Si hace una semana mostrábamos como un grupo de científicos evaluaba la vulnerabilidad del SARS-COV-2 a la luz solar, señalando cómo la radiación UV-B por sí sola no puede explicar la inactivación de la luz solar del SARS-CoV-2, teniendo que haber un mecanismo adicional detrás y apuntando a que la radiación UV-A podría estar jugando un papel más activo de lo que se pensaba, ahora un estudio observacional investiga la relación entre la radiación UV-A ambiental y las muertes por COVID-19.
Los resultados muestran que las personas que viven en áreas con el mayor nivel de exposición a los rayos UV-A, que representan el 95 por ciento de la luz UV del sol, tenían un menor riesgo de morir de COVID-19 en comparación con aquellas con niveles más bajos.
La radiación UV-A como factor de protección adicional contra el COVID
La variación estacional de las condiciones meteorológicas ambientales afecta a la incidencia de muchas enfermedades infecciosas y también puede afectar al COVID-19. Un parámetro fundamental de estas condiciones ambientales es la radiación ultravioleta (UV) procedente del sol.
Los rayos UV se han demostrado que tienen un efecto directo sobre la viabilidad del SARS-CoV-2 en las gotitas transportadas por el aire y fomites, reduciendo las tasas de infección. Esta supresión viricida directa contra el SARS-CoV-2 parece ser un efecto de los rayos UV-B, mientras que las longitudes de onda de los rayos UV-A no parecen tener ningún efecto sobre el virus.
No obstante los rayos UV-A fotoliberan Óxido Nítrico (NO) de la reservas de la piel, de donde se moviliza a la circulación sistémica, provocando vasodilatación y reducción de la presión arterial, lo que ofrece beneficios cardiovasculares y metabólicos de la exposición a los rayos UV. Dado que las enfermedades cardiometabólicas y posiblemente la hipertensión aumentan el riesgo de muerte por COVID-19, se espera que cualquier mejora de estos factores de riesgo impulsada por la radiación UV reduzca la mortalidad.
Ante esto, científicos de la Universidad de Edimburgo se han propuesto investigar si la exposición ambiental a los rayos UV-A está asociada a las muertes por COVID-19, independientemente de otras vías de los rayos UV, y si el hallazgo se reproduce en estudios de Inglaterra e Italia.
Para ello, los investigadores compararon todas las muertes registradas por COVID-19 en los EE. UU de enero a abril de 2020 con los niveles de UV para 2.474 condados de EE. UU durante el mismo período de tiempo.
Sólo se modelizaron las zonas en las que la radiación UV-B era demasiado baja para inducir una síntesis significativa de vitamina D3 en la piel. Se utilizaron estimaciones de UV-A, UV-B, temperatura y humedad relativa obtenidas por satélite. Posteriormente, se realizaron modelos de réplica utilizando datos comparables para Inglaterra e Italia.
Los resultados muestran como una mayor exposición ambiental a los rayos UV-A se asocia a una menor mortalidad específica por COVID-19. Este efecto parece ser independiente de las diferencias en la composición socioeconómica, la temperatura, la humedad y los rayos UV dentro del espectro de acción de la vitamina D.
Óxido de Nitrógeno (NO)
Dado que los rayos UVA no parecen actuar directamente en la supresión viricida del SARS-CoV-2, la reducción del riesgo observada podría ser el resultado de un cambio de comportamiento o de una vía biológica.
Los investigadores señalan como es poco probable que el tiempo que se pasa al aire libre, por tener un mayor número de días cálidos y soleados, se asocie de forma suficientemente lineal con los rayos UV-A para el mismo periodo, después de controlar la temperatura, en un rango tan amplio de latitud y de rayos UV-A como para producir el mismo efecto en el tiempo que se pasa al aire libre.
Por el contrario, cada vez hay más pruebas de que los rayos UV-A liberan Óxido Nítrico (NO) de la piel, y que este NO tiene importantes efectos potenciales en la replicación del virus. El daño endotelial y el exceso de coagulación pueden ser la base de la afectación generalizada de órganos en COVID-19, que se vería mitigada por la producción fotoquímica de del óxido de nitrógeno. Además, los rayos UVA también se correlacionan de forma inversa con la presión arterial de la población y las enfermedades cardiovasculares y se asocian con la reducción de la mortalidad por todas las causas, en gran medida a través de una reducción de las muertes cardiovasculares. Dado que las enfermedades cardiometabólicas y posiblemente la hipertensión aumentan el riesgo de muerte por COVID-19, se espera que cualquier mejora de estos factores de riesgo impulsada por la radiación UV reduzca su mortalidad.
Aunque se requiere más investigación y las interpretaciones causales deben hacerse con cautela en los estudios observacionales, este nuevo estudio sugiere que esta vía biológica del Óxido Nitrógeno es una explicación plausible para los resultados obtenidos de una menor mortalidad específica por COVID-19 a mayor exposición a rayos UV-A. Dado que este efecto parece ser independiente de la vía de la vitamina D, los resultados posibilita el desarrollo de nuevas estrategias para luchar contra el COVID-19.