- Abandona la diferencia entre economías de mercado y otras economías e introduce un nuevo concepto de “distorsiones significativas de mercado” para el que propone una metodología excepcional
- UNESID habría preferido, en línea con la opinión abrumadoramente mayoritaria del Parlamento Europeo, que no se hubiera abandonado la práctica de la UE de considerar economía de mercado a un país tercero en base a los cinco criterios establecidos en la regulación europea
La Comisión Europea propone eliminar la distinción entre economías de mercado y planificadas en los instrumentos de defensa nacional. Ayer, la Comisión hizo pública su propuesta de modificar las normas para las medidas antidumping y anti subvención. En un ejercicio de malabarismo, la propuesta abandona la diferencia entre economías de mercado y otras economías, e introduce un nuevo concepto de “distorsiones significativas de mercado” para el que propone una metodología excepcional.
Aunque no se cita en la propuesta, detrás de ella está el problema causado por las importaciones desleales de China, que en el caso de España, alcanzaron un máximo de 1,4 millones de toneladas en el año 2015, aumentando el 57% en referencia al año anterior.
La Comisión ha hecho un esfuerzo por abordar la situación –UNESID considera que es justo reconocerlo- sobre todo porque ha abandonado ciertas ideas preconcebidas sobre que no supondría problema alguno reconocer a China como un país de condiciones económicas normales. La Comisión, en palabras del Presidente Juncker, pretende acercar su práctica de defensa comercial a la vigente en los Estados Unidos, que se ha demostrado mucho más efectiva y eficiente para luchar contra importaciones desleales. Sin embargo, la propuesta de la Comisión Europeo presenta aún muchas dudas al haber decidido abandonar el concepto de “economía no de mercado”, puesto que no está clara la relación entre la nueva propuesta y las normas de la OMC.
Adicionalmente, y a pesar de todas las manifestaciones previas, la nueva propuesta hace recaer la carga de la prueba en la propia Comisión Europea y en la industria, aumentando la carga administrativa, y también el coste, mientras que los países y las empresas que comercien deslealmente no tendrán obligación alguna. Desde luego este no es un tema menor y deberá ser corregido en el proceso de discusión de la propuesta, tanto en el Parlamento como en el Consejo.
UNESID habría preferido, en línea con la opinión abrumadoramente mayoritaria del Parlamento Europeo, que no se hubiera abandonado la práctica de la UE de considerar economía de mercado a un país tercero en base a los cinco criterios establecidos en la regulación europea.