Autor: Chris Anderson, director técnico de Ansell Lighting
En una época en la que la sostenibilidad está a la vanguardia del diseño y el funcionamiento de los edificios, es imprescindible implantar tecnologías que aumenten la eficiencia energética y reduzcan el gasto innecesario. Una de las herramientas más eficaces para lograr este objetivo en lo que respecta a la iluminación son los sensores de microondas sensibles al movimiento, una tecnología avanzada que proporciona un control sin esfuerzo y reduce el uso innecesario de la iluminación.
Utilizando un principio conocido como «efecto Doppler» para detectar el movimiento, los sensores de microondas emiten señales continuas de microondas de bajo nivel a través de un espacio designado o «área de detección». Estas señales se reflejan en los objetos y vuelven al sensor, que analiza constantemente los reflejos para detectar cualquier cambio en el patrón de la señal causado por el movimiento. Cuando se detectan cambios, el sensor activa el sistema de iluminación, proporcionando la iluminación necesaria.
Ideales para su uso tanto en sistemas de iluminación interior como exterior, los sensores de microondas han revolucionado la forma de manejar y gestionar el alumbrado, garantizando la iluminación sólo cuando hay personas realmente utilizando un espacio. La adopción de prácticas laborales más flexibles y mixtas ha disparado la popularidad de los sensores de microondas, que permiten a los edificios responder con precisión a los patrones de uso y ocupación.
La principal ventaja es, sin duda, la reducción del consumo de energía. Al garantizar que las luces sólo se encienden cuando hay zonas en uso, los sensores de microondas pueden reducir el consumo de energía en toda la cartera de edificios, ayudando a su vez a las organizaciones a reducir las emisiones de carbono y alcanzar objetivos de sostenibilidad.
Esto también debería traducirse en una reducción de la factura energética y, por tanto, en un importante ahorro de costes a lo largo del tiempo. Además, como los sistemas de iluminación se utilizan de forma más eficiente, la infraestructura se desgasta menos, lo que reduce los costes de mantenimiento y alarga la vida útil de las luminarias.
Los sensores de microondas también son mucho más eficaces que los sensores de infrarrojos tradicionales en entornos con paredes y cristales. Su alta sensibilidad permite detectar el movimiento a través de estos obstáculos, lo que los convierte en la solución ideal para oficinas con tabiques, almacenes con mercancías apiladas o tiendas con expositores de cristal. También tienen un rango de detección mucho más amplio, por lo que son una opción ideal para espacios grandes como aparcamientos, oficinas diáfanas, salas de reuniones y almacenes.
Para instalar sensores de microondas, se debe tener en cuenta la ubicación, la integración y la sensibilidad, para que estos factores tengan un impacto real en la eficacia de la tecnología:
- Los sensores deben instalarse a una altura que les permita cubrir eficazmente la zona de detección deseada. Los metales, las corrientes de aire y las ondas sonoras pueden provocar falsos disparos, por lo que debe evitarse su colocación cerca de ventiladores de techo, rejillas de calefacción, luz solar directa y maquinaria pesada. Los sensores de microondas no deben instalarse nunca cerca de productos metálicos.
- La integración también es crucial. Asegurarse de que el sensor de microondas es compatible con el sistema de iluminación existente y con otras tecnologías de automatización garantizará un funcionamiento sin problemas y maximizará la eficacia de la tecnología.
- Encontrar el equilibrio adecuado en la sensibilidad de los sensores también es esencial si se quiere minimizar los falsos disparos y que el sistema funcione de forma fiable. Muchos sensores de microondas tienen ajustes de sensibilidad que, una vez instalados, requieren un ajuste preciso para adaptarse al entorno y a los requisitos de la aplicación. Si el ajuste de sensibilidad es alto, se detectarán más movimientos menores. Una sensibilidad alta también afectará al rango de detección del sensor, permitiéndole cubrir un área mayor. Por lo tanto, los ajustes de sensibilidad más altos son ideales para espacios grandes y amplios, como almacenes, aparcamientos u oficinas diáfanas. No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque una alta sensibilidad puede mejorar la detección, también puede aumentar la probabilidad de falsas alarmas si no se calibra correctamente. Por ejemplo, los sensores demasiado sensibles pueden reaccionar ante movimientos menores no humanos, como el movimiento de las cortinas o el funcionamiento de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado.
Todo tipo de edificios se benefician de este sistema: educación, oficinas, o incluso, industriales. Luminarias como campanas o estancas están disponibles con sensor de microondas integrado para crear un proyecto industrial eficiente.
Los sensores de microondas, herramientas esenciales para quienes se encargan de reducir y controlar el consumo energético de los edificios, son una tecnología potente y adaptable. Fáciles de adaptar o instalar como parte de un sistema de nuevo diseño, ofrecen un enfoque dinámico y funcional de la iluminación. También son muy útiles en un sistema de iluminación inteligente, lo que aumenta aún más el ahorro de energía que se puede conseguir.
Imagen: Ansell Lighting