Según una nueva investigación de la Universidad de California en Boulder, incluso una ligera exposición a la luz puede hacer que la melatonina, la hormona esencial que favorece el sueño, caiga en picado en los niños de edad preescolar en la hora anterior a acostarse, lo que podría interrumpir el sueño mucho después de que se apague la luz.
El estudio, publicado recientemente en el Journal of Pineal Research, es una serie de investigaciones realizadas por los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU, el cual examina cómo el reloj corporal central de los niños pequeños es único. Sugiere que los preescolares son muy susceptibles a los impactos fisiológicos de la luz por la noche, y algunos niños pueden ser más sensibles que otros.
“Nuestro trabajo anterior demostró que una intensidad bastante alta de luz brillante antes de acostarse amortigua los niveles de melatonina en aproximadamente un 90% de los niños pequeños. Con este estudio, nos sorprendió mucho encontrar una elevada supresión a la melatonina en todas las intensidades de luz, incluso las tenues”, explica, la primera autora del estudio Lauren Hartstein, becaria postdoctoral en el Laboratorio de Sueño y Desarrollo de CU Boulder.
Mayor sensibilidad a la luz de los niños
La luz es la principal señal horaria del cuerpo, ya que influye en los ritmos circadianos que regulan todo, desde cuándo nos sentimos cansados o hambrientos hasta cuál es nuestra temperatura corporal a lo largo del día.
Cuando la luz incide en la retina, una señal se transmite a una parte del cerebro llamada núcleo supraquiasmático, que coordina los ritmos de todo el cuerpo, incluida la producción nocturna de melatonina. Si esta exposición se produce al atardecer, cuando la melatonina está aumentando de forma natural, puede ralentizarla o detenerla, retrasando la capacidad del cuerpo para la transición a la noche biológica.
Hasta ahora, anteriores investigaciones han mostrado como la fotosensibilidad de los niños durante la primera década de vida sugiere una fuerte respuesta de supresión de la melatonina a la luz. Esta mayor fotosensibilidad de los niños está probablemente relacionada con los cambios en el desarrollo del ojo, que incluye pupilas más grandes y lentes más claras que las de los ojos de adultos, lo que permite una mayor transmisión de la luz.
“Los niños no son sólo adultos pequeños. Esta mayor sensibilidad a la luz puede hacerlos aún más susceptibles a la desregulación del sueño y del sistema circadiano”, afirma la autora principal el estudio, Monique LeBourgeois, profesora asociada de Fisiología Integrativa y una de las pocas investigadoras del mundo que estudia la biología circadiana de los niños pequeños.
Exposición a la luz antes de acostarse
Para cuantificar su grado de susceptibilidad, los investigadores colaboraron con Cecilia Diniz Behn, matemática de la Escuela de Minas de Colorado, en un nuevo estudio donde se examinaron las respuestas de la supresión de la melatonina en niños pequeños a una amplia gama de intensidades de luz (5-5000 lux).
Para ello, se reclutaron a 36 niños sanos, de entre 3 y 5 años, para un protocolo de nueve días en el que llevaban un monitor de muñeca que registraba su sueño y su exposición a la luz. Durante siete días, los padres mantuvieron a los niños en un horario de sueño estable para normalizar sus relojes corporales y asentarlos en un patrón en el que sus niveles de melatonina aumentaban aproximadamente a la misma hora cada noche.
Al octavo día, los investigadores transformaron la casa de los niños en lo que describieron juguetonamente como una «cueva», con plástico negro en las ventanas y las luces atenuadas, y tomaron muestras de saliva cada media hora desde el principio de la tarde hasta después de la hora de acostarse. Esto permitió a los científicos obtener una línea de base de cuándo comenzaba la noche biológica de los niños de forma natural y cuáles eran sus niveles de melatonina.
El último día del estudio, se pidió a los jóvenes sujetos de estudio que jugaran en una mesa luminosa en la hora anterior a la hora de acostarse, una postura similar a la de una persona que mira un teléfono o una tableta luminosa. La intensidad de la luz variaba según los niños, oscilando entre 5 lux y 5.000 lux.
En comparación con la noche anterior con luz mínima, la melatonina se suprimió entre un 70% y un 99% tras la exposición a la luz. Sorprendentemente, los investigadores encontraron poca o ninguna relación entre la intensidad de la luz y la disminución de la hormona del sueño. En los adultos, esta respuesta dependiente de la intensidad está bien documentada.
Incluso en respuesta a la luz medida de 5 a 40 lux, que es mucho más tenue que la luz típica de una habitación, la melatonina disminuyó una media del 78%. E incluso 50 minutos después de apagar la luz, la melatonina no se recuperó en más de la mitad de los niños analizados.
“En conjunto, nuestros resultados indican que, en niños de edad preescolar, la exposición a la luz antes de acostarse, incluso a bajas intensidades, provoca una supresión sólida y sostenida de la melatonina”, afirma Hartstein.
Qué pueden hacer los padres
Esto no significa necesariamente que los padres deban mantener a los niños en absoluta oscuridad antes de acostarse. Pero en un momento en el que la mitad de los niños utilizan medios de pantalla antes de acostarse, la investigación sirve de recordatorio a todos los padres para que apaguen los aparatos y mantengan la luz al mínimo para fomentar buenos hábitos de sueño en sus hijos. En concreto, una tablet a pleno brillo colocada a 30 cm de los ojos en una habitación oscura mide hasta 100 lux.
¿Y los niños que ya tienen problemas de sueño? “Pueden ser más sensibles a la luz que otros niños. En ese caso, es aún más importante que los padres presten atención a la exposición a la luz nocturna de sus hijos”, señala LeBourgeois, señalando que los genes, junto con la exposición a la luz diurna, pueden influir en la sensibilidad a la luz.
En definitiva, este estudio viene a indicar que los niños en edad preescolar son muy sensibles a la exposición a la luz en la hora anterior a acostarse y sugieren que el entorno de iluminación puede desempeñar un papel crucial en el desarrollo y mantenimiento de los problemas de comportamiento del sueño a través de los impactos el sistema de sincronización humana. En futuras investigaciones, se espera estudiar la influencia de la exposición a la luz matinal en los niños y los diferentes efectos de la luz azul frente a la luz roja.
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