El proyecto Interreg EELabs, activo desde finales de 2019, ha marcado un hito significativo en la conservación de la oscuridad natural en los espacios naturales de la Macaronesia. Con la instalación de 12 redes de fotómetros y un total de 222 dispositivos autónomos repartidos por varios archipiélagos, este proyecto se ha erigido como un pionero en el monitoreo ambiental específico de la contaminación lumínica.
Las primeras conclusiones sobre los datos obtenidos de estos dispositivos son claras: la oscuridad natural solo se conserva en reservas naturales muy aisladas como en las islas de Corvo o Graciosa (Azores), Alegranza (Archipiélago Chinijo, Canarias) o protegidas por Ley como el PN del Roque de Los Muchachos (La Palma, Canarias). El resto de los lugares medidos presentan un exceso de contaminación lumínica (LPE del inglés Light Pollution Excess) medio del 40%.
“EELabs ha servido para tener una instantánea cuantitativa de la contaminación lumínica de los principales espacios naturales de la Macaronesia. Aunque es cierto que lugares aislados, como Corvo, Graciosa o Alegranza, o protegidos por Ley, como La Palma, conservan la oscuridad natural, en general, la contaminación lumínica está presente en todos los puntos medidos. Debemos prestar especial atención a la isla de Gran Canaria. De los 25 fotómetros instalados en el municipio de Tejeda la mejor oscuridad se ha medido en la Presa del Parralillo y aún así tiene un exceso de contaminación lumínica del 48%. Si queremos conservar la oscuridad de los cielos canarios es preciso regular, de forma sostenible, el alumbrado de los grandes núcleos de población empezando por las dos capitales”, explica Miquel Serra-Ricart, investigador del IAC y coordinador del proyecto.
Una innovación destacada dentro del proyecto ha sido la adaptación tecnológica de los controladores MiNiO para su funcionamiento en entornos naturales protegidos.La implementación de sistemas de alimentación fotovoltaicos ha garantizado la autonomía energética de estos dispositivos, permitiendo su instalación en lugares remotos sin impactar negativamente en el entorno. Estos controladores son los encargados de facilitar, por un lado, el envío de datos de los fotómetros y, por otro, enviar información sobre las condiciones metereológicas del punto en el que se encuentran.
Inicialmente los controladores MiNiO necesitaron un punto de suministro eléctrico para realizar su funcionalidad, pero tras surgir la necesidad de instalarlos en espacios naturales protegidos, el socio ITER propuso la implementación del sistema de alimentación fotovoltaico o junto al dispositivo que le proporciona autonomía energética durante todo el año. Para ello, se partió de un prototipo funcional que fue puesto a pruebas en el Observatorio del Teide y posteriormente se instaló sobre el teleférico del parque nacional del Teide. Este equipo se utilizó de modelo para la construcción de los siguientes MiNiOs Autónomos que fueron instalados en Madeira (Parque natural Pico do Arieiro) y en Groenlandia (Frente Glaciar Qaleraliq).
Los resultados obtenidos por todos estos dispositivos han dado lugar a un método para calibrar imágenes de satélites. Este sistema está orientado a evaluar de forma más detallada la contaminación lumínica. Las imágenes satelitales no son lo suficientemente sensibles como para tomar medidas precisas en zonas muy oscuras, a diferencia de los fotómetros, que no tienen esta limitación. Por ese motivo, el mapa resultante es extremadamente valioso, ya que combina ambas fuentes y posibilita un análisis muy exacto del brillo de la noche en todo el planeta.
Impacto sobre los ecosistemas nocturnos
La contaminación lumínica afecta a varias especies de aves marinas y la Macaronesia alberga a 10 de ellas. Muchos de los ejemplares más jóvenes de estas especies, atraídos por las luces de las ciudades durante sus primeros vuelos, acaban muriendo. Por ello, en el marco del proyecto Interreg EELabs se han llevado a cabo varias iniciativas de voluntariado que han permitido rescatar cientos de aves; y miles de escolares de Madeira y las Azores han aprendido sobre este problema y actúan como embajadores de la conservación de las aves marinas y los cielos oscuros, como medida de protección de la biodiversidad.
La instalación de fotómetros y el seguimiento de las pardelas cenicientas mediante dispositivos GPS han permitido conocer mejor cómo interactúan estas aves con la iluminación costera, además de aportar datos muy importantes sobre la ecología de esta especie. Todas estas iniciativas se desarrollarán y continuarán en el proyecto LIFE Natura@night.
Asimismo, con el fin de proteger los ecosistemas nocturnos y el cielo estrellado de la luz artificial nocturna, los municipios de Güímar, Santiago del Teide y Mogán se han comprometido a ampliar sus normativas para proteger la noche a través de convenios de colaboración en el marco del proyecto Interreg EELabs. Estos son los primeros ayuntamientos de la Macaronesia que se han propuesto velar por la protección de la oscuridad natural de la noche a través de ordenanzas municipales, pero nuevas iniciativas que ya están en marcha, como el proyecto LIFE Natura@night, colaboran con muchos otros consistorios dispuestos a conservar los ecosistemas nocturnos bajo el lema “Por una noche con más vida”.
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