Los píxeles más pequeños jamás creados, un millón de veces más pequeños que los que podemos encontrar en la pantalla de un smartphone y creados al atrapar partículas de luz bajo pequeños granos de oro, pueden ser usados para el desarrollo de un nuevo tipo de pantalla flexible a gran escala, lo suficientemente grandes como para cubrir edificios enteros.
Estos píxeles de color, desarrollados por un equipo de científicos liderados por la Universidad de Cambridge, son compatibles con la fabricación roll-to-roll de películas de plásticos flexibles, reduciendo de forma drástica sus costes de fabricación. El desarrollo de pantallas flexibles para grandes áreas sigue siendo un proceso extremadamente caro, con precios finales prohibitivos, debido a que son construidas por capas múltiples de alta precisión. Gracias a este nuevo descubrimiento se puede hacer realidad el que una fachada entera de un edificios cambia de color a costes asequibles. Los resultados han sido reportados recientemente en la revista científica Science Advances.
En el centro de los píxeles desarrollados por los científicos de Cambridge hay una pequeña partícula de oro de tamaño microscópico. Este grano se asienta sobre una superficie reflectante, atrapando la luz en el espacio intermedio. Alrededor de cada grano hay un recubrimiento adhesivo delgado que cambia químicamente cuando se cambia eléctricamente, lo que hace que el píxel cambia de color en todo el espectro.
El equipo desarrolló los píxeles mediante el recubrimiento del grano de oro con un polímero activo llamado polianilina para luego pulverizarlas sobre un plasticos flexible recubierto de un espejo, para reducir drásticamentes los costes de producción.
Estos píxeles son los más pequeños que jamás se hayan creado, un millón de veces más pequeños que los típicos píxeles de la pantalla de un smartphone. Pueden verse a la luz del sol, y debido a que no necesitan una potencia constante para mantener su color, tienen un rendimiento energético que hace factible su utilización para cubrir grandes áreas.
“Estas no son las herramientas normales utilizadas en la nanotecnología, pero el desarrollo de este enfoque radical es necesario para hacer factibles tecnologías sostenibles”, explica el profesor Jeremy J Baumberg, del Centro de Nanofotónica del Laboratorio Cavendish de Cambridge, quien dirigió la investigación. Las nanopartículas electrocrómicas están recubiertas sobre un espejo metálico, proporcionando los píxeles plasmónicos activos de área más pequeña hasta la fecha.
Estos píxeles podrían permitir el desarrollo de una gran cantidad de aplicaciones, como pantallas de visualización del tamaño de un edificio, ropa y recubrimientos con camuflaje activo, así como pequeños indicadores para los próximos dispositivos IoT.
El equipo está actualmente trabajando para mejorar la gama de colores y está buscando socios para desarrollar con más profundidad esta prometedora tecnología.
Créditos imágenes: NanoPhotonics Cambridge/Hyeon-Ho Jeong, Jialong Peng