Berlín tiene espacio suficiente para la horticultura urbana y hasta el 82% del consumo de verduras de la capital alemana podría producirse localmente. Estas son las conclusiones de un nuevo estudio que evalúa el potencial de las grandes ciudades para suministrar de forma local alimentos de una forma más sostenible.
Dado que la mayor parte de la población mundial vive en ciudades, producir alimentos localmente implica trasladar la práctica de la agricultura a zonas urbanas y periurbanas. Las ventajas de estos sistemas son múltiples, tanto desde el punto de vista de la sostenibilidad, reduciendo la gran cantidad de emisiones que actualmente se producen con el transporte de alimentos (la agricultura es uno de los principales sectores responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero), como desde el punto de vista de la diversidad alimentaria y la localización de los sistemas alimentarios. Sin embargo, el potencial y la capacidad de producción de estos cultivos urbanos todavía no está muy claro.
Para arrojar luz sobre este aspecto, los investigadores analizaron el potencial de la producción de hortalizas frescas en Berlín (Alemania). En concreto, se investigó la extensión espacial en cinco espacios urbanos diferentes para la agricultura basados en el suelo, es decir, zonas residenciales no edificadas, huertos alquilados, azoteas, aparcamientos de supermercados y cementerios. También se cuantificaron los insumos necesarios para la producción de alimentos en términos de agua, recursos humanos e inversión.
Los resultados de la investigación, que aparecerán en el número de abril de la revista científica Sustainable Cities and Society, muestran que hasta el 82% de la demanda de hortalizas de Berlín podría producirse dentro de la ciudad, sobras la base de una validación razonable de las zonas existentes. Para satisfacer este potencial se necesitarían 42 km2 de espacios urbanos para el cultivo (un 5% de la superficie total de la ciudad), una cantidad considerable de agua de riego, unos 17.000 jardineros y más de 750 millones de euros de inversión inicial. El coste final de las hortalizas sería de entre 2 y 10 euros por kilos, sin margen de beneficio.
Los datos son muy prometedores, ya que parece realista producir una cantidad significativa de la demandas de hortalizas de Berlín dentro de la ciudad, pero la promoción de estos modelos de agricultura urbana plantearían grandes retos debido al elevado uso de recursos.
“Hay espacio, pero hay que tener en cuenta una serie de factores. Por ejemplo, ¿quién se va a encargar de la jardinería? ¿Pueden ser jardineros particulares o necesitamos un modelo empresarial? ¿Qué hace falta para aumentar la producción en los huertos alquilados? ¿Cómo creamos las condiciones para fomentar la agricultura urbana dentro de la ciudad?”, apunta Diego Rybski, profesor externo del Complexity Science Hub y coautor del trabajo.
“Los beneficios de la jardinería local también son numerosos. Por nombrar sólo algunos: los huertos comunitarios unen a la gente. Los espacios verdes son beneficiosos para la salud de las personas, así como para el medio ambiente y la biodiversidad. Y la producción local de alimentos también reduce las emisiones de carbono del transporte”, añade Prajal Pradhan, también co-autor del estudio del Instituto de Potsdam.
Este no es el único estudio que se ha realizado en este ámbito. Un equipo de investigadores dela PennState analizaron las necesidades nutricionales de la población de Chicago y calcularon cuántos alimentos se podrían producir en la ciudad maximizando la agricultura urbana, así cómo la tierra de cultivo necesaria junto a la ciudad para cultivar el resto. Los resultados no son muy optimistas.
Los hallazgos, sugirieron que no es posible, utilizando los productos básicos predominantes y la producción agrícola urbana común de hoy, satisfacer las necesidades nutricionales de Chicago en un radio inferior a 400 millas, dadas las tierras de cultivo y pastizales disponibles, sin fortificar los alimentos con vitamina D y complementar los alimentos con vitamina B12.
Con la suplementación de vitamina D, una práctica común en los Estados Unidos, el radio requerido se reduce a 110-140 millas. Con un refuerzo con vitamina B12, el radio se redujo aún más a 40-50 millas. La inclusión de la agricultura urbana redujo el radio en otras 6-9 millas y aumentó la diversidad de alimentos disponibles.
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