Mirar fijamente a una luz roja durante tres minutos al día puede evitar de forma significativa el deterioro de la vista. Esta es la conclusión de un nuevo estudio dirigido por el University College London (UCL). El descubrimiento, publicado recientemente en la revista Journal of Gerontology, podría servir para el desarrollo de nuevas terapias oculares asequibles y de aplicación en el hogar, ayudando así a millones de personas en todo el mundo que sufren de una disminución natural de su visión.
El envejecimiento global de las sociedades europeas es una realidad al que nos vamos a tener que enfrentar durante este siglo. Así por ejemplo, en el Reino Unido hay actualmente alrededor de 12 millones de personas mayores de 65 años, que aumentaran hasta los 20 millones en 50 años, y que todos tendrán algún grado de disminución visual debido al envejecimiento de la retina.
“A medida que envejeces tu sistema visual declina significativamente, particularmente una vez que superas los 40 años. La sensibilidad retiniana y la visión del color se ven gradualmente socavadas, y con el creciente envejecimiento de la población, se trata de un tema cada vez más importante. Para tratar detener o revertir este declive, buscamos reiniciar las células envejecidas de la retina con ráfagas cortas de luz de onda larga”, explica el profesor Glen Jeffery del Instituto de Oftalmología del UCL y autor principal del estudio.
En los humanos de alrededor de 40 años, las células de la retina del ojo comienzan a envejecer, y el ritmo de este envejecimiento es causado, en parte, cuando las mitocondrias de la célula, cuyo papel es producir energía en forma de trifosfato de adenosina (ATP) y potenciar la función celular, también comienzan a disminuir.
La densidad mitocondrial es mayor en las células fotorreceptoras de la retina, que tienen una alta demanda de energía. Como resultado, la retina envejece de una forma más rápida que otros órganos, con una reducción del 70% de ATP a largo de la vida, causando una disminución significativa de la función fotorreceptora, ya que carecen de la energía necesaria para realizar su función con normalidad.
Los investigadores se basaron en estudios anteriores con ratones, abejorros y moscas de la fruta, todos los cuales encontraron mejoras significativas en la función de los fotorreceptores de la retina cuandos sus ojos fueron expuestos a una luz roja profunda de 670 nm.
“Las mitocondrias tienen características específicas de absorción de luz que influyen en su rendimiento: se absorben longitudes de onda más largas que abarcan de los 650 a los 1.000 nm y mejoran el rendimiento mitocondrial para aumentar la producción de energía”, explica el profesor Jeffery.
La población de los fotorreceptores de la retina está formado por conos, que median en la visión del color, y bastones, que proporcionan visión periférica y adaptan la visión a condiciones de luz baja/débil.
Estudio y resultados
Para el estudio se reclutaron 24 personas (12 hombres y 12 mujeres) de entre 28 y 72 años de edad, que no tenían ninguna enfermedad ocular. Al comienzo del estudio se examinó la sensibilidad de los ojos de todos los participantes. La sensibilidad de los bastonews se midió en ojos adaptados a la oscuridad (con las pupilas dilatadas) pidiendo a los participantes que detectaran señales de luz tenue en la oscuridad, y la función de los conos fue probada por los sujetos identificando letras de colores que tenían un contraste muy bajo y parecían cada vez más borrosas, un proceso denominado contraste de color.
A todos los participantes se les dio una pequeña linterna LED para que la llevaran a casa y se les pidió que miraran su rayo de luz rojo intenso de 670 nm durante tres minutos al día durante dos semanas. Luego se les hizo una nueva prueba de sensibilidad de la bastones y conos.
Los investigadores descubrieron que la luz de 670 nm no tenía ningún impacto en los individuos más jóvenes, pero en los que tenían alrededor de 40 años y más, se obtuvieron mejoras significativas.
La sensibilidad al contraste del color del cono (la capacidad de detectar colores) mejoró hasta un 20% en algunas personas de alrededor de 40 años y más. Las mejoras fueron más significativas en la parte azul del espectro de colores que es más vulnerable en el envejecimiento.
La sensibilidad de bastones (la habilidad de ver con poca luz) también mejoró significativamente en aquellas personas de alrededor de 40 años y más, aunque menos que el contraste de color.
«Nuestro estudio muestra que es posible mejorar significativamente la visión que ha disminuido en los individuos de edad avanzada usando simples exposiciones breves a longitudes de onda de luz que recargan el sistema de energía que ha disminuido en las células de la retina, como si fuera la recarga de una batería. La tecnología es simple y muy segura, utilizando una luz roja profunda de una longitud de onda específica, que es absorbida por las mitocondrias en la retina que suministran energía para la función celular. La fabricación de nuestros dispositivos cuesta alrededor de 13 euros, por lo que la tecnología es muy accesible para el público», concluye Jeffery.