Los avances tecnologícos que se han producido en las últimas décadas han cambiado el mundo de forma tan drástico como los peligros que pueden aparecer con las ciberguerrillas y los ciberataques que pueden poner en jaque todos esos mismos adelantos.
Los submarinos nucleares de la Royal Navy británica son vulnerables a un ciberataque mientras están en la superficie, según un informe del British American Information Council, un Think Tank creado en Londres para lograr un mundo sin armas nucleares.
Aunque es cierto que estas súper máquinas de guerra no están conectadas a Internet ni a ninguna otra red civil, sí se enlazan con ordenadores, dispositivos y software que hay en las bases militares para que puedan ser monitorizadas.Y en esas bases, sí que hay conexión a Internet.
Realidad vs Ciencia Ficción
La literatura y el cine de Ciencia Ficción siempre han fantaseado con máquinas maléficas que, tras tomar conciencia de sí mismas, se darían cuenta de que el hombre es la mayor amenaza para el Planeta y decidirán acabar con la humanidad como cura a su capacidad destructiva. Sin embargo, no hace falta imaginar máquinas maléficas, ya que ya hay personas realmente malvadas capaces de imaginar atrocidades increíbles.
Por tanto, y aplicando, el principio de la navaja de Ockham, que estima que en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable, sería más verosímil que un grupo de ciberterroristas comenzase una ciberguerra a que lo hiciera un Skynet como el de la película Terminator.
“Todos los avances tecnológicos que hemos vivido en las dos primeras décadas del siglo XXI están suponiendo una revolución exponencialmente mayor a todas las anteriores que ha atravesado la humanidad. Y, al igual que todos los avances suman a la hora de mejorar la vida de las personas, también pueden convertirse en riesgos para los individuos en caso de usarse de forma malintencionada. Por tanto, es bastante probable que las guerras del futuro comiencen en el ciberespacio para luego acabar, cómo no, con artillería, infantería e I+D asociado a la destrucción”, razona Hervé Lambert, Global Retail Product Manager en Panda Security.
¿Qué es la ciberguerilla?
Pero antes que en una guerra, hay que pensar en la “ciber guerrilla”. Es decir, todas esas acciones que llevan a cabo grupos organizados o incluso los servicios de inteligencia de algunos países para ir desestructurando, poco a poco, la seguridad de un país. No hay que pensar en bombas ni en atentados.
Para entender qué es la ciberguerrilla solo hay que leer las noticias a diario y ver cómo, cada vez más, se dan más casos de Ataques por Denegación de Servicio (DDoS por sus siglas en inglés), como las que hemos visto el último año y entre las que han destacado WannaCry y sus réplicas, como el reciente PetYa. Es decir, son o podrían ser pruebas de concepto para medir la capacidad de respuesta que tiene la civilización de sobrevivir sin Internet.
Bulos y falsas noticias
Otro gran referente de la ciberguerrilla son los bulos y las falsas noticias. Esto no es nada nuevo, desde que Sun Tzu escribió “El arte de la guerra” allá por el Siglo IV antes de Cristo, la comunicación y desinformación han sido elementos básicos de la lucha entre civilizaciones. Por ello, no es de extrañar que en los últimos años hayan surgido cientos o incluso miles de páginas webs en las que se difunden noticias falsas para obtener unas u otras corrientes de opinión.
Las grandes compañías de Internet como Google o Facebook ya han dado los primeros pasos para acabar con toda esta desinformación que se esparce por la red, pero todavía queda mucho camino por recorrer en este sentido.
Mercenarios
El mayor problema es que muchos de los grupos organizados de cibercriminales, han sido auspiciados por algunos gobiernos del mundo. Al igual que cualquier organización de delincuentes, suelen funcionar como mercenarios. No responden a ideales superiores como el honor o el deber, con lo que en cualquier momento podrían desmarcarse de quienes les pagan, si encuentran un mejor pagador o una herramienta con la que sembrar el caos.
¿Qué pasaría si toda la red de un país se colapsase? ¿Podría otro país aprovechar esa vulnerabilidad de las defensas de otros para llevar un ataque a gran escala sin recibir prácticamente oposición? La respuesta a ambas preguntas no lleva al mismo punto: un desastre total.
Por tanto, la pregunta que debemos hacernos no es si estamos o no preparados para una ciberguerra. La cuestión es hasta qué punto somos conscientes de que vivimos en un estado de ciberguerrilla que, en cualquier momento, podría convertirse la realidad la trama de una novela de ciencia ficción.