La luz artificial en la noche impacta de forma negativa a miles de especies: escarabajos, polillas, avispas y otros insectos se ven afectados ya que estos usan los niveles de luz como señales de cortejo, alimentación y orientación.
Un nuevo estudio publicado en la revista científica Biological Conservation, dirigido por Brett Seymoure, becario post-doctoral de la Living Earth Collaborative en la Universidad de Washington en St. Louis, ha revisado 229 estudios para documentar las innumerables formas en que la luz altera el entorno vital de los insectos de manera éstos son incapaces de llevar a cabo funciones biológicas cruciales.
Los insectos y las arañas han experimentado una drástica disminución durante las últimas décadas y la situación sigue empeorando. Las preocupaciones sobre lo que significa esta pérdida para la seguridad alimentaria y las comunidades ecológicas han obligado a un creciente número de investigadores a buscar los causantes claves que están detrás de esta descenso. La pérdida del hábitat, el uso de pesticidas, las especies invasoras y el cambio climático probablemente hayan jugado un papel importante, pero existen también otra causa, la iluminación artificial en la noche, que a menudo es ignorado y que también es un factor fundamental en lo que ya muchos investigadores denominan como el apocalipsis de los insectos.
“La mayoría de nuestros cultivos, incluso los destinados para alimentar los animales que luego nos comementos, necesitan ser polinizados, y la mayoría de polinizadores son los insectos”, explica Seymoure. “Por tanto que los insectos continuen disminuyendo debería ser una gran alerta roja. Como sociedad de más de 7 mil millones de personas, puede estar en peligro nuestro suministro de alimentos”.
A diferencia de los otros de los causantes de la disminución de los insectos, la luz artificial en la noche es sencilla de revertir. Para solucionar este problema, Seymoure, recomienda las siguientes cuatro pasos a dar:
1. Apagar las luces que no son necesarias
La evidencia en este caso es clara. “La contaminación lumínica es relativamente fácil de resolver, ya que una vez que apagas la luz, el problema está resuelto. No tienes que establecer un plan de recuperación y limpieza como haces en la mayoría de contaminantes”, añade Seymoure.
“Obviamente, no vamos a apagar todas las luces por la noche. Sin embargo, podemos y debemos tener mejores prácticas de iluminación. En este momento, los diseños de iluminación no tienen muy en cuenta el tener en cuenta un impacto mínimo en el ecosistema y la salud humana”, continua Seymoure.
Cuatros características de la luz eléctrica son las más importantes para los insectos : intensidad (o brillo general); composición espectral; polarización y ficker. “Dependiendo de la especie de insecto, su o, su comportamiento o el momento de su actividad, estas cuatros características de la luz pueden ser muy importantes. Por ejemplo, la intensidad puede ser dañina en relación a la atracción de los insectos hacia la luz. Muchos insectos dependen de la polarización para encontrar cuerpos de agua, ya que esta polariza la luz. Así que la luz polarizada puede indicar agua, y muchos insectos chocan contra los capós de los automóviles, láminas de plástico, etc, ya que creen que están aterrizando en agua. Debido a que, en muchos casos, es imposible reducir un componente que es más dañino, la mejor solución es a menudo apagar las luces cuando estas no se sean necesarias”.
2. Hacer que las luces se activen por movimiento
Relacionado con la anterior recomendación: si una luz solo es necesaria de forma ocasional, lo idóneo es colocar un sensor en lugar de mantenerla siempre encendida.
3. Utilizar las luminarias que cubran las bombillas, y que dirijan la luz allí donde se necesita.
“Un gran contribuyente a la atracción de los animales por parte de las fuentes de luz es ver la bombilla real, ya que esta podría confundirse con la luna o el sol. Podemos usar filtros que cubran la bombilla de forma completa y diriga la luz hacia donde realmente se necesita y en ningún otro lugar”.
4. Usar diferentes colores de luz
“La regla general es que la luz azul y blanca es la más atractiva para los insectos. Sin embargo, hay cientos de especies que se sienten atraídas por los tonos amarillos, naranjas y rojos”.
Seymoure ha investigado en el pasado cómo los diferentes colores de las fuentes de luz, incluido el color azul-blanco de los LED, y el color ámbar de las lámparas de sodio de alta presión, afectan las tasas de depredación de las polillas en los entornos urbanos.
«En este momento, sugiero que la gente se quede con luces ámbar cerca de sus casas, ya que sabemos que las luces azules pueden tener mayores consecuencias para la salud de los humanos y los ecosistemas. Todavía tenemos que aprender más sobre los efectos de las fuentes de luz ámbar», concluye Seymoure.