Científicos de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, encargados de estudiar los efectos del cambio climáticos en los sistemas de generación de electricidad que dependen de condiciones meteorológicas, han encontrado un lado positivo a las negativas perspectivas de futuro de nuestro planeta. Las temperaturas y los niveles del mar pueden subir, pero las luces y el aire acondicionado seguirán encendidos en aquellos países con altas capacidades de energía eólica y solar. La investigación, publicada el 6 de marzo en la revista científica Joule, sugiere que estos sistemas de electricidad deberían funcionar sin ningún problema en Europa a pesar de los cambios en los patrones climáticos.
Utilizando datos procedentes de modelos meteorológicos y series cronológicas climáticas, el equipo de investigación desarrolló modelos que predicen las producción de turbinas eólicas y paneles solares para todos los países europeos en los escenarios más comunes de calentamiento global hasta el año 2100. Para comparar cómo funcionaría una red eléctrica europea en este contexto de cambio climático, se seleccionaron cinco métricas claves: necesidad y capacidad de entrega (capacidad de almacenamiento y uso bajo demanda de los operadores), beneficio de transmisión eléctrica, beneficio del almacenamiento eléctrico y variabilidad de la producción y consumo de electricidad. Estas métricas medirían los aspectos más importantes de un sistema eléctrico robusto a base de energías renovables y son lo suficientemente abstractas para que el equipo pueda usarlas para sacar conclusiones generales sin centrarse en una combinación de tecnologías específicas.
“La mayoría de estudios relativos a los sistemas energéticos adoptan una serie de tecnologías y buscan su combinación óptima para cubrir la demanda. En este estudio buscamos comprender, por ejemplo, cómo el cambio climáticos afecta al sistema independientemente de qué tecnologías se utilizan para cubrir la demanda que no ha sido satisfecha por la energía solar o eólica. Este enfoque independiente de las tecnologías de producción junto con la combinación con datos de alta resolución sobre proyecciones único en nuestro estudio”, explica Smail Kozarcanin, primer autor del artículo.
A pesar de los malos y extremos escenarios climáticos que se pronostican para el futuro, el estudio no encontró una gran diferencia en las métricas claves para los sistemas eléctricos renovables, lo que sugiere que aquellos diseños de sistemas basados en datos climáticos históricos deberían funcionar de manera similar en el futuro. Kozarcanin y sus colegas creen que esto es posible gracias a que los sistemas actuales están diseñados para soportar eventos climáticos extremos, simplemente que ahora no tienen que hacer frente a estos tan a menudo como se prevé en el futuro. Además el equipo ha observado como la demanda europea de calefacción y refrigeración electrificada disminuirá ligeramente a medida que el clima se calienta, al ser la demanda de refrigeración menor que la de de la calefacción en la mayoría de las latitudes europeas. Esta “relajación” de la demanda contrarrestaría el efecto producido por una leve disminución de la producción de energía eólica y solar que predicen los modelos.
“Condiciones climáticas extremas podrían requerir cambios en los generadores renovables y otras partes del sistemas. Por ejemplo, los futuros aerogeneradores pueden requerir nuevos tipos de protecciones contra tormentas y los paneles solares necesitarían contar con una mayor protección para hacer frente a super temporales con granizo. Pero nuestro estudio muestra que las opciones de infraestructura a gran escala, como la capacidad de respaldo de la planta de energía, no se ven afectadas por el nivel del cambio climático”, argumenta Kozarcanin.
Sin embargo, el equipo cree que la red eléctrica europea aún requerirá algunos ajustes para operar de manera eficiente en el futuro. Las capacidades de transmisión están bien desarrolladas en la mayoría de naciones, pero el sistema eléctrico masivo interconectado que abarca a 24 países de Europa Central necesitaría mejoras para la transmisión eficiente de la energía renovable entre países.
«El principal desafío para las futuras redes probablemente será la voluntad política y social para realizar las inversiones necesarias y la planificación adecuada para el desarrollo de una topología de red que provee la mayoría de beneficios potenciales de una “suave” produción de energías renvables entre países”, concluye Kozarcanin.
Si los humanos no logramos revertir el cambio climático y mitigar las olas de calor y supertormentas apocalípticas que se avecinan, al menos parece probable que podamos encerrarnos en nuestras salas de estar con una luz y clima controlado para ver Netflix.