La Concatedral de Santa María La Redonda, uno de los templos más representativos del casco histórico de Logroño, afrontará una nueva intervención para la mejora de su sistema de iluminación.
El Gobierno de La Rioja, a través de la Consejería de Cultura, Turismo, Deporte y Juventud, ha suscrito un convenio con la Parroquia para financiar la práctica totalidad del proyecto, que cuenta con un presupuesto de 100.500 euros. Así, y gracias a esta inversión, se podrá subsanar el deficiente estado de la iluminación actual del templo.

Renovación lumínica de Santa María La Redonda
El estado actual de la iluminación en la Concatedral refleja un problema habitual en muchos edificios históricos: sistemas instalados hace décadas, con lámparas halógenas y de halogenuros metálicos que ya no cumplen ni con los estándares de eficiencia ni con las necesidades funcionales y estéticas del espacio. Las halógenas, de elevado consumo y baja vida útil, han quedado completamente desfasadas. Los halogenuros metálicos, si bien ofrecieron en su momento una buena calidad de luz, han perdido eficacia con el tiempo y presentan problemas de uniformidad y mantenimiento.
A estos factores se suma la inevitable depreciación del flujo luminoso: la pérdida paulatina de intensidad que sufren las fuentes de luz a lo largo de los años. En un espacio como la Concatedral, donde la visibilidad de los fieles y visitantes debe combinarse con la adecuada puesta en valor de los elementos arquitectónicos y artísticos, este déficit lumínico repercute directamente en la percepción del conjunto.
Para resolver todos estos problemas, la intervención no se limitará al simple reemplazo y actualización de los equipos, sino que también se modificará la concepción actual del alumbrado del templo.

Hasta ahora, la iluminación se basaba principalmente en la reflexión indirecta de luz proyectada desde la parte inferior de los pilares. Este planteamiento generaba un ambiente difuso, pero con limitaciones en cuanto al control del haz y a la posibilidad de destacar elementos específicos.
La nueva propuesta introduce un mayor protagonismo de la luz directa, aplicada de forma muy controlada. La clave está en encontrar un equilibrio: proporcionar una iluminación general cálida, homogénea y acogedora, que evite deslumbramientos y huya de efectos teatrales, al tiempo que permita resaltar con sutileza los elementos arquitectónicos de mayor interés.
En términos de diseño lumínico, este giro implica una transición desde una iluminación ambiental con predominio difuso hacia un esquema más jerárquico, donde la dirección de la luz y la selección de temperaturas de color adquieren mayor relevancia.
El plan de actuación contempla intervenciones específicas en diferentes zonas del templo. En las naves, se reforzará la iluminación de los niveles inferiores mediante luminarias de diseño sencillo, ubicadas bajo los proyectores del lado oriental de los pilares. Asimismo, se instalarán proyectores adicionales para los tramos orientales de las naves laterales. Estos se integrarán en los carriles que soportan la iluminación del acceso al presbiterio y a los ambones, garantizando un refuerzo equilibrado en puntos de especial importancia litúrgica y funcional.

La intervención también prestará atención a los accesos este y oeste, reforzando su iluminación directa. De este modo, se facilitará tanto la entrada y salida de los fieles como la percepción exterior de los principales puntos de conexión del templo con la ciudad.
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