Diseñado por el arquitecto Francisco Pardo, el Prototipo Apan forma parte del proyecto “Del Territorio al Habitante”. Este programa de investigación, promovido por INFONAVIT (Instituto de la Vivienda de México) a través del Centro de Investigación para el Desarrollo Sostenible (CIDS), busca mejorar la calidad de la vivienda rural y la autoconstrucción asistida en el territorio mexicano.
El proyecto, que incluye propuestas experimentales de varios estudios de arquitectura, inspiró la creación de un Laboratorio de Viviendas en Apan, Hidalgo (México), donde se construyeron 32 prototipos de viviendas con el propósito de estudiar viviendas sociales en contextos locales específicos en diferentes regiones de México.
Entre otros, el prototipo sistémico de Francisco Pardo está destinado a ser desarrollado en varios sitios rurales del municipio de Panotla, en el estado de Tlaxcala (México) y está compuesto por varias partes, relacionadas a través de un conjunto de reglas y procedimientos. que los mantienen unidos y regulan su funcionamiento colectivo.
En esta propuesta, dos elementos principales son la matriz de parcelación. Primero, un perímetro de 8 metros de diámetro formado por ocho cercas de madera, de 3 metros cada una, que circunscribe 50 metros cuadrados de tierra privada para encerrar la casa y ser utilizada para la agricultura o la ganadería. En segundo lugar, una estructura de bloques, con una base de 18 metros cuadrados, que incluye una pequeña cocina, un baño y un espacio libre que se puede convertir en un dormitorio. En la parte superior, se puede usar un espacio multipropósito adicional como almacén para almacenar cultivos o materiales.
El prototipo Apan facilita la adaptación de sus ambientes exteriores e interiores a las necesidades de los habitantes: la tierra privada se expande a medida que crece la familia o la producción; mientras que el segundo piso interno puede usarse para propósitos más específicos, incluso convertir la residencia en una unidad de vivienda de 36 metros cuadrados.
Los espacios en la planta baja están claramente organizados y orientados a lo largo de ejes perpendiculares, y se conectan físicamente al patio externo para fomentar su cultivo; mientras que el versátil segundo piso presenta grandes ventanas que se abren al paisaje circundante.
Externamente, la casa no tiene un frente claro: se destaca como un objeto icónico en el paisaje, elevado del suelo, con su forma tipológica estándar, la de una casa genérica, como característica principal. La cerca circular y modular funciona a escala comunitaria, fomentando la integración en lugar de la separación entre construcciones adyacentes, al tiempo que crea espacios verdes individuales y áreas públicas con diferentes morfologías y usos.
Los hábitos de cada familia dan forma a las habitaciones privadas, mientras que la autorregulación colectiva diseña los espacios intermedios entre las parcelas individuales, moldeando programas sociales y compartibles.
El modelo residencial de Francisco Pardo, como iniciativa general, ofrece efectivamente la oportunidad, a las familias con medios más modestos y en espacios confinados, de personalizar la vida doméstica diaria, hacer que los habitantes se sientan parte de una comunidad y consolidar el vínculo entre ellos y el territorio.
Créditos de imágenes: ©Jaime Navarro