La iluminación de emergencia es uno de los elementos más desapercibidos e importantes a la vez en la seguridad de cualquier edificio y/o infraestructura. Un elemento, a priori simple, sigue toda una serie de reglas detalladas en las regulaciones vigentes que requieren especial atención a los propietarios, gestores y usuarios de estos entornos durante la instalación y posterior mantenimiento periódico.
Una instalación eficaz de la iluminación de emergencia desempeña un papel fundamental en situaciones de crisis, pero aún hay quien sigue ignorando su importancia y los aspectos básicos de la efectividad de los sistemas. En este sentido, merece la pena tener siempre presente que una decisión errónea en cualquier punto del proceso de diseño puede suponer poner en peligro la vida de las personas en caso de emergencia.
Ahora que la estrategia de vacunación contra el COVID-19 avanza a buen ritmo, y los espacios de pública concurrencia se preparan para albergar la “vuelta a la normalidad”, con miles de personas acudiendo a oficinas, estadios, discotecas, centros comerciales, etc., es más importante que nunca tener en cuenta los factores anteriormente nombrados
Delimitar el perfil de usuario del edificio
En primer lugar, hay que tomar varias decisiones en torno a los posibles ocupantes del edificio. Mientras que algunos tienen un perfil de usuario ampliamente homogéneo – como por ejemplo las residencias de estudiantes –, otros pueden ser más variados – como es el caso de los centros comerciales –. La edad, la salud, el bienestar, el estilo de vida y la familiaridad con el entorno son consideraciones de diseño que desempeñan un papel clave a la hora de dictar la mejor solución de iluminación de emergencia.
Por otro lado, la ubicación y la cantidad de la iluminación son clave. En general, los edificios con un alto porcentaje de ocupantes con deterioro físico y/o cognitivo deben implementar una mayor iluminación para apoyar con evacuaciones más complejas. Por ejemplo, la tercera edad, cuya vista puede no ser tan buena, necesita una iluminación más alta y uniforme, y que se tengan en cuenta potenciales riesgos como las escaleras. Las discotecas estarían en la misma situación, pues el alcohol puede suponer un peligro añadido que se debe tener en cuenta.
En el caso de edificios públicos que la gente no visita con regularidad, como los hospitales, teatros o cines, el pánico o la mentalidad de rebaño pueden instalarse y provocar situaciones de agobio durante una emergencia. La falta de familiaridad con el entorno puede dar lugar a tiempos de evacuación más largos y esto puede requerir una iluminación de emergencia mantenida (siempre encendida) para garantizar que las rutas de escape y las salidas estén claramente iluminadas en todo momento, no sólo cuando estalla una crisis. Esto también es fundamental para ayudar en las evacuaciones seguras que se realizan sin cortes de luz, como las evacuaciones debidas a amenazas terroristas.
¿Cuál es el tipo y el propósito del edificio?
Una influencia clave en el diseño del sistema de iluminación de emergencia es la seguridad con la que los ocupantes de un edificio pueden detener las tareas afectadas por la visibilidad reducida. Existen tres niveles de riesgo que definen la facilidad con la que esto ocurre y cómo influye en el enfoque más adecuado:
- Tareas de bajo riesgo: se realizan normalmente en oficinas, comercios y en el sector servicios, y pueden detenerse con seguridad bajo la reducción de la iluminación a niveles muy bajos (normalmente 0,5Lux de 300-500 dependiendo de la tarea). Suelen requerir iluminación de escape y antipánico.
- Tareas de alto riesgo: las actividades en almacenes, cafeterías y piscinas pueden detenerse de forma segura prácticamente en cualquier momento mediante la interacción con un panel de control. Normalmente se requiere iluminación tanto en el panel de control como en el área de acción para detenerla y proceder a la evacuación con seguridad.
- Entornos de alto riesgo (+): teatros, discotecas, cines o torres de control de aeropuertos en los que las tareas no pueden detenerse inmediatamente o tardan mucho en hacerlo. Necesitan una iluminación completa en toda la zona.
Escala y complejidad del edificio
La escala y la complejidad de un edificio pueden dificultar la evacuación. En los edificios de gran altura, a pesar de no haber tareas intrínsecamente peligrosas, puede ser necesaria una iluminación de mayor duración para proporcionar tiempo suficiente para una evacuación segura. Las escaleras totalmente cerradas en la mayoría de las aplicaciones podrían ser una razón para considerar niveles de iluminación más altos, al igual que la fatiga de las personas que salen del edificio.
En los edificios más antiguos es posible que no haya un número suficiente de vías de evacuación, que estas sean demasiado estrechas (según las nuevas normas de construcción), o que se hayan utilizado materiales de construcción inflamables. Para mitigar estos riesgos se necesitan niveles de iluminación más altos durante más tiempo con los que ayudar a reducir el pánico y garantizar la salida segura de todos los ocupantes. La señalización y las técnicas de evacuación adaptativa son un buen recurso para dirigir a las personas a un lugar seguro, así como para controlar el flujo de personas que utilizan las rutas de escape.
Costes del ciclo de vida
El coste total de la propiedad durante su ciclo de vida puede suponer una gran diferencia para cualquier propietario u operador de un edificio que instale un sistema de iluminación de emergencia. Al igual que cualquier otra inversión comercial, hay que equilibrar el coste inicial de diseño y construcción del sistema (CAPEX) y los costes de funcionamiento (OPEX) durante su vida útil. No obstante, la seguridad debe ser siempre la prioridad de cualquier diseño de este tipo.
Hay que tener en cuenta que los costes pueden variar. Por ejemplo, un sistema de iluminación de emergencia autónomo con pruebas manuales supondría un gasto inicial considerablemente menor, pero costaría más del doble que un sistema de batería central (SBC) o un sistema autónomo con pruebas automáticas a lo largo de diez años. Tanto el SBC como el autónomo con pruebas automáticas supondrían un mayor desembolso de CAPEX, pero ofrecerían cifras de coste total de la propiedad muy similares en ese tiempo.
Mantenimiento y revisión
Aunque las pruebas de un sistema de iluminación de emergencia son extremadamente importantes, no abarcan un programa de mantenimiento suficiente para garantizar que las personas puedan evacuar con seguridad, además de cumplir las normas reglamentarias vigentes. Por tanto, deben establecerse procesos sólidos para que los equipos defectuosos puedan repararse o sustituirse rápidamente, y para que los nuevos productos o componentes que se necesiten ofrezcan el rendimiento requerido y satisfagan todas las normativas.
Algunos propietarios de edificios pueden optar por encargarse ellos mismos de las pruebas, el mantenimiento y las reparaciones o sustituciones. Sin embargo, la mayoría – especialmente cuando se trata de sistemas más grandes – optará por un contrato de servicio anual con su proveedor de confianza. Así se garantiza que ingenieros plenamente formados gestionen todos estos aspectos utilizando componentes de fabricantes de equipos originales que cumplan con las normas más estrictas.
Los managers de instalaciones deben tener en cuenta todos estos factores y confiar en su eficacia para que su sistema de iluminación de emergencia sea adecuado para el edificio que gestionan, pero también para sus ocupantes en todo momento.
Autor: José Antonio Afonso, responsable del segmento Commercial Building en Eaton Iberia
Fuente de imágenes: Eaton