La luz se usa para muchas cosas. Por ejemplo para poder ver en lugares oscuros, para iluminar y resaltar un cuadro o un monumento, y también se emplea en determinados experimentos científicos. El último del que tenemos conocimiento es este, del que se ha hecho eco The Washington Post.
Un equipo de investigadores usó el control del cerebro para convertir alrededor de una docena de ratones comunes en máquinas de matar. Para conseguirlo emplearon la optogenética, una técnica nacida de la óptica y la genómica que permite incidir en ciertas neuronas del cerebro usando la luz.
El equipo unió un dispositivo sensorial a las cabezas de los roedores y encendiendo la luz azul que activaba las neuronas que habían sido diseñadas para responder a la luz, despertaban el instinto de matar en los roedores.
Así, cuando la luz estaba apagada los ratones eran mansos y no se acercaban a los objetos colocados en la jaula a modo de presa. Pero al activar la luz la actitud del roedor cambiaba completamente, volviéndose agresiva, violenta y mortal.
Este comportamiento depredador, señalan los científicos, implica acciones motoras complejas, y estudiarlas puede ayudar a los neurobiólogos a determinar cómo las diferentes partes del cerebro organizan el impulso para cazar, rastrear, saltar, morder y matar.
El estudio surge del interés de Iván de Araujo, profesor asociado de psiquiatría y fisiología de la Universidad de Yale, por entender los mecanismos naturales que subyacen en las costumbres alimenticias de los animales.