La fotobiomodulación (FBM), una técnica no invasiva que utiliza luz de baja potencia para estimular áreas específicas del cuerpo afectadas por disfunciones, ha mostrado prometedores avances en el tratamiento de trastornos neurológicos. Un reciente estudio, publicado en la revista Journal of Affective Disorders, destaca la eficacia de esta técnica al aplicarla al eje cerebro-intestino, demostrando su capacidad para revertir alteraciones cognitivas y mitigar secuelas asociadas al estrés crónico.
Fotobiomodulación y neurociencia
La fotobiomodulación se basa en la aplicación de luz emitida por láseres o LEDs de baja intensidad para activar procesos biológicos a nivel celular sin causar daño térmico. Tradicionalmente utilizada en la medicina regenerativa y para tratar lesiones musculares, su uso se está expandiendo a la neuromedicina gracias a su capacidad para afectar positivamente la actividad neuronal y sistémica.
El estudio dirigido por el profesor Albert Giralt de la Universidad de Barcelona, en colaboración con instituciones como el Instituto de Neurociencias (UBneuro), el Centro para la Producción y Validación de Terapias Avanzadas (CREATIO), la Universidad de Montpellier y la empresa francesa REGEnLIFE, marca un avance significativo. Este trabajo ha explorado la fotobiomodulación aplicada simultáneamente al cerebro y al intestino, evidenciando mejoras en las alteraciones cognitivas causadas por el estrés crónico y abriendo una nueva vía para el tratamiento de enfermedades neurológicas.
Actuación sobre el eje cerebro-intestino
Una de las contribuciones más novedosas del estudio es el enfoque en el eje cerebro-intestino, un área de gran interés debido a su influencia en la patología de diversos trastornos neurológicos y psiquiátricos. El eje cerebro-intestino implica una comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central y el sistema digestivo, influyendo en el bienestar emocional y físico.
“La nueva aproximación terapéutica se centra en este escenarioa hora redescubierto, que es el de la intervención y manipulación del eje intestino-cerebro para abordar trastornos neurológicos y psiquiátricos. La fotobiomodulación es una tecnología no invasiva, muy bien tolerada por los pacientes y carece de los efectos secundarios de los tratamientos farmacológicos. Además, este avance también podría ser útil en el tratamiento de patologías sin cobertura médica clara o incompleta, como es el caso el subtipo de depresión resistente a tratamientos”; explica el profesor Albert Giralt, miembro también del IDIBAPS y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED).
Los dispositivos utilizados para aplicar la fotobiomodulación ha sido desarrollado por la empresa a REGEnLIFE. Los mismos han sido diseñados con base en investigaciones previas enfocadas en pacientes con Alzheimer. Estos dispositivos combinan diversas fuentes de luz como láser y LED, y están equipados con un anillo magnético que ayuda a estabilizar la emisión de luz pulsada —en lugar de continua— para prevenir el sobrecalentamiento de los tejidos. Además, están especialmente adaptados para su uso clínico en pacientes.
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¿Cómo actúa la fotobiomodulación en el eje cerebro-intestino?
Hasta la fecha, los estudios sobre la fotobiomodulación se limitaban principalmente a descripciones de los cambios observados tras su aplicación. Sin embargo, las investigaciones más recientes han avanzado hacia una comprensión más profunda de los mecanismos moleculares implicados.
Este nuevo estudio destaca cómo la fotobiomodulación puede revertir los efectos cognitivos del estrés crónico mediante la activación de la vía SIRT1. Dicha vía está asociada con procesos como la senescencia, la muerte celular, la modulación de las neuronas piramidales en el hipocampo y la normalización de la microbiota intestinal.
“Por otros estudios se sabía que la vía de la sirtuína SIRT1 está alterada en modelos preclínicos de estrés y de depresión. Sin embargo, todavía era una incógnita descubrir cuáles son los mecanismos por los que la fotobiomodulación ejerce efectos beneficiosos. En nuestro estudio constatamos que la vía de SIRT1 es la ruta fisiológica más alterada en determinadas regiones del cerebro en condiciones de estrés crónico, y la fotobiomodulación tiene la capacidad de restablecerla”, afirma la investigadora Anna Sancho-Balcells (UB-UBneuro-CIBERNED), primera autora del estudio.
En el sistema digestivo, la fotobiomodulación activaría cambios en la microbiota intestinal, efectos que son más visibles cuando se trata de una doble estimulación cerebro-intestino en comparación con el tratamiento del intestino solo. Tal y como explica el profesor Xavier Xifró, del grupo de investigación TargetsLab de la Facultad de Medicina de la Universidad de Girona, “los mecanismos celulares asociados parecen estar ligados a la mejora de los procesos neuroinflamatorios. Así, los cambios observados en la microbiota se asocian fuertemente con algunos cambios en la neuroinflamación (por ejemplo, la microgliosis y la astrogliosis, que cursan a través de la inflamación de células específicas del sistema nervioso)”.
Terapia combinada en pacientes con depresión
La fotobiomodulación se perfilaría, por tanto, como un potencial tratamiento coadyuvante para administrar de forma coordinada con la terapia farmacológica en casos de trastornos por depresión graves. En futuras líneas de investigación, el equipo quiere impulsar el diseño de ensayos clínicos para comprobar la eficacia de la fotobiomodulación combinada en pacientes con depresión.
“Es probable que la fotobiomodulación sea especialmente adecuada en formas específicas de depresión, como la depresión resistente al tratamiento. También queremos explorar la relación con los procesos de neuroinflamación: éste es uno de los parámetros mejor rescatados después de la fotobiomodulación, y la depresión resistente al tratamiento está muy asociada a la neuroinflamación”, concluye el equipo investigador.
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Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0165032724004907?via%3Dihub
Imagen de portada: Unsplash