Parece que los coches autónomos están destinados a revolucionar el mundo del automóvil tal y como lo conocemos actualmente y entorno a él se plantean muchas dudas e incógnitas: ¿son seguros los coches autónomos? ¿Los coches autónomos modificarán las ciudades? ¿Habrá menos accidentes con ellos?…
A continuación nos hacemos eco de un post publicado en Red.es sobre el futuro de la automoción bajo el título “La revolución de los coches autónomos: presente y futuro en 10 claves ”.
Hace unos días un camión de Uber, cargado con 50.000 latas de cerveza, recorrió sin intervención humana casi 200 kilómetros por autopistas estadounidenses y entregó el pedido sin contratiempos. A final de año, la misma plataforma estrenará en Pittsburg (EEUU) la primera flota de taxis autónomos del mundo y en Singapur existe un proyecto similar. Tesla, por su parte, ya incluye de serie el hardware necesario para que todos sus vehículos se hagan completamente autónomos cuando el software esté preparado y testado.
La conducción autónoma constituye una realidad tecnológica que también va a transformar nuestro mundo desde múltiples puntos de vista: la economía doméstica, la forma de relacionarnos, la manera de viajar, la distribución del tiempo… Desde unblogenred.es hemos querido acercarnos a este fenómeno complejo, de la forma más sencilla posible. Estas diez claves explican el presente y subrayan los caminos que se abren para el futuro con la evolución de la conducción autónoma.
1º) ¿Cómo funcionan los coches autónomos?
Un coche autónomo es un vehículo equipado con la tecnología necesaria para circular e interactuar con el entorno de forma segura, tal y como suelen hacer los humanos. El usuario introduce un destino y el coche se ocupa del resto. Para ello, los coches utilizan tres tipos de sensores: radares, cámaras y el sistema LIDAR, que es acrónimo de Laser Imaging Detection and Ranking. Estos equipos se sitúan en lo alto del vehículo y permiten una percepción de 360 grados. Lanzan pulsos láser hacia el entorno, midiendo distancias, y remiten la información al ordenador de a bordo, que la procesa e inserta en los mapas 3D de alta resolución que guían el movimiento del vehículo.
2º) ¿Son seguros los coches autónomos?
Por el momento no son 100% seguros. El 7 de mayo de este año, Joshua Brown, un ex militar de élite, falleció en una autopista de Florida cuando viajaba a bordo de un Tesla en modo autónomo. Un camión giró bruscamente y el sistema de su coche no pulsó el freno, impactando contra la carga. Al parecer, el reflejo de la luz solar sobre el fondo blanco del remolque confundió al sistema, que creyó que delante sólo tenía cielo. Sin embargo, este primer accidente mortal de un coche autónomo se produjo cuando los vehículos de la compañía ya habían recorrido más de 200 millones de kilómetros. Queda margen de mejora, pero la mayor parte de los expertos coincide en que, hoy por hoy, los coches autónomos ya son mucho más seguros que los conducidos por humanos.
3º) ¿Los coches autónomos transformarán las calles?
Muy probablemente. Varias compañías e incluso el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) ya están trabajando en un nuevo modelo de tráfico, donde los vehículos no necesitarán de semáforos para la organización de la circulación. Para ello, entran en acción el Big Data e Internet de las Cosas. Si todos los vehículos están conectados a una central automatizada que gestiona el tráfico, los semáforos no serán ya necesarios. Los coches podrán regular su velocidad para no coincidir en los cruces y el propio sistema establecerá las prioridades de paso en función de la situación de todo el entorno. La premisa es sencilla. Si todos sabemos por dónde están circulando los demás, ¿para qué necesitamos semáforos?
4º) ¿Con los coches autónomos habrá menos atascos?
No está claro. A largo plazo, la optimización que se conseguirá con la automatización de la organización del tráfico puede reducir notablemente el caos actual. Pero el desarrollo de esta tecnología es más lento que el de la propia conducción autónoma. Al mismo tiempo, distintas proyecciones apuntan a que con la llegada de la conducción autónoma el uso del coche se incrementará de manera muy relevante. Muchas personas que hoy no usan el coche en solitario porque son mayores, menores o padecen algún tipo de discapacidad, ahora podrán hacerlo. Todo ello redundará en que haya más vehículos en movimiento y, por tanto, mayores atascos. Un estudio señala que en 2035 habrá en el mundo 40 millones de coches que serán autónomos de manera total o parcial y que generarán un negocio de 77.000 millones de dólares.
5º) ¿Seguirá habiendo un coche o varios aparcados en todos los hogares?
La conducción autónoma provocará cambios sustanciales en la sociedad de consumo, que pueden contribuir a resolver los problemas de atascos que se mencionaban en el apartado anterior. La tecnología que requiere la conducción autónoma implica un encarecimiento notable de los vehículos pero, al mismo tiempo, abre todo un universo de posibilidades relacionadas con la economía colaborativa, los coches y trayectos compartidos, el alquiler por tiempos cortos de vehículos privados… Distintas compañías ya trabajan en ello. Si un coche se mueve solo, ¿por qué no podemos compartir su uso el tiempo en que no lo utilizamos? O bien, si ya no conducimos, ¿para qué queremos un vehículo en propiedad?
6º) ¿Cómo afectarán los coches autónomos al universo laboral?
Una de las grandes preocupaciones vinculadas a la evolución tecnológica es cómo ésta va a afectar al mundo profesional. Si los coches nos llevan, ¿qué pasará con los taxistas, los camioneros o los chóferes privados? Constituye una incógnita y un verdadero reto social, similar a lo que plantean los robots en las fábricas o la inteligencia artificial en las labores creativas (la AI ya escribe canciones y redacta novelas). Además, el fenómeno de la conducción autónoma tiene otra vertiente. ¿Se aprovechará el tiempo de viaje en coche para trabajar? ¿Se transformarán los coches de empresa en oficinas rodantes? Con coches conectados en los que podemos olvidarnos de conducir, parece evidente que así será.
7º) ¿Habrá coches sin volante?
Enlazando con la pregunta anterior, resulta bastante obvio. Habrá coches con volante para aquellos que quieran seguir disfrutando de la sensación de la conducción, aunque es probable que acabe siendo un lujo sólo para personas con un historial de tráfico inmaculado. Los coches de empresa, por otro lado, muy probablemente se configurarán como un espacio de trabajo donde todo elemento prescindible, como el volante, podrá ser retirado.
8º) ¿Qué ética tendrán los coches autónomos?
Mucho se ha hablado de la ética de los coches autónomos ante un dilema tremendo: en una situación de riesgo, con las mismas posibilidades de resultar herido el peatón o el pasajero, ¿a quién debe salvar el coche? De momento, la única compañía que lo tiene claro es Mercedes, que ya ha dicho que programará a sus coches para que ante este dilema salven al pasajero.
9º) ¿Los coches autónomos necesitarán seguro?
De momento, todos los coches necesitan seguro, ya sean autónomos o no. Una compañía británica, Adrian Flux, ha sido la primera en incorporar una póliza a su cartera de productos para coches autónomos. Incluso cubre el posible hackeo del sistema y los daños provocados que pueda generar la situación. El precio del seguro, por cierto, es notablemente inferior a las tarifas con conductor, lo que también responde a la pregunta número dos, que planteaba si los coches autónomos son más seguros.
10º) ¿La conducción autónoma hará posible los coches voladores?
Tal vez no por sí misma, pero sí mediante la integración de su tecnología con la que utilizan los drones. Ya existe un dron capaz de transportar a un pasajero de manera autónoma. Sólo falta ponerle ruedas. Parece ciencia ficción, pero la NASA afirma que en una década habrá coches autónomos voladores.