Las personas que viven en regiones con altos niveles de luz artificial en la noche podrían enfrentar un mayor riesgo de desarrollar cáncer de tiroides. Este es el resultado de un nuevo estudio observacional recientemente publicado en la revista revisada por pares de la Sociedad Americana del Cáncer.
Estudios epidemiológicos previos habían informado de una asociación entre niveles más altos de luz nocturna medidos por satélite y un riesgo elevado de cáncer de mama. Debido a que algunos cánceres de mama pueden compartir una base común dependiente de hormonas con el cáncer de tiroides, un equipo dirigido por el Dr. Qian Xiao, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en la Escuela de Salud Pública de Houston, busco una asociación entre la luz artificial en la noche y el posterior desarrollo de cáncer de tiroides entre los participantes en el estudio de Dieta y Salud NIH-AARP, el cual reclutó adultos estadounidenses de entre 50 a 71 años en 1995-1996. Los investigadores analizaron los datos de imágenes satelitales para estimar los niveles de luz por la noche en las direcciones donde residían los participantes, y examinaron las bases de datos de registro estatal de cáncer para identificar diagnósticos de cáncer de tiroides hasta 2011.
464.371 participantes fueron seguidos durante un promedio de 12,8 años, diagnosticandose 856 casos de cáncer de tiroides (384 en hombres y 472 en mujeres). En comparación con el quintil con niveles más bajos de iluminación artificial en la noche, el quintil más alto se asoció con un riesgo de un 55% mayor de desarrollar cáncer de tiroides. La asociación fue impulsada principalmente por la forma más común de cáncer de tiroides, llamado de cáncer de tiroides papilar, y fue más fuerte su incidencia en mujeres que en hombres. En las mujeres, la asociación fue más fuerte para el cáncer localizado sin signos de diseminación a otras partes del cuerpo, mientras que en los hombres la asociación fue más fuerte para estadios más avanzados del cáncer. La asociación pareció ser similar para diferentes tamaños de tumor y entre participantes con diferentes características sociodemográficas e índice de masa corporal.
Los investigadores señalan que se necesitan estudios epidemiológicos adicionales para confirmar estos hallazgos. Si se confirmasen, sería fundamental entender los mecanismos subyacentes a la relación entre la luz en la noche y el cáncer de tiroides. Los científicos señalaron que la luz por la noche suprime la melatonina, un modulador de la actividad de los estrógenos que puede tener importantes efectos antitumorales. Además, la luz por la noche puede conducir a la interrupción del reloj interno del cuerpo (o ritmos circadianos), que es un factor de riesgo para varios tipos de cáncer.
“Como estudio observacional, nuestro estudio no está diseñado para establecer causalidad. Por lo tanto, no sabemos si los niveles más altos de luz al aire libre por la noche conducen a un riesgo elevado de cáncer de tiroides; sin embargo, dada la evidencia bien establecida que apoya un papel de exposición a la luz por la noche y la interrupción circadiana, esperamos que nuestro estudio motive a los investigadores a examinar más a fondo la relación entre la luz por la noche y el cáncer, y otras enfermedades. Recientemente, ha habido esfuerzos en algunas ciudades para reducir la contaminación lumínica, y creemos que futuros estudios deberían evaluar si y en qué medida tales esfuerzos afectan la salud humana”, explica el Dr. Xiao.