La capital de Noruega ha sido galardonada con el título de “Oslo Green Capital” gracias a sus iniciativas en innovación sostenible que le permitirán ser neutral en emisiones CO2 en 2050
Oslo lleva años trabajando en la reestructuración de su urbe para alcanzar un modelo de ciudad ecológica, sostenible, innovadora y con una alta actividad cultural. Para lograrlo se ha propuesto ambiciosos planes que están transformando la ciudad en un lugar que proporcione calidad de vida a sus ciudadanos mediante la creación de espacios verdes, áreas para ocio, amplias oportunidades laborales, así como transporte verde para moverse por la ciudad.
Oslo, Capital Verde Europea 2019, está mostrando su liderazgo en innovación verde gracias, entre otros aspectos, al impulso del vehículo eléctrico e iniciativas de baja emisión. En palabras de Karmenu Vella (Comisario Europeo de Asuntos Marítimos y Pesca) “La ciudad se enfoca en mejorar el transporte público, promover vehículos eléctricos, mejorar la circulación de los ciclistas y, entre otras muchas cosas, ha mejorado la gestión de residuos. Las acciones de Oslo no solo beneficiarán a Oslo, sino que tendrán un efecto global».
La ciudad es un ejemplo de que las soluciones ecológicas y sostenibles se adaptan a entornos urbanos habitables. En tamaño es lo suficientemente pequeña como para probar nuevas soluciones, pero también lo suficientemente grande como para que las soluciones se amplíen a urbes de mayores dimensiones, por lo que están dispuestos a compartir su know how con todas aquellas ciudades que quieran adoptar su modelo.
Oslo y el medioambiente
El objetivo de Oslo para 2019 es pintar la ciudad de verde. La capital determinó a comienzos de 2017 que los nuevos edificios construidos desde esa fecha y que sean propiedad de Oslo serán eficientes energéticamente y verdes, es decir, que producirán más energía de la que utilizan y se construirán con materiales sostenibles y ecológicos. Además, todos los edificios estarán conectados a la red e intercambiarán energía mediante un sistema común.Pero para lograr un sistema de edificación que sea sostenible, también es necesario que lo sea el material y los recursos que utilizan para su construcción, por lo que los vehículos y la maquinaria utilizados por la ciudad deben ser, en general, cero emisiones o funcionar con biocombustibles sostenibles.
Oslo también estableció el programa «Business for Climate Network» para fomentar la cooperación entre la comunidad empresarial, los ciudadanos y las ONGs para abordar el impacto que las operaciones comerciales tienen en el clima mediante el intercambio de ideas y esfuerzos.
Algunas de las medidas en las que están participando activamente ciudadanos y empresas es la creación de zonas verdes y comunitarias que funcionen como lugar de reunión y encuentro. Ejemplos como GreenHouse en Bruket, un espacio de coworking que fusiona lo urbano y lo rural, ya que ofrece tanto salas de reuniones, eventos, comida como una azotea agrícola. Nabolagshager, es otra muestra de centro urbano comunitario dedicado a la agricultura.
A través del proyecto Sun Mobility promovido por Møller, Oslo fomenta el uso de transporte urbano con energía solar por toda la ciudad. Sun Mobility Cube permite la carga de las bicicletas eléctricas y Sun Tree permite la carga de cualquier dispositivo: móviles, tablets… todo gracias a los paneles fotovoltaicos que absorben la luz solar y la convierten en electricidad.
Oslo y la movilidad sostenible
Oslo se ha fijado ambiciosos objetivos para reducir sus emisiones hasta alcanzar la neutralidad total: Reducción del 50% en 2020 => del 95% en 2030 => ser neutral en emisiones en 2050
En febrero de 2018, el Ayuntamiento adoptó un plan de acción para los dos siguientes años con el objetivo de mejorar la calidad del aire en Oslo.
Conscientes de que el 61% de las emisiones de gases invernadero son generadas por el transporte, se han propuesto la introducción a gran escala de vehículos eléctricos, de hecho, la proporción de vehículos eléctricos e híbridos enchufables ha aumentado hasta el 50% en 2017 y en torno al 54% en 2018, lo que ha permitido que se gane el título de “la capital mundial del vehículo eléctrico”. También la creación de una infraestructura de puntos de recarga por toda la ciudad ha favorecido el crecimiento del VE al mismo tiempo que a concienciar a sus ciudadanos sobre la importancia de su colaboración.
El éxito de su modelo proviene de proporcionar beneficios a los usuarios de vehículos eléctricos como: liberar los VE de impuestos y cargos, proporcionarles aparcamiento gratuito, crear una infraestructura de carga por toda la ciudad y la reducción de los peajes.
Un aumento de la demanda en el uso de los vehículos eléctricos podrá conllevar ciertos retos que están dispuestos a abordar como aumentar la red de puntos de carga o gestionar el crecimiento de la demanda energética. Más del 98% de toda la electricidad producida en Noruega proviene de fuentes hidroeléctricas incluso si todos los coches en el país (2.6 millones) fueran eléctricos, solo se necesitaría el 6% de la producción de energía hidroeléctrica. Apostar, además, por combustibles renovables como el biogás y el biodiesel, será un requisito previo importante para reducir las emisiones del sector del transporte.
Otras medidas adicionales que han puesto en marcha para reducir emisiones CO2, son iniciativas como Bilfritt byliv ‘vida en la ciudad sin automóviles’, mediante la que se prohibió el acceso de vehículos al centro de Oslo y se limitó el tráfico para favorecer la circulación de bicicletas y fomentar el uso del transporte público.
Dotar a la ciudad de una infraestructura de 200 estaciones de bicicletas distribuidas por el centro de la ciudad es otro de los puntos clave que ofrecen a los ciudadanos alternativas al uso de vehículos contaminantes.
La ciudad de Oslo también gestionará la electrificación de ferris locales y permitirá a los barcos de mayor tamaño utilizar el suministro de energía en tierra. Además, reducirán el volumen de transporte de mercancías por carretera, transfiriéndolo al ferrocarril y al mar.
El aeropuerto de Oslo alcanza la certificación Breeam Excelent
El aeropuerto de Oslo es uno de los más respetuosos con el medio ambiente del mundo. El estudio Nordic- Office of Architecture ha proyectado la ampliación del aeropuerto a través de una nueva terminal que ha logrado la certificación Breeam Excelent. Además de ser construida con materiales ecológicos, recoge y almacena la nieve en un depósito que se utiliza para enfriar el edificio en verano.
La forma de la nueva terminal se ha diseñado para aprovechar la luz solar y cuenta con tecnologías bajas en carbono en calefacción y energía térmica natural. El nuevo muelle está revestido en madera de roble para combinar las demandas funcionales, estéticas y ambientales. Además de contar con vidrio en las fachadas para aprovechar la luz del día y evitar así el uso de luz artificial. Los niveles mejorados de aislamiento y la baja infiltración de aire posibilitan estándares de rendimiento de energía.
Fuente imágenes: Innovation Norway