Siemens cuenta con 7.400 investigadores ubicados en un total de 16 países del mundo dedicados a desarrollar la tecnología más innovadora. De esta forma, la empresa consigue mantener su liderazgo y competitividad como una de las pioneras en tecnología y con más patentes del mundo. Y es que sólo el año pasado, la compañía presentó un 19% más de solicitudes con respecto al año anterior. No en vano, la compañía ya ha anunciado que invertirá un total de 5.600 millones de euros en innovación a lo largo de 2018.
Estos expertos en innovación pertenecen a la división de la compañía Corporate Technology (CT), encargada de trazar la estrategia tecnológica y de innovación de Siemens, además de ser la responsable de crear e industrializar las tecnologías básicas, promover la excelencia empresarial a través de servicios de consultoría e ingeniería y de proteger la propiedad intelectual de la empresa, que ya cuenta con un total de 63.000 patentes concedidas. Esta división es clave para la compañía, ya que contribuye al éxito de la empresa en muchas funciones, gracias a la investigación y el desarrollo en las áreas de electrificación, automatización y digitalización, la cooperación con universidades, la creación de patentes y la excelencia empresarial.
Actualmente, Siemens trabaja en distintas líneas de investigación para impulsar el negocio de la compañía. Por un lado, 1.600 investigadores se encuentran en Norte América, Europa y Asia trabajando en algunas de las tendencias tecnológicas que en un futuro próximo tendrán un gran impacto en las empresas de Siemens, ayudándolas a establecer con éxito sus innovaciones en el mercado. Otros 4.800 ingenieros de software, ubicados en Asia, Europa y Estados Unidos, tienen como objetivo ayudar a las distintas unidades de negocios de la compañía a unir el mundo real y virtual a través de innovadores productos y soluciones de software. Y un total de 400 expertos en patentes se dedican a desarrollar nuevas creaciones.
Las universidades como centros de innovación
Hoy en día, Siemens colabora con 25 universidades líderes de todo el mundo, -las principales se encuentran en Alemania, Austria, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y China-, para desarrollar proyectos de innovación pioneros. Se trata de un concepto de innovación abierta, que la compañía lleva a cabo desde hace años, para fortalecer la capacidad innovadora de Siemens con el objetivo de aprovechar el potencial de una empresa conectada y abierta. De esta forma, vincula el mundo industrial y el académico para promover y actividades de investigación y favorecer la captación de talento.
Un ejemplo de ello es el programa de cooperación que Siemens tiene con nueve universidades de primer nivel denominado «Center of Knowledge Interchange (CKI)» para el intercambio de conocimiento. Este tipo de colaboración es único entre las empresas que colaboran con el mundo académico. Con este sistema, Siemens obtiene acceso a la investigación de vanguardia y a talentos jóvenes altamente cualificados y, por otro lado, las universidades ponen en marcha proyectos de investigación cercanos a las necesidades reales de la industria y abren valiosas oportunidades de carrera para sus graduados.
Gracias a los esfuerzos y la inversión de la compañía en innovación, que desde 2014 han aumentado en un 40%, se han conseguido desarrollar importantes soluciones innovadoras en los últimos años. De hecho, este año fiscal 2018, Siemens ha destinado unos 500 millones de euros a gasto de I+D para las tecnologías centrales de la compañía, que incluyen campos innovadores como fabricación aditiva, robótica autónoma, análisis de datos e inteligencia artificial y gemelos digitales, pero también electrónica de potencia y sistemas de energía distribuida
Arañas robóticas y el primer vuelo de un avión con motor híbrido
Entre algunas de las tecnologías más innovadoras se encuentra el prototipo de araña robótica capaz de trabajar de manera autónoma en la fabricación aditiva, más conocida como impresión 3D. La utilización de este robot, apodado SiSpiders o Siemens Spiders, en la impresión industrial de elementos y superficies permite acelerar potencialmente la producción en 3D a gran escala de estructuras complejas como los fuselajes de los aviones, carrocerías, o los cascos de las naves. Este proyecto se llevó a cabo por los investigadores de Siemens en Princeton, Nueva Jersey, que diseñaron cada uno de los componentes de estos arácnidos de manera virtual, y los han producido a través de impresión 3D.
Otro claro ejemplo de los frutos de estas investigaciones es la realización del primer vuelo de un avión con propulsión eléctrica. Los investigadores de Siemens desarrollaron un nuevo tipo de motor eléctrico que, con un peso de sólo 50 kilogramos, proporciona una salida continua de unos 260 kilovatios – cinco veces más que los sistemas de transmisión comparable. En una asociación con Airbus, la compañía también trabaja para permitir que aviones diseñados para entre 60 y 90 pasajeros puedan volar con sistemas de propulsión híbridos-eléctricos, lo que supone una revolución en la aviación.
Los investigadores de Siemens también han logrado un gran avance en la impresión 3D aplicando esta tecnología a la fabricación de las palas de turbinas de gas. Por primera vez, un equipo de expertos ha conseguido crear palas de turbina de gas probadas a plena carga y fabricadas al 100% con fabricación aditiva. En el transcurso de varios meses, los ingenieros de Siemens de Lincoln, Berlín y Finspong trabajaron con expertos de la compañía Materials Solutions para optimizar las palas de las turbinas de gas y su producción.
Y otro de los importantes hitos de la compañía ha sido conseguir las más revolucionarias tecnologías de almacenamiento de energía, entre las que se encuentran Siestorage, baterías modulares capaces de almacenar grandes volúmenes de electricidad gracias al revolucionario Caterva, que permite que los hogares puedan tener sistemas de paneles solares y poder alquilarlos como área de estacionamiento eléctrico. O el Silyzer, una tecnología capaz de transformar la energía sobrante procedente de renovables en hidrógeno para poder almacenarla a través de la electrólisis. Dos sistemas de almacenamiento vitales tanto para alcanzar la transición hacia una nuevo mix energético con mayor penetración de las renovables como para conseguir la descarbonización global.