Situado en el centro histórico de Burgos, junto a la Casa del Cordón, toma forma Cobo Estratos, el nuevo proyecto gastronómico del chef Miguel Cobo. El nuevo restaurante, que busca ser una de las referencias gastronómicas en el norte de España, ha contado con la participación de Simon para el diseño de su iluminación, con la premisa de que la luz actúe como un recurso narrativo y sensorial, alineado con la identidad culinaria del local.
El restaurante reúne dos conceptos complementarios —Cobo Tradición y Cobo Evolución— en un único entorno, trabajados desde la arquitectura y la iluminación para construir una atmósfera serena y envolvente, donde la materialidad y la luz definen la experiencia del comensal.

Materialidad y diálogo con la luz natural
Con una superficie construida de aproximadamente 1.500 m², el restaurante ocupa un local semienterrado en una de las antiguas plazas de mercado de la ciudad. El antiguo espacio se encontraba compartimentado y con escasos huecos de fachada, por lo que el proyecto se concibió como un vaciado estructural, abriendo la edificación a la luz natural.

Esta estrategia revela la anatomía oculta del edificio y genera una secuencia de espacios asimétricos en cascada que descienden desde la fachada principal hasta el fondo del restaurante, creando una atmósfera de escala cambiante y luz controlada.
La materialidad del proyecto juega, por tantalio, un papel esencial en su identidad. Cal, madera y acero conforman la base de la propuesta, reinterpretados desde una mirada contemporánea, al igual que la cocina de Miguel Cobo reinterpreta la tradición desde la innovación. Estos materiales establecen un diálogo constante con la luz, que realza la textura, la calidez y la profundidad del espacio.

Diseño de iluminación
En este diálogo entre arquitectura y atmósfera, Simon ha participado en el diseño de la iluminación del restaurante en estrecha colaboración con el equipo proyectista.
La propuesta integra sistemas como la serie Simon 810, que crea líneas de luz continuas y discretas; la gama Simon Arch, con luminarias empotrables de luz cálida y homogénea; y los proyectores Simon Point, que permiten generar acentos lumínicos precisos, aportando flexibilidad y destacando los detalles constructivos del espacio.
Por otro lado, los downlights Simon 725 Comfort y Simon 735 garantizan un confort visual uniforme, especialmente en las zonas de cocina. Estas soluciones acompañan la luz natural y realzan la materialidad del espacio, reforzando su textura, calidez y equilibrio visual.

La iluminación se plantea, por tanto, como un soporte de la experiencia: revela sin sobreexponer, marca jerarquías y permite transiciones suaves entre la luz diurna y la escena nocturna. Durante el día, los huecos abiertos conducen la luz natural hacia el interior; al caer la tarde, la iluminación artificial toma el relevo manteniendo una atmósfera contenida, cálida y ajustada a la lectura arquitectónica del entorno. En este marco, la luz actúa como hilo conductor entre propuesta gastronómica, materialidad y percepción espacial.
El resultado es una obra arquitectónica de equilibrio y emoción, donde la luz se convierte en el hilo conductor entre la creatividad culinaria, la materialidad del espacio y la experiencia del comensal.

Fuente de imágenes: Simon. Fotografía: @Pegenaute

