Toshiba llega al final de una intensa guerra de ofertas para la venta de su unidad de chips, que durante ocho meses ha sacudido a las empresas japonesas, al poner en peligro el futuro de uno de sus mayores conglomerados y poniendo de relieve el debilitamiento de los lazos entre el gobierno y las grandes compañías que durante mucho tiempo apuntalaron un modelo de compañía japonesa.
Según los términos del acuerdo, Bain Capital creará una empresa vehículo de adquisición especial llamada Pangea para adquirir Toshiba Memory Corporation.
Pangea financiará la adquisición mediante una aportación de: ¥ 350.500 m de reinversión de Toshiba, ¥ 212 b de Bain Capital, ¥ 27 b de fabricante de lentes Hoya, ¥ 395b de la compañía coreana de chips SK Hynix y ¥ 415.5b de inversores estadounidenses incluyendo Apple, Kingston Technology, Seagate Technology y Dell Technologies Capital.
Las empresas con sede en Japón tendrán más del 50 por ciento de las acciones ordinarias en Pangea, mientras que los inversores estadounidenses no adquirirán acciones o derechos de voto. SK Hynix tendrá acceso a información exclusiva de Toshiba y no podrá poseer más del 15% de los derechos de voto en Pangea o Toshiba Memory Corporation por un período de 10 años.
Toshiba espera que el cierre del acuerdo se lleve a cabo antes del 30 de marzo de 2018, pero está sujeta a la obtención del visto bueno antimonopolio y ciertas aprobaciones con respecto a la seguridad nacional.
Además, una disputa legal que se encuentra bajo arbitraje con SanDisk, socio de la empresa conjunta, que ahora es propiedad de Western Digital, podría complicar las cosas.
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