Desde el pasado jueves 17 de enero, las fachadas del edificio histórico del Museo de San Telmo tienen una nueva iluminación ornamental que, además de realzar el valor de la arquitectura del edificio, servirá para aportar luz a la plaza Zuloaga. La nueva iluminación integrará las tres fachadas: la del edificio antiguo en la Plaza Zuloaga, la de la calle Santa Corda y la nueva, también en la plaza Zuloaga.
El proyecto ha estado dirigido por Pablo Barone, arquitecto de reconocido prestigio especializado en iluminación de patrimonio artístico, y ejecutado por Loyola Norte, empresa adjudicataria del concurso. La propuesta de Barone respeta la conservación del bien cultural, y propone un diseño que permite jugar con la luz de un modo equilibrado realzando la arquitectura y evitando excesos de luces y sombras. La claves del proyecto se articulan en base a unos condicionantes de conservación patrimonial y de carácter estético y energético.
El respeto por la conservación del patrimonio histórico artístico ha sido fundamental en el proyecto. La dificultad principal de un proyecto de iluminación de un edificio histórico radica en que hay que combinar el respeto máximo hacia el patrimonio con la necesaria intrusión de unos equipamientos que pueden alterarlo no solo estéticamente, sino también físicamente.
En lo estético, la característica estética más reseñable es que se trata de una iluminación ordenada y uniforme. Se ha elegido como escena principal, cotidiana, una iluminación con una temperatura de color de 3000K, cálida y regulada en consonancia con el color de la piedra arenisca. Sólo excepcionalmente y con motivo de algún evento especial se podrá cambiar el color de la fachada.
Para ser respetuosos con el medio ambiente, al utilizar luminarias lineales tipo LED regulables, minimiza la potencia instalada por metro lineal y por tanto, reduce al máximo el consumo de energía. También se ha tenido en cuenta evitar la contaminación lumínica de la bóveda celeste aplicando las recomendaciones y directrices vigentes en la actualidad.
Fuente imagen: Museo San Telmo. Donostia Kultura