La UE, a través de la Regulación de Etiquetado Energético (ELR) EU 2019/2015, ha señalado como uno de los pilares de la transición hacia una economía baja en emisiones, la mejora de la eficiencia energética de los productos eléctricos. Según datos del IDAE, el 11,75% del consumo eléctrico de los hogares se destina a iluminación.
Bajo esta premisa, la actualización de las etiquetas de los productos eléctricos viene a ayudar a los consumidores a identificar los productos más eficientes energéticamente en cada categoría. Esto debería de repercutir directamente en un ahorro en la factura de la luz de cada usuario. En este sentido, la iluminación eficiente contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuir a que la UE llegue a ser climáticamente neutra en 2050, tal y como ha apuntado en esta sentido la señora Kadri Simson, comisaría de Energía de la UE.
Para hacernos una idea del impacto que significa la eficiencia energética en el mundo de la iluminación, se calcula que en 2020 se vendieron aproximadamente 1.500 millones de fuentes luminosas en los países de la UE, pero es probable que esta cifra se reduzca un 60% en 2030, llegando a los 600 millones. Esto se debe a la mayor eficiencia energética y, en particular, a la prolongación de la vida útil de las fuentes luminosas de LED.
En este sentido, la etiqueta energética nació para mostrar de una manera clara y visual el consumo de cada aparato eléctrico, de cara a incentivar la compra de aquéllos que fueran más eficientes energeticamente hablando. El pasado 1 de septiembre, entró en vigor el nuevo etiquetado energético para las fuentes de iluminación, el cual ya había comenzado a aplicarse a otras 5 categorías de productos eléctricos como frigoríficos, congeladores…, el pasado mes de marzo.
Como novedad, en el nuevo etiquetado energético ya no se distingue entre los distintos tipos de luminarias, sino que solo se refiere a fuentes de luz, definida esta como un producto operado eléctricamente que emite luz blanca, pudiendo ser una lámpara, un módulo o una luminaria con componentes totalmente integrados. Además, pueden ser totalmente integradas (una fuente de luz), o ser definidas como producto continente (contiene una o más fuentes de luz), con lo que la eficiencia energética se evaluará siempre sobre la fuente de luz.
Otra de las novedades es la creación de la base de datos EPREL, una base de datos europea para los productos englobados en este etiquetado, siendo común para todos los países miembros de la UE. En dicha base figuran las características técnicas más relevantes de cada producto, ayudando a las autoridades nacionales de vigilancia del mercado a comprobar que los productos cumplen los requisitos de eficiencia energética y que la información que figura en la etiqueta es la correcta.
La nueva etiqueta incluye un código QR que enlaza con la información detallada para cada producto, que los fabricantes hemos publicado en la base de datos EPREL. En la parte superior izquierda podremos encontrar la marca o el nombre del proveedor y en la superior derecha la referencia del modelo. Al igual que en el anterior etiquetado, a la derecha de la escala aparece una flecha en negro que marca la referencia del nivel de eficiencia energética del producto que estamos comprando.
Y otro cambio fundamental es la eliminación de las clases energéticas A+, A++ y A+++, con lo que la clasificación energética pasará a estar entre “A” (menor consumo y más eficiente) y “G” (mayor consumo y menos eficiente), en función de la eficiencia energética lograda. El re-escalado de la clasificación energética tendrá en cuenta la innovación tecnológica en la fabricación de aparatos eléctricos y dejará espacio a los futuros desarrollos tecnológicos en las clases más eficientes (A y B).
Esta metodología de ensayo hace que tanto el consumo como la clasificación energética de un producto eléctrico puedan variar con respecto a las antiguas etiquetas y no exista una correlación entre la nueva clasificación y la anterior. De modo que un aparato clasificado hasta ahora como A+++ puede pasar a etiquetarse como clase B, C o incluso inferior en función de la aplicación de estas nuevas normas de ensayo.
Como consecuencia de este re-escalado de las clases, los electrodomésticos más eficientes (que antes pertenecían a la clase A+++), quedarán asignados como mucho a la clase B, para dejar un espacio de mejora a la eficiencia energética de los nuevos productos. Es decir, la clase A, la más eficiente, quedará inicialmente desierta.
Las nuevas etiquetas seguirán el ritmo de las mejoras tecnológicas en eficiencia energética, y serán revisadas cuando el 30% de los productos, en el mercado comunitario, reciban la máxima clasificación (A) o cuando el 50 % esté situado entre las franjas A y B, con el fin de asegurar su utilidad.
Por todo ello y centrándonos en el campo de la iluminación, todas las fuentes de luz habrán de ser clasificadas de acuerdo a esta nueva normativa, lo que puede conllevar cambios en el embalaje, en cuanto a la información de eficiencia energética que figura en los mismos.
Como medida de transición, se contempla el permitir la venta de los stocks existentes, ya fabricados y almacenados, hasta marzo de 2023, fecha en la que deben de ser re-etiquetados obligatoriamente.
Quedan excluidos de esta nueva regulación en lo que se refiere a la iluminación, el alumbrado de emergencia, aquellas luminarias que utilicen baterías como fuente de energía, las luminarias con fuentes reemplazables, etc.
Desde Normagrup Technology, comprometidos desde siempre con la eficiencia energética y el medio ambiente, hemos hecho un esfuerzo para que todos nuestros productos ya incorporen la nueva etiqueta, y que hayan sido registrados en la base de datos EPREL.
Normagrup, comprometidos con la eficiencia energética, la tecnología y el medio ambiente desde nuestros orígenes.
Autor: Departamento de Marketing de Normagrup Technology