Es conocido que el contacto con espacios verdes tiene efectos beneficiosos para la salud. Ahora un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), sugiere que también podría desempeñar un papel positivo contra el declive cognitivo en personas mayores. En concreto, la investigación publicada en Environmental Health Perspectives, muestra que la pérdida en las funciones cognitivas esperada como parte del proceso de envejecimiento es ligeramente más lenta en personas que viven en vecindarios más verdes.
El envejecimiento de la población es un hecho que cada vez ser hará más evidente. La proporción de personas mayores de 60 años en el mundo se espera que casi se duplique del 12% al 22% entre el 2015 y el 2050. Asociado a esto se espera que el número de casos de demencia se duplicará en todo el mundo, llegando a los 115,4 millones de casos en 2050. Está demostrado que el riesgo de demencia y deterioro cognitivo puede verse afectado por la exposición a factores estresantes relacionados con el entorno urbano. Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que actualmente más de la mitad de la población mundial viven en ciudades, y se prevé que para el 2050, casi dos tercios de la población mundial vivirá en zonas urbanas.
Diferentes estudios han demostrado cómo los espacios verdes en las ciudades tienen impactos positivos sobre la salud. Los vecindarios más ecológicos fomentan la cohesión y el apoyo social, reducen el estrés, y fomentan unos mayores niveles de actividad física en adultos mayores. El actual estudio se centra en los impactos beneficiosos de estos espacios verdes, a largo plazo, sobre el deterioro cognitivo.
El equipo de investigación realizó un seguimiento de una década a 6.500 personas de entre 45 y 68 años y pertenecientes a la cohorte Whitehall II, del Reino Unido. En tres momentos diferentes a lo largo del estudio, las y los participantes completaron una batería de tests cognitivos que evaluaron su razonamiento verbal y matemático, su fluidez verbal y memoria a corto plazo, así como el declive en todas estas funciones a lo largo de los años. El espacio verde en el vecindario de cada participante se estimó utilizando imágenes vía satélite.
“Existen evidencias de que el riesgo de demencia y deterioro cognitivo puede ser influido por la exposición a amenazas ambientales relacionadas con el entorno urbano (como la contaminación del aire y el ruido) y por el estilo de vida (con factores como el estrés o el comportamiento sedentario). Por el contrario, también se ha sugerido que vivir cerca de espacios verdes incrementa la actividad física y la vida social, reduce el estrés y mitiga la exposición a la contaminación atmosférica y al ruido. Evidencia reciente ha mostrado beneficios cognitivos de la exposición a los espacios verdes en niños y niñas, pero los estudios sobre las posibles relaciones entre exposición a espacios verdes y el declive cognitivo en personas mayores todavía son escasos”, afirma Carmen de Keijzer, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.
“Nuestros datos muestran que la disminución en los resultados de los tests cognitivos a lo largo de los 10 años de seguimiento fue un 4,6% menor en los y las participantes que vivían en vecindarios más verdes. Es interesante señalar que las asociaciones observadas fueron más fuertes entre las mujeres, lo que hace pensar que estas relaciones podrían estar influenciadas por el género”, añade Carmen de Keijzer.
“Aunque las diferencias en el declive cognitivo observadas en nuestro estudio son modestas a nivel individual, cuando se consideran a nivel poblacional son mucho más significativas”, sostiene Payam Dadvand, investigador de ISGlobal y último autor del estudio. “En caso de ser confirmados por estudios futuros, estos resultados pueden constituir una base científica para implementar intervenciones específicas para desacelerar el deterioro cognitivo en personas mayores residentes en áreas urbanas y, de este modo, mejorar su calidad de vida”, añade.