Nuevas terapias de fotobiomodulación transcraneal (PBM-T), donde la luz infrarroja se administra al cerebro mediante un casco especial que lleva el paciente, podrían tener importantes beneficios para las personas con demencia.
Así lo demuestran varias investigaciones recientes donde se utiliza una longitud de onda particular de la luz infrarroja para su uso en terapias de demencia. En concreto, un nuevo estudio dirigido por el Dr. Paul Chazot, de la Universidad de Durham en el Reino Unido, y el Dr. Gordon Dougal de Maculume Ltd, han encontrado mejoras en la memoria, la función motora y las habilidades de procesamiento en las personas que se sometieron a la terapia.
“Hemos logrado demostrar que se producen mejoras reales en la memoria y otros procesos neurológicos en personas sanas cuando sus cerebros están expuestos a una longitud de onda específica de luz infrarroja durante periodos de tiempo constantes y cortos”, explica el codirector de investigación, el Dr. Paul Chazot, del Departamento de Biociencias de la Universidad de Durham.
La investigación, cuyos resultados fueron publicados recientemente en “Photobiomodulation, Photomedicine and Laser Surgery”, empleó a 14 personas sanas, mayores de 45 años, para recibir seis minutos de PMB-T dos veces al día a una longitud de onda de 1.068 nanómetros durante un periodo de tiempo de cuatro semanas. Asimismo, se utilizó un grupo de control formado por 13 miembros usando un casco ficticio.
Los científicos realizaron una serie de pruebas verbales, de memoria y de habilidades motoras a los participantes de ambos grupos antes y después del periodo de tratamiento para determinar qué mejoras se habían producido.
Los resultados muestran una mejora significativa de la función motora, el rendimiento de la memoria (procesamiento matemático), la memoria retrasada y la velocidad de procesamiento cerebral, en las personas que recibieron la terapia de fotobiomodulación transcraneal en comparación con el grupo placebo.
“Si bien este es un estudio piloto y se necesita más investigación, hay indicios prometedores de que estas terapias con luz infrarroja podrían ser muy beneficiosas para las personas con demencia. Nuevos estudios clínicos están reflejando resultados muy prometedores”, explica Chazot. Y añade: “Sabemos que la luz infrarroja de longitudes de onda particulares puede ayudar a aliviar el daño de las células nerviosas, la carga amiloide y la reducción del flujo sanguíneo en el cerebro, que son comunes en las personas con demencia, por lo que podría usarse como una forma multimodal de terapia que cambia las reglas del juego”.
Funcionamiento de las terapias PBM-T
El casco PBM-T utilizado en estas terapias ha sido ideado por el Dr Dougal, que también es médico en ejercicio en el condado de Durham.
Funciona mediante el suministro de luz infrarroja, procedente de 14 conjuntos de luces LED refrigeradas por ventilador, a las profundidades del cerebro, con una longitud de onda de entre los 1.060 y 1.080 nm, que proporciona 1.368 J de energía al cráneo durante cada ciclo de tratamiento de seis minutos.
Esto permite estimular las mitocondrias, las cuales generan la mayor parte de la energía química necesaria para alimentar las reacciones bioquímicas de las células. Esto, a su vez, conduce a un aumento del nivel de un compuesto orgánico llamado trifosfato de adenosina (ATP), muy reducido en los pacientes con demencia, el cual proporciona la energía para impulsar los procesos en las células vivas y ayudar a la reparación de las células nerviosas.
Asimismo, los investigadores también señalan cómo se aumentan los niveles de óxido nítrico y, por lo tanto, el flujo sanguíneo en el cerebro al mejorar la flexibilidad de la membrana que recubre el interior de los vasos sanguíneos. Esto haría que los vasos sanguíneos se abran para que más oxígeno pueda llegar a la materia blanca en las profundidades del cerebro.
Los pacientes pueden usar fácilmente el casco, lo que significa que la terapia se puede administrar fácilmente en casa. Además, los investigadores creen que también podría ser beneficioso para otros trastornos, como el Parkinson, o lesiones cerebrales traumáticas.
Créditos de imágenes: Durham University/North News & Pictures