En un reciente estudio realizado por la Universidad de Otago y publicado en JAMA Pediatrics, se ha puesto en cuestión la efectividad de las actuales recomendaciones sobre el uso de pantallas antes de dormir en adolescentes.
El Dr. Bradley Brosnan, investigador principal del Edgar Diabetes and Obesity Research Centre, señala que las directrices actuales de sueño, que aconsejan evitar el uso de pantallas una o dos horas antes de ir a la cama, pueden no ser tan efectivas como se pensaba, ya que lo que representa un problema considerable es el uso de las mismas en la cama.
Metodología del Estudio
El estudio involucró a 85 adolescentes de entre 11 y 14 años, quienes llevaban una cámara corporal en el pecho desde tres horas antes de acostarse hasta el momento de meterse en la cama, a lo largo de una semana.
Esta cámara registraba cuándo, cómo y qué tipo de contenido visualizaban en sus dispositivos. Adicionalmente, una cámara infrarroja en sus dormitorios capturaba el uso de pantallas mientras ya estaban en cama, y un actígrafo, dispositivo similar a un reloj, medía su sueño.
Hallazgos Clave
Contrariamente a las pautas existentes, los resultados mostraron que el uso de pantallas en las dos horas previas a acostarse tenía un impacto mínimo en la calidad del sueño de los jóvenes. Sin embargo, el uso de pantallas una vez en la cama sí presentaba problemas significativos:
- El tiempo para conciliar el sueño se alargaba aproximadamente media hora.
- Se reducía la cantidad total de sueño obtenido durante la noche.
El estudio también destacó que las actividades más interactivas en pantallas, como los videojuegos o el uso simultáneo de múltiples dispositivos (por ejemplo, ver una película en Netflix mientras se juega en una consola Xbox), eran particularmente perjudiciales. Cada 10 minutos adicionales de este tipo de actividades en cama reducían casi en la misma medida el tiempo total de sueño.
Implicaciones
Estos descubrimientos sugieren que el impacto del tiempo de pantalla sobre el sueño se debe más a un desplazamiento del tiempo de sueño que a los efectos directos de la luz azul o la interacción con los dispositivos. No se encontraron asociaciones significativas con la latencia del sueño o la vigilia durante el periodo de sueño.
Recomendaciones
El Dr. Brosnan propone una revisión de las directrices sobre el sueño, argumentando que las recomendaciones actuales no son prácticas ni adecuadas para la forma en que los adolescentes interactúan hoy día con la tecnología. Una guía más realista sería permitir el uso de dispositivos antes de ir a la cama, pero mantenerlos fuera del dormitorio, limitando el uso una vez que el joven se encuentra en cama.
Conclusión
La necesidad de adaptar las recomendaciones de salud pública a la realidad tecnológica y comportamental de los jóvenes es evidente. Este estudio destaca la importancia de enfocar las políticas y consejos de salud no solo en las restricciones de tiempo, sino también en la calidad y el tipo de interacción con las tecnologías antes de dormir. A medida que avanzamos hacia una sociedad cada vez más digitalizada, es crucial que nuestras directrices de salud evolucionen para reflejar las prácticas y comportamientos reales de las poblaciones a las que pretenden servir.
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