El crecimiento de la población, los cambios de dieta y el aumento de la bioeconomía (uso de las tierras agrícolas para biocombustibles, etc.) están ejerciendo una presión sin precedente sobre los sistemas alimentarios mundiales. Es probable que las crecientes demandas de alimentos asociadas con el crecimiento de las poblaciones y las dietas en transición se vuelvan más difíciles de satisfacer, ya que se espera que las tasas de producción agrícola alcanzan una meseta durante el siglo XXI. Además, se prevé que los impactos del cambio climático afecte a la producción de los cultivos, añadiendo más incertidumbre sobre sus futuros rendimientos.
El cultivo de alimentos urbanos se ha identificado con una solución potencial a estos importantes retos a los que se enfrenta el sistema alimentario global. Aunque actualmente la agricultura urbana desempeña un papel importante en el sistema alimentario global (se estima que entre el 15 y el 20% de los alimentos mundiales se producen en entornos urbanos y periurbanos) se sabe poco sobre su productividad en relación con la agricultura rural convencional.
Un nuevo estudio publicado recientemente en la revista científica Earth’s Future de la AGU profundiza en este aspecto, realizando un metaanálisis de la actual literatura científica para evaluar la productividad agrícola de los diferentes sistemas urbanos y cómo se compara con la agricultura convencional. Los resultados muestran que los cultivos urbanos pueden alcanzar, y a veces superar, los rendimientos de las explotaciones rurales.
“A pesar de su creciente popularidad, todavía hay muchas cosas que no sabemos sobre la agricultura urbana, como por ejemplo si los rendimientos son similares a los de la agricultura convencional, o incluso qué cultivos se producen habitualmente. El tener estimaciones precisas sobre los rendimientos es un primer paso para poder trazar un mapa de las posibles zonas de cultivos de una ciudad y calcular cuantos alimentos se podrían producir en ellas. La falta de datos ha frenado en ocasiones los avances en la implantación de una agricultura urbana eficaz y funcional”, explica Florian Payen, científico medioambiental de la Universidad de Lancaster y autor principal del estudio.
La evaluación identificó 200 estudios elegibles para su inclusión, de los cuales se extrajeron 2.062 observaciones de los valores de rendimiento agrícola urbano. La mayoría de los estudios se publicaron entre 2014 y el primer semestre de 2021 y el conjunto de datos recopiló observaciones de una multitud de ciudades y pueblos ubicados en 53 países de todo el mundo. (ver figura).
Los resultados muestran que los rendimientos urbanos de algunos cultivos, como los de los pepinos, tubérculos y las lechugas, son de dos a cuatro veces superiores a los de la agricultura convencional. Muchos otros cultivos urbanos estudiados se producen a un ritmo similar o superior al de los entornos rurales.
Los resultados de este metaanálisis muestran que la agricultura urbana tiene, en general, un alto potencial para la producción de alimentos y que los espacios urbanos pueden ser tan productivos o incluso más productivos que los entornos rurales, con rendimientos medios de cultivos de la agricultura urbana similares o mayores que los rendimientos agrícolas convencionales. Por ejemplo, cultivos de pepinos, tubérculos y las lechugas, son de dos a cuatro veces superiores a los de la agricultura convencional.
“Encontramos una amplia gama de cultivos que se desarrollan en espacios urbanos, en su mayoría verduras, pero también cereales y frutas. La capacidad de las zonas urbanas para producir alimentos era fuerte, con rendimientos agrícolas urbanos en gran medida a la par o más altos que los rendimientos convencionales”, se señala en el paper.
La mayoría de los estudios sobre agricultura urbana se han centrado en los espacios verdes, como jardines privados y comunitarios, parques y operaciones de cultivo en el campo. Este nuevo trabajo incluye los espacios «grises», es decir, lugares de las ciudades que ya están construidos pero que podrían utilizarse para el cultivo, como los tejados y las fachadas de los edificios. Tanto en los espacios verdes como en los grises, el estudio examina un conjunto de cultivos en tierra frente a los hidropónicos, la agricultura horizontal frente a la vertical y las condiciones naturales frente a las controladas.
“Sorprendentemente, hubo pocas diferencias entre los rendimientos generales en los espacios interiores y en los espacios verdes exteriores, pero sí hubo claras diferencias en la adecuación de los tipos de cultivo a los distintos espacios grises. Ciertos cultivos, como las lechugas, la col rizada y el brócoli, se adaptan mejor a los espacios verticales de interior que otros. No se pueden apilar exactamente manzanos en una cámara de crecimiento de cinco o diez capas de altura, aunque sí encontramos un estudio que logró cultivar trigo apilado de esa manera”, detalla Payen.
Otros cultivos, como las hortalizas acuosas (por ejemplo, los tomates) y las verduras de hoja verde, rinden bien en entornos hidropónicos. Los cultivos en entornos totalmente controlados pueden crecer durante todo el año, lo que permite que las cosechas se realicen más veces al año que en entornos al aire libre, lo que conlleva un mayor rendimiento anual. Pero los científicos tendrán que seguir estudiando estos sistemas para planificar soluciones agrícolas rentables.
Este meta-análisis representa un primer intento de cuantificar los rendimientos de cultivos relevantes a nivel mundial del cultivo de alimentos urbanos. Los resultados sirven para construir una base de evidencia más sólida para la agricultura urbana, proporcionan recursos valiosos para futuras investigaciones más precisas que busquen estimar la productividad agrícola y la autosuficiencia de las ciudades y pueblos de todo el mundo.
Puede acceder al paper en el siguiente enlace:
https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1029/2022EF002748
Imágenes: Freepik-Unsplash