Los tejidos y textiles que emiten luz van a transformar en los próximos años el concepto mismo de tela, llevando innovaciones que marcarán la moda, el merchandising visual e incluso la seguridad personal. Una reciente investigación ha planteado un nuevo enfoque en el desarrollo de tejidos emisores de luz mediante la utilización de medias recubiertas de oro para desarrollar ropa luminosa que sea más cómoda y llevadera. La investigación, publicada en la revista científica Matter, aborda alguna de las limitaciones de los actuales tejidos emisores de luz y pretende desarrollar unos diseños más funcionales de estos revolucionarios tejidos.
“Las personas quieren dispositivos que emitan luz y que estén integrado en tejidos de manera que sean suaves, ligeros, flexibles, lavables y cómodos, cómo la ropa ordinaria que llevamos puesta pero que emita luz y que pueda mostrar información o gráficos”, explica la autora senior de la investigación Tricia Carmichael (@myatomicnumber), profesora de química de superficies y materiales en la Universidad de Windsor en Canadá.
Sin embargo, los actuales diseños de tejidos que incorporan estas disruptivas tecnologías de emisión de luz no cumplen estos requisitos. Los métodos de fabricación actuales funcionan bien para la fabricación de dispositivos electrónicos con base sólida, como el silicio o los plásticos, completamente alejado de las necesidades para el desarrollo de tejidos usables. Como resultado, los enfoques actuales para producir prendas de vestir que emitan luz, con el cosido de diodos rígidos, cables y fibras ópticas da lugar a ropa que carece de elasticidad y confort. Además, son difíciles de lavar. Para solucionar este reto Carmichael y sus colegas adoptaron un enfoque diferente.
“Con este objetivo, la autora principal del artículo, Yunyun Wu, tuvo un momento eureka: ¿por qué no usar telas transparentes como solución para formar un conductor tambíen transparente, que es un elemento crucial para los dispositivos emisores de luz?. Un segundo momento de inspiración fue cuando pensamos en las medias como un material ideal para construir los nuevos electrodos”, relata Carmichael.
Los investigadores realizaron la metalización de las medias por inmersión en níquel y oro químico, una técnica deposición de metales en solución que se utiliza a menudo para hacer placas de circuitos impresos que sólo depositan metal en las superficies de nylon y fibra de spandex, recubriendo así las medias con una película de oro altamente conductiva de sólo unos 100 nm de espesor. Descubrieron que el proceso de revestimiento permitía que el tejido de las medias mantuviera su semitransparencia y elasticidad. Utilizando esta nueva técnica de fabricación, los investigadores crearon a continuación tejidos emisores de luz donde se podía ver un emoji con la cara sonriente, así como una pantalla dinámica compuesta de siete segmentos rectangulares que pueden reacomodarse para mostrar los números del cero al nueve.
Aunque el oro puede, por supuesto, ser caro, Carmichael y sus colegas creen que su estabilidad química y la seguridad para la piel lo convierten en una excelente elección para materiales de vestir. Dado que se necesita una cantidad tan pequeña de oro (una capa 1.000 veces más fina que un cabello humano) para imbuir a los textiles de la conductividad que necesitan para iluminarse, los investigadores no se preocupan por el costo del metal u otros costos asociados con la ampliación de la producción.
«Somos optimistas acerca de la capacidad de ampliar la tecnología», dice Carmichael. «El proceso que usamos para depositar la capa ultrafina de oro en las fibras de tela puede ser escalado aumentando el volumen de la solución de revestimiento, permitiendo el procesamiento de artículos enteros de ropa. También utilizamos los tejidos ultrafinos existentes y por lo tanto no requerimos la fabricación de nuevos tejidos».
Sin embargo, un obstáculo importante sigue siendo la forma de incorporar estos dispositivos de emisión de luz, en general, en la vida cotidiana, sobre todo relacionado con la capacidad de alimentarlos sin voluminosos generadores de energía y sistemas de almacenamiento.
Créditos de imágenes: The Carmichael Lab