Un equipo de investigación de la Universidad de La Rioja ha demostrado cómo la radiación ultravioleta tipo B (UV-B) podría ser una herramienta crucial para acabar con una de las enfermedades más devastadoras para el champiñón, la conocida comúnmente como la ‘telaraña” del champiñón.
La enfermedad de la “telaraña”, causada por el hongo Cladobotryum mycophilum, es un desafío agronómico considerable que afecta principalmente al champiñón Agaricus bisporus. Caracterizada por un crecimiento fúngico que literalmente teje una telaraña sobre los cultivos, esta enfermedad no solo reduce significativamente la calidad del producto, sino que también disminuye la producción hasta en un 30% en regiones como La Rioja, un centro neurálgico de la industria micológica en España.
La investigación liderada por Raquel Hidalgo Sanz, candidata doctoral en el Departamento de Agricultura y Alimentación, explora el uso de la radiación UV-B como un método para inactivar las esporas de Cladobotryum mycophilum. Las esporas son los agentes de reproducción del hongo, y su eliminación es crucial para controlar la dispersión de la enfermedad.
Los resultados de los experimentos en laboratorio, publicados recientemente en la revista científica Agriculture, demostraron que una dosis adecuada de UV-B no solo destruye las esporas sino que también es benigna para el desarrollo del micelio del champiñón, asegurando que el crecimiento del hongo cultivado no se vea afectado negativamente.
Una alternativa a los fungicidas químicos
Este método presenta múltiples ventajas. Primero y principal, ofrece una alternativa no química para el control de enfermedades fúngicas, evitando así la adición de fungicidas que pueden dejar residuos en los alimentos y, a largo plazo, conducir a la resistencia de los patógenos. Además, el tratamiento con UV-B no deja residuos perjudiciales, garantizando un producto más seguro para el consumidor.
Aunque los resultados en laboratorio son prometedores, el paso siguiente es validar esta técnica en un entorno de cultivo comercial. La transición de laboratorio a campo es crucial para confirmar la efectividad y la practicidad de la aplicación de UV-B en operaciones agrícolas a gran escala.
“Si bien los estudios en cultivos reales serían necesarios, nuestros resultados in vitro abren la puerta al uso de UV-B (mucho menos agresivo que UV-C y, por lo tanto, más fácilmente aplicable) en el control de las principales enfermedades fúngicas de los hongos cultivados, emergiendo así como una alternativa sólida o complemento al uso de fungicidas tradicionales”; concluyen los investigadores en el PAPER.
Gracias a esta investigación, la radiación UV-B emerge no solo como una herramienta para combatir la “telaraña”, sino también como un posible método preventivo contra otras enfermedades fúngicas. La integración de esta tecnología podría significar un aumento sustancial en la productividad y sostenibilidad de los cultivos de champiñones, proponiendo una solución que es tanto ambientalmente amigable como económicamente viable.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.mdpi.com/2077-0472/14/5/681
Imagen de portada: Universidad de La Rioja