Un nuevo tipo de célula cerebral que puede renovarse a sí misma está regulada por los ritmos circadianos, lo que proporciona información significativa sobre cómo el reloj interno del cuerpo puede promover la curación después de las lesiones cerebrales traumáticas, según una nueva investigación del Children’s National Hospital de Washington DC.
Los resultados de la investigación, publicados en el último número de eNeuro, abren nuevas vías de investigación para el desarrollo de futuras terapias relacionadas con las lesiones cerebrales ocasionadas por traumatismos. En la actualidad, estas lesiones se tratan únicamente con cuidados de apoyo y rehabilitación, en lugar de con opciones de tratamiento farmacológico específico. Los resultados también subrayan la importancia de abordar las alteraciones circadianas para ayudar a los cerebros lesionados a sanar.
Muchas de las células del cuerpo siguen un ritmo de 24 horas impulsado por sus genes, conocido como reloj circadiano. El equipo de investigación del Children’s National descubrió que un tipo de célula cerebral relativamente nuevo, conocida como NG2-glia, o células precursoras de oligodendrocitos, también sigue un ritmo circadiano. Este tipo de célula es una de las pocas que se renueva continuamente durante la edad adulta y es notablemente proliferativa en la primera semana después de las lesiones cerebrales.
“Hemos encontrado pruebas del papel de esta vía molecular bien conocida, el reloj circadiano molecular, en la regulación de la capacidad de proliferación de estas glías NG2, tanto en reposo como después de una lesión. Esto servirá como punto de partida para seguir investigando las vías de control de la regeneración celular y optimizar la recuperación tras una lesión”, explica el doctor Terry Dean, especialista en cuidados críticos del Children’s National y autor principal del trabajo.
A veces denominada como «la epidemia silenciosa», las lesiones cerebrales por traumatismo afecta a unos 69 millones de personas en todo el mundo al año, con lesiones que van desde conmociones cerebrales leves hasta lesiones graves que causan mortalidad o discapacidad de por vida. Sólo en Estados Unidos, aproximadamente 2,8 millones de personas sufren estas lesiones cada año, incluidos 630.000 niños. Además es la principal causa de muerte en personas menores de 45 años, y los que sobreviven suelen quedar con discapacidades físicas, cognitivas y psicológicas persistentes.
Sin embargo, no existen terapias dirigidas para estas lesiones cerebrales por traumatismo, lo que crea una necesidad crítica de descubrir los mecanismos que podrían desbloquear la regeneración de estas células NG2-glia, que son el tipo más común de células cerebrales que se sabe que proliferan y se autorrenuevan en los cerebros adultos.
“Es esencial para los investigadores saber que la renovación celular se coordina con la hora del día. Con este conocimiento, podemos profundizar en el proceso de curación genética del cuerpo para entender cómo las células se regulan y regeneran”, detalla el doctor Vittorio Gallo, jefe académico interino y director interino del Instituto Nacional de Investigación Infantil.
Terapias de luz para recuperarse de lesiones cerebrales por traumatismo
Diversos estudios han demostrado cómo los tratamientos de luz, en los cuales se someten a los pacientes a diferentes tipos de terapias de luz, pueden mejorar la recuperación y los síntomas de personas que sufrían traumatismos cerebrales.
Así, un estudio realizado por Centro Médico de Asuntos de Veteranos de Oregon (VA Portland Health Care System) encontró cómo los tratamientos de luz, en los cuales se sometía a los pacientes a una terapia de luz brillante matutina, mejoraba los síntomas físicos y mentales para veteranos que sufrían traumatismos cerebral.
Por otro lado, investigadores Centro Wellman de Fotomedicina del Hospital General de Massachusetts (MGH) llevaron a cabo un pionero estudio para demostrar que las terapias de luz son seguras y tienen efectos medibles en el cerebro. Para ello se realizaron ensayos clínicos prospectivos de terapias de luz de bajo nivel en el infrarrojo cercano en pacientes que recientemente sufrieron una lesión cerebral moderada. Los resultados muestran cómo esta fototerapia presenta efectos positivos y podría ser utilizada como el primer tratamiento ampliamente aceptado para este tipo de lesiones.
Finalmente, una investigación realizada por la Universidad de Arizona, demostró como una terapia de luz basada en exposiciones con la luz azul por la mañana puede ayudar al proceso de curación de una lesión cerebral traumática leve.
Como resultado del tratamiento con luz azul, los participantes se durmieron y se despertaron en promedio una hora antes que antes del ensayo y tuvieron menos sueño durante el día. Los participantes mejoraron su velocidad y eficiencia en el procesamiento cerebral y mostraron un aumento de volumen en el núcleo pulvinar, un área del cerebro responsable de la atención visual. También se fortalecieron las conexiones neuronales y el flujo de comunicación entre el núcleo pulvinar y otras partes del cerebro que impulsan la atención y la cognición.
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