Imagínese un futuro donde las ciudades europeas son oasis de verdor, donde los parques y jardines en azoteas no son solo espacios de recreación, sino herramientas poderosas en la lucha contra el cambio climático. Un futuro donde la infraestructura urbana no sólo coexiste con la naturaleza, sino que se fusiona con ella, creando entornos sostenibles y libres de carbono. Este futuro, que puede parecer sacado de una utopía ecológica, está más cerca de lo que pensamos. Un reciente estudio publicado en «Nature Climate Change» nos muestra cómo, a través de la integración de soluciones basadas en la naturaleza en la planificación urbana, ciudades europeas están en camino de alcanzar la neutralidad de carbono en la próxima década.
Realizado por un equipo internacional de expertos de Suecia, EE.UU. y China, el estudio presenta una visión integral sobre cómo las soluciones basadas en la naturaleza pueden desempeñar un papel crucial en la reducción de emisiones de carbono en 54 ciudades de la Unión Europea. Y muestra cómo la combinación de estos pasos con otras acciones climáticas puede reducir las emisiones en un promedio del 17,4 por ciento.
«Las soluciones basadas en la naturaleza no solo compensan una proporción de las emisiones de una ciudad, sino que también pueden contribuir a la reducción de las emisiones y el consumo de recursos», explica Zahra Kalantari, profesora asociada de Ingeniería del Agua y el Medio Ambiente en el Instituto Real de Tecnología de la KTH.
Los resultados se basan en la integración de datos de estudios anteriores sobre los efectos de las soluciones basadas en la naturaleza. Estos incluyen la agricultura urbana, los pavimentos permeables que permiten la absorción de agua de lluvia en el suelo, carreteras más estrechas con más vegetación y árboles, la preservación del hábitat de la vida silvestre y la creación de entornos más agradables para caminar y andar en bicicleta.
Por ejemplo, los parques urbanos, los espacios verdes y los árboles promueven más caminar, andar en bicicleta y otros hábitos ambientalmente positivos que reemplazan la conducción de automóviles. En combinación con otras soluciones como la infraestructura ecológica, estas medidas pueden mejorar aún más los microclimas urbanos al absorber el calor y el frío y, como resultado, reducir el uso de energía en los edificios.
También proporciona orientación sobre qué medidas deben priorizarse y dónde localizarlas para obtener el mejor efecto. Por ejemplo, en Berlín, el estudio recomienda dar prioridad a los edificios verdes y a los espacios verdes urbanos, lo que podría resultar en una tasa de reducción de emisiones del 6 por ciento para las residencias, el 13 por ciento en la industria y el 14 por ciento en el transporte.
El camino hacia la neutralidad de carbono en las ciudades europeas es complejo y desafiante, pero este estudio nos muestra que es posible. Con una combinación de ciencia, ingeniería y un enfoque en la sostenibilidad ambiental, se abre un nuevo capítulo en la gestión urbana y el desarrollo sostenible. La naturaleza, lejos de ser un mero telón de fondo, se convierte en un socio activo en la creación de un futuro más brillante y sostenible para las generaciones venideras.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.nature.com/articles/s41558-023-01737-x
Imágenes: Unsplash