Después de que el paciente RDS (identificado por sus siglas para mantener su privacidad) sufrió un ictus, experimentó un raro e inusual efecto secundario: cuando veía rojo, azul, verde o cualquier otro tono cromático, no podía nombrar el color específico.
Usando a RDS como objeto de investigación, un estudio publicado en la revista Cell Reports utiliza la categorización de los colores para evaluar cómo el lenguaje moldea el pensamiento humano. Neurocientíficos y filósofos han luchado durante años para entender mejor la interacción entre el lenguaje y el pensamiento: ¿los nombres caracterizan la forma en que categorizamos lo que percibimos, o corresponden a categoría que surgen de la percepción?.
Para nombrar el color rojo, por ejemplo, pensamos en un elemento en rojo como uno de muchos en un espectro vagamente definido que abarca el concepto “rojo”. En este sentido, realizamos un acto de categorización cada vez que llamamos algo por su nombre – agrupamos los colores en categorías discretas para identificar la mostaza como un tono de amarillo, por ejemplo, o colocamos el verde azulado dentro de la familia del azul.
“Percibimos los colores como un continuo. No hay un límite definido entre, digamos, el rojo y el azul. Y sin embargo, conceptualmente agrupamos los colores en categorias asociadas a los nombres de los colores”, explica Paolo Bartolomeo, autor principal del estudio y neurólogo del Instituto del Cerebro y la Columna Vertebral del Hospital Salpêtrière de París.
“En nuestro estudio, tuvimos la oportunidad única de abordar el papel del lenguaje en la categorización de los colores, analizando a un paciente que no podía nombrar los colores después de un ictus”.
Categorización del color frente a las comprensión del nombre del color
¿El lenguaje da forma a la cognición humana? Las categorías de color y su relación con el lenguaje son un ejemplo de esta teoría, a veces llamada la hipótesis Sapir-Whorf. Los colores varían continuamente en tono, luminosidad y saturación, pero los agrupamos en categorías discretas con nombres específicos (verde, amarillo, etc.). El origen de las categorías de color es objeto de un intenso debate, y algunos sugieren que las categorías de color se derivan del lenguaje y dependen de conjuntos de nombres de color específicos de cada cultura. A pesar de la evidencia de que los bebés procesan los colores categóricamente antes de adquirir el lenguaje, los resultados de las neuroimágenes sugieren una influencia de arriba hacia abajo del lenguaje en su el procesamiento visual para la categorización de los colores en adultos. Se cree que el nombre de los colores se almacenan en el hemisferio izquierdo del cerebro y dependen de la actividad relacionada con el lenguaje que se encuentra en el lazo izquierdo del cerebro. Por el contrario, estos últimos hallazgos apoyan recientes estudios de neuroimagen que sugieren que la categorización del color de distribuye bilateralmente en el cerebro humano.
Mostrando discos que contienen dos colores de la misma categoría de color (por ejemplo, dos tonos de azul) o de diferentes categoría (por ejemplo, marrón y rojo), se le pidió a RDS que identificara los colores de la misma categoría. También se le pidió que nombrar 34 parches de color presentado en la pantalla de un ordenador; ocho de estos pares eran acromáticos (blanco, negro y gris) y 26 eran cromáticos.
Antes de su ictus, el paciente percibía y nombraba los colores de forma normal. Después de la apoplejía, una resonancia magnética reveló una lesión en la región izquierda del cerebro. Esta lesión aparentemente separó de su memoria los nombre de los colores de su percepción visual y y de su sistema de lenguaje. Sin embargo, el paciente todavía podía agrupar la mayoría de los colores – incluso los que no podía nombrar – en categorías como oscuro o claro o como una mezcla de otros colores.
“Nos sorprendió su habilidad para nombrar de forma consistente los llamados colores acromáticos como el negro, blanco y gris, a diferencia de su deficiente nombramiento de los cromáticos como el rojo, el azul y el verde. Esto sugiere que nuestro sistema lingüístico pueden procesar el negro, blanco y gris de forma diferente que los colores cromáticos. Estas sorprendentes disociaciones plantean importantes preguntas sobre cómo se segregan e integran en el cerebro las diferentes señales relacionadas con el color”, comenta la también autora del estudio y estudiante de doctorado Katarzyna Siuda-Krzywicka.
Para asegurar que el comportamiento del RDS nos reflejar una organización anormal del cerebro, los investigadores compararon el funcionamiento de sus áreas cerebrales no afectadas con el de las mismas áreas cerebrales en sujetos sanos y desarrollaron una prueba de categorización de color no verbal. «Nuestro resultado, donde sus categorías de color eran independientes del lenguaje, podría generalizarse a los adultos sanos», asegura Bartolomeo.
¿De dónde vienen las categorías de color, si no es del lenguaje? Siuda-Krzywicka sugiere que los estudios futuros podrían explorar la implementación de la categorización del color en primates no humanos así como en el cerebro humano y cómo la adquisición del lenguaje interactúa con la categorización del color en las etapas del desarrollo infantil.