Las ciudades inteligentes, con su enfoque en la recopilación y el análisis de datos en tiempo real, prometen mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, a medida que estas tecnologías se implementan en todo el mundo, surge una preocupación creciente: ¿se están considerando adecuadamente las implicaciones éticas y de privacidad?
Un reciente estudio presentado en la conferencia CHI 2023 revela que los ciudadanos tienen inquietudes significativas al respecto. Aunque muchos desconocen el concepto de ciudades inteligentes, temen que la recolección de datos pueda tener consecuencias negativas para comunidades marginadas. Además, la falta de transparencia y comunicación puede socavar la confianza y perjudicar la aceptación de estas tecnologías.
La tecnología smart llega a tu ciudad
El auge de las ciudades inteligentes ha llevado a una mayor recopilación de datos en nuestras vidas cotidianas. Desde la iluminación inteligente en nuestros hogares hasta los sensores de calidad del aire en las calles, los dispositivos conectados registran y transmiten información constantemente. Sin embargo, esta tendencia hacia la tecnología basada en datos se extiende más allá de nuestras viviendas y llega a nuestras ciudades.
Las administraciones municipales de todo el mundo se han asociado con empresas tecnológicas para recopilar datos en tiempo real sobre la vida diaria en las ciudades. Desde sensores en aceras y farolas hasta edificios equipados con tecnología, se registra el flujo de personas, los patrones de conducción y estacionamiento, e incluso se detectan y localizan disparos. Estas iniciativas se han implementado en ciudades como Singapur, donde miles de sensores y cámaras monitorean la densidad de multitudes, la congestión del tráfico e incluso la presencia de fumadores en áreas no permitidas. En Copenhague, sensores inteligentes de calidad del aire se encargan de monitorear y mapear los niveles de contaminación.
Si bien es indudable que la obtención y recopilación de todos estos datos mejorarán la limpieza, seguridad y eficiencia urbana, muchos ciudadanos expresan preocupación acerca de cómo se utilizan y qué implicaciones éticas podrían surgir, especialmente para las comunidades marginadas. El reciente estudio, cuyos resultados fueron presentado en la conferencia CHI 2023, revela que la conciencia pública sobre las ciudades inteligentes es limitada, pero las preocupaciones éticas y de privacidad son destacadas.
¿Preocupan los desarrollos de Ciudades Inteligentes?
El estudio, que incluyó la participación de casi 350 personas de diferentes partes de Estados Unidos, se centró en las actitudes del público hacia diversas tecnologías de ciudades inteligentes, como los sensores de calidad del aire y las cámaras de vigilancia. Los investigadores también realizaron entrevistas cualitativas con 21 personas de barrios desatendidos en Seattle, donde se priorizó la implementación de proyectos de ciudades inteligentes en los próximos 10 a 15 años.
Los resultados revelaron que, aunque muchos participantes no estaban familiarizados con el término «ciudades inteligentes», mostraron preocupación por las implicaciones éticas de la recopilación de datos, especialmente en las comunidades marginadas.
Una de las tecnologías que generó mayores inquietudes fue la detección de disparos, que utiliza software y micrófonos para identificar y localizar disparos en vecindarios, en lugar de depender únicamente de las llamadas al 911. Aunque reconocieron los posibles beneficios para la seguridad pública, temían que esta tecnología pudiera contribuir a disparidades raciales en la aplicación de la ley, especialmente si se instalaba de manera desproporcionada en vecindarios afroamericanos y latinos. Además, algunos participantes afirmaron que la mera presencia de tecnologías como la detección de disparos o las cámaras de seguridad en sus vecindarios podría generar percepciones negativas de seguridad que desalentarían a futuros compradores de viviendas y empresas.
Incluso la recopilación y compartición de datos aparentemente inocuos, como los niveles de calidad del aire, suscitó preocupaciones en algunos encuestados, quienes temían que esto pudiera resultar en un aumento de las primas de seguros en vecindarios más pobres expuestos a mayores niveles de contaminación. Además, las entrevistas y encuestas revelaron que las personas con ingresos más bajos expresaron más preocupación acerca de las implicaciones éticas de la tecnología de ciudades inteligentes en comparación con aquellos con ingresos más altos.
La falta de atención a estas preocupaciones puede obstaculizar los esfuerzos de las ciudades inteligentes. Ejemplos recientes, como la cancelación de un desarrollo tecnológico en Toronto debido a las preocupaciones sobre el control de datos y la protesta por el uso de grabaciones de cámaras de vigilancia para resolver delitos en San Diego, subrayan la importancia de abordar los problemas éticos y de privacidad desde el principio.
A medida que las inversiones en iniciativas de ciudades inteligentes continúan en aumento, es esencial considerar las necesidades y opiniones de los residentes. El estudio presentado en la conferencia CHI 2023 destaca la importancia de la transparencia y la comunicación en la implementación de estas tecnologías. Los ciudadanos desean conocer la ubicación de los sensores, qué datos se recopilan, cómo se utilizarán, quién tiene acceso a ellos y si tienen la opción de participar o retirarse del sistema.
“La voz de la comunidad debe ser escuchada de manera proactiva en todas las etapas de un proyecto de ciudad inteligente. Solo a través de una colaboración efectiva y una consideración ética adecuada, las ciudades inteligentes pueden alcanzar su objetivo de mejorar la vida urbana para todos”, concluyen los investigadores.
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