden contribuir a la contaminación lumínica del entorno. Otro error frecuente suele ser tener en cuenta únicamente las condiciones lumínicas de los deportistas, y no las del resto de agentes que participan en la actividad con cualquier otro rol.
El primer factor para tener en consideración a la hora de diseñar la iluminación artificial de una instalación deportiva es tener una perspectiva cenital del escenario. Esto implica ver más allá del propio terreno de juego y asegurar unas condiciones lumínicas mínimas en el área circundante, cuyo uso dependerá de la propia disciplina deportiva.
Dentro de este apartado entran a colación dos conceptos muy útiles para el diseñador: la uniformidad media y la extrema. Ambos son parámetros que definen la relación entre los distintos puntos de luminosidad y pueden tener un impacto sobre el confort visual del espectador o la aparición de fogonazos lumínicos sobre el terreno.
Una planificación a prueba de fogonazos y deslumbramientos
La siguiente variable y más importante dentro de esta ecuación lumínica son los deslumbramientos. La iluminación debe estar siempre al servicio de, en este caso, la actividad deportiva. Para ello, debemos evitar a toda costa incurrir en un error de diseño que pueda dar lugar a cegueras temporales y, como resultado, afecten al devenir del encuentro que se celebra.
Los cámaras y fotógrafos también participan, junto a los espectadores, en el espectáculo. El diseño lumínico los debe tener en cuenta y garantizar la correcta iluminación de cualquier punto que se considere crítico para su visión en el análisis previo que debe acompañar a todo proyecto.
El mejor aliado contra los posibles deslumbramientos es adaptar los valores de GR (Glare Rating) al terreno de juego y la competición. Como norma general, se debe evitar siempre los 60, cifra que la normativa CIE112 cataloga como molesta. En esta misma línea, la ley invita a no rebasar los niveles de 50, que sí califica de admisibles.
El efecto ‘flicker’ y qué hacer para reducir su aparición
La presencia de cámaras en una retransmisión televisiva también puede dar lugar a otra problemática a la que debe anticiparse todo buen diseño de iluminación. Se trata del denominado efecto ‘flicker’. Este concepto, conocido como parpadeo de luz, hace referencia a la percepción de variaciones en la luminosidad de una fuente lumínica.
El uso de una u otra tecnología también incrementa las posibilidades de experimentar estas molestias en el visionado. A este respecto, las lámparas de descarga con balastos electromagnéticos se suelen asociar con niveles más altos de ‘flicker’ y, por tanto, con una mayor probabilidad de sufrir estos parpadeos.
La tecnología LED debido a su naturaleza de semiconductor, tiene un efecto flicker elevado. Sin embargo, el uso de fuentes conmutadas nos ayuda a reducir estos niveles bastante, logrando niveles que por regla general son más bajos que en el caso de lámparas con tecnología de descarga.
La sombra, enemiga de la experiencia de visionado
Todo deportista genera una sombra sobre el terreno de juego al verse expuesto a una fuente de iluminación. La presencia de estas sombras puede perjudicar la experiencia visual de terceros. Para ello, el diseño lumínico debe tener en cuenta en su análisis previo las sombras que puede proyectar un jugador sobre el campo.
El diseñador deberá, una vez realizado este examen, instalar múltiples puntos de luz situados de forma estratégica a lo largo del terreno para reducir drásticamente la sombra que proyectan los jugadores, para que no afecte a la experiencia visual de los espectadores.
Torres y postes, las otras fichas dentro del tablero
En España, actualmente existe la normativa N.I.D.E, que tiene como objetivo definir las condiciones reglamentarias y de diseño que se deben respetar en la construcción de toda instalación deportiva.
Los campos de fútbol son el ejemplo más claro debido a la popularidad de este deporte en nuestro país. Ante este tipo de terrenos, la norma establece una serie de lugares en los que pueden ser instalados las torres o postes, además de los proyectores.
Dicha legislación también vela por el cumplimiento de unas alturas mínimas que debe respetar la instalación de estos dispositivos con el objetivo último de evitar cualquier tipo de deslumbramiento sobre los jugadores, especialmente en las zonas más sensibles del campo.
Un uso correcto de los proyectores puede ser un buen aliado
Los proyectores se desmarcan también como otros de los actores que forman parte de una buena iluminación dentro de una instalación deportiva. Estas luminarias basan su utilidad en concentrar la luz en un determinado ángulo sólido gracias a un sistema óptico de espejos o lentes. De esta manera, logran ofrecer una intensidad lumínica elevada en la zona hacia la que se dirigen.
Precisamente, la inclinación de los proyectores es otro aspecto para tener muy en cuenta a la hora de iluminar el terreno de juego. La inclinación máxima de este tipo de dispositivos dependerá de la tecnología que se emplee y, en cualquier caso, se deben evitar ángulos y rotaciones que puedan impactar negativamente sobre los jugadores, árbitros y espectadores.
Una orientación incorrecta puede dar lugar a deslumbramientos y aumentar la cantidad de luz proyectada fuera del terreno de juego, que es luz no útil y responsable de posibles deslumbramientos o incluso de contaminación lumínica.
El diseño debe garantizar una experiencia visual óptima
Independientemente de las variables concretas que condicionen cada proyecto de iluminación en instalaciones deportivas, el denominador común debe ser el reconocimiento de las necesidades de espectadores, cámaras y paneles publicitarios, entre otros.
La experiencia visual debe ser óptima para todos los participantes, y para ello se debe considerar incluso la readaptación de instalaciones que nacieron con un propósito, pero ahora aspiran a alcanzar niveles de competición más elevados.
En último lugar, todo diseño debe tener en cuenta el potencial impacto del entorno sobre la instalación y viceversa. Una decisión que implica evitar siempre los potenciales causantes de la contaminación lumínica que emanen del propio recinto hacia el exterior.
Imágenes: LEDVANCE