La White Collar Factory se ha convertido en uno de los espacios de oficinas más creativos y flexibles de Londres. A pesar de que inicialmente estaba concebido para ser un restaurante, los arquitectos del edificio, Allford Hall Monaghan Morris (AHMM), vieron la oportunidad de convertir este sótano en un pionero espacio de trabajo.
Con 983 metros cuadrados y solo la presencia de cuartos pequeños tragaluces como fuente de luz natural, el espacio se ha transformado inteligentemente en un centro creativo y flexible para los 110 empleados de AHM, y todo gracias a un esquema de iluminación basado en Human Centric Lighting de ERCO.
Aprendiendo de Johnson Wax
El diseño está muy en consonancia con el espíritu experimental con el que se concibió el edificio. Inspirados por los espacios de trabajo amplios y adaptables de la emblemática sede de Johnson Wax, diseñada por el arquitecto Frank Lloyd Wright, AHMM y Derwent London, una empresa inversora especializada en desarrollo inmobiliario, se embarcaron en un proyecto de investigación que duró cinco años, para demostrar que las oficinas de nueva construcción pueden ser tan estimulantes como los edificios industriales reconvertidos.
La White Collar Factory es el resultado de esa investigación. Con sus grandes y flexibles losas de suelo y sus techos altos, por no mencionar un vestíbulo de la entrada, que es además un espacio de cotrabajo y una pista de atletismo en la azotea de 150 metros, este edificio establece un nuevo estándar en el sector.
Evidentemente, fue más difícil convertir el sótano en una oficina funcional que los pisos superiores, que cuentan con ventanas que se pueden abrir completamente. Pero también tenía características que los otros espacios no tenían, como una altura de ocho metros de suelo a techo, que transmitía la sensación de una gran sala. Esto bastó para convencer a Simon Allford, cofundador y director de diseño de AHMM, de que este espacio podría convertirse en un estudio adicional para el creciente equipo de profesionales. “Básicamente tenía todo lo que buscaríamos en un proyecto, excepto ventanas”, nos cuenta. “Partimos de la idea de que ningún espacio es imposible, todo espacio puede volverse mágico. Se convierte en un ejercicio de diseño hacer que funcione”.
Favorecer el ritmo circadiano
Debido a la escasez de luz natural, el sistema basado en Human Centric Lighting de ERCO desempeña un papel importante a la hora de introducir los cambios naturales en el espacio de trabajo a lo largo del día. Mientras que otros sistemas de iluminación pueden generar una manta de luz fija, en este caso no es así.
Las luminarias pendulares Atrium de doble foco ayudan a favorecer el ritmo circadiano, gracias a la capacidad de regulación, tunable white y el control del deslumbramiento. Estas luminarias pendulares con forma de lata integran los techos altos en el esquema de iluminación, proyectando la luz tanto hacia arriba como hacia abajo, a fin de crear el ambiente adecuado para cada momento.
Los downlights para raíles electrificados Jilly las complementan en los espacios de una sola planta, donde se aplican distribuciones de haz amplias y ovaladas para los entornos de trabajo. Esto permite grandes interdistancias entre las luminarias. Los downlights para raíles electrificados garantizan que la luz se proyecte solo donde se la necesite, a fin de aumentar el confort visual.
Las luminarias para raíles electrificados Pantrac también se caracterizan por la iluminación de las paredes, que dotan al espacio de una sensación de mayor apertura y amplitud, lo cual aumenta la luminosidad que se percibe en los espacios, debido a que las superficies verticales iluminadas estimulan más la percepción de los seres humanos que la luz en el plano horizontal.
“Miras la puesta en escena, prestas atención a la naturaleza cambiante del cuerpo”, nos dice Allford. El objetivo, nos explica, es demostrar que es posible crear condiciones de iluminación dinámicas, aunque se trate de un espacio sin ventanas, ofreciendo una alternativa a los ajustes de lux estandarizados, prescritos por la industria. De este modo, la iluminación se convierte en un proyecto de investigación por sí misma. “Te fijas más en el impacto de la luz que en los accesorios”, afirma. “Es esa idea de que no estás mirando los agujeros del techo, estás mirando las fuentes de luz que se proyectan en las superficies”.
Un ambiente de trabajo flexible
La naturaleza cambiante del lugar de trabajo moderno, especialmente a la luz de la Covid-19, significaba que la flexibilidad debía ser inherente al espacio interior desde el principio. AHMM lo logró con Jack, un sistema modular que consiste en casetes de madera contrachapada parecidas a una caja. El sistema Jack permite planificar salas de reuniones que se pueden desmontar y reorganizar en cuestión de horas. Esto significa que la oficina se puede adaptar a medida que el equipo crezca o disminuya.
El sistema ERCO satisface esta necesidad de flexibilidad. Por un lado, con el sistema de control Casambi Bluetooth, que permite programar fácilmente las luminarias compatibles con bluetooth a través de un iPhone o iPad, para adaptarse a nuevos diseños. Además, los downlights para raíles electrificados se pueden reubicar fácilmente, cambiándolos de lugar en el raíl.
Cada escritorio dispone también de su propia luminaria para puestos de trabajo Lucy, lo que da a los empleados más control sobre su entorno inmediato. “Es una idea teatral de la flexibilidad”, nos dice Allford. “Se trata de la personalidad y del carácter. Puedes mover una pared, puedes mover una luminaria, puedes cambiar tu fuente de luz, de modo que las personas pueden modificar su entorno según su estado de ánimo”.
Nuevas formas de trabajar
Mientras Londres comienza a recuperarse de la pandemia, el personal de AHMM se está adaptando a las rutinas que combinan el regreso a la oficina con seguir trabajando un poco desde casa. Entretanto, Allford se está preparando para un período de cambios, en el que compaginará el ejercicio de la arquitectura con un mandato de dos años como presidente del Royal Institute of British Architects (RIBA). El arquitecto cree que los nuevos modelos de trabajo, que son más flexibles, solo servirán para fortalecer la cultura de la creatividad en edificios de oficinas como el de la White Collar Factory.
“Hace años, en una famosa tienda de muebles, vi ese letrero que decía que el trabajo no es un lugar al que vas, es algo que haces”, nos cuenta. “Se podría decir que la pandemia reafirmó esta idea, pero yo básicamente no estoy de acuerdo. Creo que el trabajo es un lugar al que vas para hacer cosas. La idea de salir de casa, entrar en un entorno diferente y reunirse con gente es la cultura de la creatividad. Es absolutamente vital”.
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