La agricultura vertical es un tipo de agricultura de interior en la que los cultivos se realizan en sistemas apilados donde el agua, iluminación y fuentes de nutrientes son cuidadosamente controladas. Los beneficios ecológicos y económicos de la agricultura vertical está haciendo que en la actualidad esté recibiendo una gran atención, conformándose en un sector en rápido crecimiento con la aplicación de nuevas tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, o el empleo de nuevos desarrollos en el ámbito de la iluminación y otros campos involucrados en este tipo de cultivos.
Mientras que los estudios realizados hasta ahora muestran cómo los consumidores parecen tener una actitud predominante positiva hacia la agricultura vertical, si parece que hay de forma más menos extendida un escepticismo de los consumidores sobre el sabor de las verduras cultivadas verticalmente.
Investigadores de la Universidad de Copenhague en colaboración con Plant Food & Research de Nueva Zelanda han querido arrojar luz sobre esta controversia, demostrando que los productos cultivados verticalmente pueden competir en sabor con los productos orgánicos tradicionales.
Desmontando prejuicios
El estudio, el primero de su tipo, involucró a 190 participantes daneses que realizaron catas a ciegas de diversas verduras, incluyendo rúcula, espinaca baby, guisantes, albahaca y perejil. Estas fueron cultivadas tanto orgánicamente como mediante agricultura vertical.
Los resultados fueron reveladores: los productos cultivados verticalmente fueron calificados casi tan altamente como sus contrapartes orgánicas, desafiando el prejuicio de que estos alimentos son insípidos o artificiales.
En general, las verduras orgánicas superaron por poco a las cultivadas verticalmente, pero las diferencias en las calificaciones fueron mínimas. Por ejemplo, en el caso de la rúcula, ambas versiones recibieron una puntuación de 6.6 sobre 9. Incluso las variedades de espinaca baby y albahaca fueron calificadas tan cercanamente que no hubo una diferencia significativa entre ellas. La única excepción fue el perejil orgánico, que fue el claro ganador entre los participantes.
Una apuesta de futuro
El cultivo vertical representa una metodología alternativa de cultivo donde la producción se realiza en interiores, en capas apiladas y bajo condiciones controladas. Esta técnica ofrece múltiples ventajas, incluyendo la seguridad alimentaria, la reducción del uso de agua y tierra, y la eliminación potencial de pesticidas. Además, la producción es independiente de las estaciones y el clima, permitiendo un rendimiento alto y constante.
Michael Bom Frøst, uno de los investigadores del estudio, destacó la importancia de “superar la neofobia, una tendencia psicológica a evitar lo nuevo, a través de la educación y la información al consumidor. Este estudio demuestra que, una vez que los consumidores prueban los productos cultivados verticalmente, sus prejuicios iniciales se desvanecen”.
Asimismo, Sara Jaeger, autora principal del estudio, señala que los resultados abren el camino para una mayor adopción de la agricultura vertical. “Esta técnica no solo promete seguridad alimentaria, sino que también contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, particularmente en lo que respecta a la acción climática y la protección de la biodiversidad. Además, la capacidad de producir alimentos localmente y con mayor frecuencia podría permitir una mayor reforestación de tierras agrícolas”.
En conclusión, el estudio es todo un hito en la percepción y la aceptación de la agricultura vertical. Al proporcionar evidencia concreta de que los productos cultivados verticalmente pueden igualar e incluso superar a los orgánicos en términos de sabor, desafía los prejuicios existentes y resalta el potencial de esta tecnología para contribuir a un futuro alimentario más sostenible y seguro.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0950329323002148?via%3Dihub
Imágenes: Freepik