El mundo está en disrupción. Las disrupciones tecnológicas ocurren cuando convergen varias tecnologías y modelos de negocio, abriendo nuevos horizontes y anunciando cambios enormes. Estas tendencias globales están creando ganadores y perdedores cada vez más grandes. ¿Somos realmente conscientes de que estamos diciendo adiós a un mundo y que otro se está fraguando bajo nuestros pies a gran velocidad?
Vivimos en una era de disrupción en la que poderosas fuerzas globales están cambiando la forma en la que vivimos y trabajamos. El auge de China, India y otras economías emergentes; la rápida difusión de las tecnologías digitales; los crecientes desafíos a la globalización; y, en algunos países, la fragmentación social que había conseguido un “contrato” de bienestar de larga duración es un asunto enloquecido desde un punto de vista económico y social. Estas y otras tendencias globales ofrecen oportunidades nuevas y considerables para empresas, sectores, países e individuos que las adoptan con éxito, pero la desventaja para aquellos que no pueden mantenerse al día también ha crecido de manera importante. Para los líderes empresariales, los responsables políticos y la ciudadanía en general, descubrir cómo navegar estos tiempos sesgados puede requerir un replanteamiento radical.
Este nuevo mundo se centra tanto en las oportunidades de creación de valor como en los intensos desafíos competitivos y sociales que todos enfrentamos en esta era de fermento tecnológico.
El abismo entre los que abrazan el cambio y los que se quedan atrás está creciendo
La disrupción se está intensificando
La tecnología y la forma de entender el mundo y por supuesto la forma de relacionarnos está cambiando nuestro planeta. Su impacto está afectando a todos los países, sectores, empresas y, cada vez más, al trabajo y al medio ambiente. Esta transformación ocurre con una velocidad de vértigo, porque la penetración de una tecnología es cada vez más rápida, diría a veces de forma inesperada, como también el impacto que producen es en muchas ocasiones una combinación que crea aún un impacto mayor.
El centro de gravedad económica está cambiando hacia el este y hacia al sur
Las economías emergentes fruto de esta disrupción, lideradas por China e India, han representado casi dos tercios del crecimiento del PIB mundial y más de la mitad del nuevo consumo en los últimos 15 años. Entre las economías emergentes hay 18 países que han logrado un crecimiento poderoso y sostenido a largo plazo, y ha sacado a más de mil millones de personas de la pobreza extrema desde 1990. Siete de estos países lo han hecho de manera sobresaliente (China, Hong Kong, Indonesia, Malasia, Singapur, Corea del Sur y Tailandia), que han obtenido un crecimiento del PIB de al menos el 3,5 por ciento durante los últimos 50 años. El resto de los países, once: Azerbaiyán, Bielorrusia, Camboya, Etiopía, India, Kazajstán, Laos, Myanmar, Turkmenistán, Uzbekistán y Vietnam, han logrado un crecimiento promedio más rápido de al menos el 5 por ciento anual en los últimos 20 años. Detrás de su desempeño se encuentran las agendas de políticas a favor del crecimiento basadas en la productividad, los ingresos y la demanda y, a menudo, impulsadas por fuertes dinámicas competitivas. La próxima ola de países con economías emergentes se avecina. Países como Bangladesh, Bolivia, Filipinas, Ruanda y Sri Lanka están adoptando una agenda similar con el fin de lograr un rápido crecimiento.
El dinamismo de estas economías emergentes ha ido de la mano del auge de las empresas altamente competitivas. Como promedio, las mejores economías del mundo tienen el doble de compañías con ingresos de más de $ 500 millones que otras economías emergentes. Estas compañías desempeñan un papel cada vez más importante en el escenario mundial, aunque representaron solo alrededor del 25 por ciento de los ingresos totales de todas las grandes empresas públicas en 2016, contribuyeron con alrededor del 40 por ciento del crecimiento de los ingresos entre los años 2005 y 2016. Más de 120 de estas compañías hoy están en la lista de Fortune Global 500 desde el año 2000, por varias cuestiones como innovación, agilidad y capacidad de adaptación. Entre los años 2014 y el 2016, las empresas de estos países emergentes generaron un rendimiento medio total para los accionistas del 23 por ciento, en comparación con el 15 por ciento de las compañías de los países.
Los patrones de globalización están cambiando, con un rápido crecimiento en los flujos de datos.
Gran parte del reciente enfoque en la globalización se ha centrado en los retrocesos del comercio, el aumento de las medidas proteccionistas y la hostilidad social. Como fenómeno, sin embargo, la globalización no ha retrocedido; más bien, ha cambiado de marcha para tener un nuevo impulso debido al Big Data y más centrado en los flujos sur-sur. Si bien los flujos transfronterizos de bienes y finanzas han perdido impulso, los flujos de datos están ayudando a impulsar el PIB mundial. El ancho de banda de datos transfronterizos creció 148 veces entre 2005 y 2017, a más de 700 terabytes por segundo, una cantidad por segundo mayor que la cantidad contenida en toda la Biblioteca del Congreso de los EE. UU., Y se prevé que crezca otras nueve veces en el los próximos cinco años, en por ejemplo, flujos digitales de comercio, información, búsquedas, video, comunicación y tráfico web.
El mundo en desarrollo está impulsando la conectividad global. Por primera vez en la historia, las economías emergentes son contrapartes de más de la mitad de los flujos del comercio mundial, y el comercio sur-sur es el tipo de conexión de mayor crecimiento. El comercio sur-sur y China-sur saltó del 8 por ciento del total mundial en 1995 al 20 por ciento en 2016.
China está reduciendo su exposición al mundo, mientras que el mundo ha estado aumentando la exposición a China.
En medio de estos cambios, es interesantísima la relación de China con el mundo, que puede estar en un punto de inflexión.
En el año 2017, China representó el 15 por ciento del PIB mundial. Por primera vez desde 1870, superó a Estados Unidos para convertirse en la economía más grande del mundo en términos de paridad de poder de compra. (En términos nominales, el PIB de China fue del 64 por ciento del PIB de Estados Unidos en 2017, lo que lo convierte en la segunda economía más grande del mundo).
Durante la última década, a pesar de que su economía ha crecido, la exposición de China al mundo, medido por la magnitud de los flujos de comercio, tecnología y capital con el resto del mundo en relación con su economía, ha disminuido. Al mismo tiempo, la exposición mundial a China (la magnitud de los flujos con China en relación con la economía global) ha aumentado desde el año 2000. Las mediciones utilizadas para medir la exposición incluyen la importancia de China como mercado y como proveedor de bienes y servicios para el mundo.
Las cadenas de valor globales también están evolucionando. Están siendo remodelados en parte por la tecnología, incluida la automatización, que podría acelerar un cambio hacia una producción más localizada de bienes cerca de los mercados de consumo. Y están cambiando junto con la demanda global, ya que China y otros países en desarrollo consumen más de lo que producen y exportan una parte más pequeña.
Pero que nadie tenga duda que China es el gran “player” de este siglo. El sur de Asia en estos momentos lo representa Honk Kong que es el segundo mayor mercado de Asia y está entre las 10 regiones más competitivas del mundo. Es una herramienta de China, una puerta abierta, un puerto a todo lo que es el sudeste asiático. En el fondo no deja de ser la región donde vive la mitad del mundo.
En China se encuentra la placa tectónica, de manera que no se puede entender el mundo sin China. Tampoco se puede entender el mundo sin China, simplemente por la población, por el nivel tecnológico que tiene y por la influencia que tiene en el mundo. El gran cambio del mundo es que China está viendo el futuro a través de la startup. Las nuevas empresas de creación con base tecnológica son el átomo de la creación del futuro. Están creando el nuevo mundo. Estas startups representan a una nueva generación.
Todos los jóvenes del mundo, cuanta más capacidad, cuanto más han estudiado, cuanto más talento tienen más quieren ir hacia la startup.
China está en esta “nueva creación” de manera descomunal. Como país está volcado en las personas y en el talento. Invierten en educación desde el primer momento, creando millones de ingenieros, de manera que están construyendo un país competitivo. En un país que lanza todos los años 3 millones de universitarios, que son difíciles de colocar en las empresas que ofrecen un trabajo “fácil”, lo increíble es que un gran porcentaje de estos universitarios está yendo hacia la startup, de manera que en los dos últimos años se han creado entre 4 y 5 millones de estas miniempresas de base tecnológica, liderando así el crecimiento mundial y representando un nuevo modelo de vida.
La democracia occidental necesita ser más democracia
La democracia de nuestro mundo necesita ser más democracia. Dar otro salto de calidad y necesita entender que los “mejores” tienen que ir a trabajar para los demás. Este es un paso fundamental. El talento es la gran competencia, el combustible del siglo XXI.
Si el talento va a un sector, lo hace mejor y si no va, es peor claramente. Así claramente, la lucha del talento entre todos los sectores es la lucha de este siglo XXI. En occidente necesitamos urgentemente talento entre la clase política, en los funcionarios porque es la clase que nos dirige y nos va a dirigir a todos y la que va a hacer que compitamos con otros modelos muy fuertes como el chino.
China no piensa en el control territorial del mundo o de uno u otro país, sino en tener el control real, que es el control de los flujos. Los flujos económicos, comerciales, energéticos, de transporte…etc. También por supuesto los flujos tecnológicos. Absolutamente, en Europa se subvenciona la I+D y China nos la compra a través de una Joint Venture que desarrolla y que convierte en una gran empresa China que luego vende la tecnología a todo el mundo. Este circuito viene funcionando, lamentablemente desde hace mucho tiempo.
A modo de conclusión
El futuro, la vida depende del talento, pero ¿dónde están los yacimientos fundamentales del talento en el mundo?
Sin duda los grandes centros del talento están en San Francisco, en la cosa oeste de EEUU, en China en Shenzen, Sanghai y Beijin y por supuesto en Boston. Estos lugares, digamos tiene un ecosistema con todo lo necesario para el triunfo.
¿y Europa? Pues en Europa exportamos mucho talento. Tenemos varias ventajas y algún inconveniente como el territorial. Y es que todas las regiones de Europa tienen una estrategia y esa estrategia difiere entre regiones de manera que se convierte en un inconveniente porque no funciona. Necesitamos tener “HUBS”, que representen una tecnología sin diferencias regionales. El talento quiere tener un lugar, un ecosistema, que hoy se llaman “HUBS”.
Innovación es construir las respuestas a las personas del mañana. Esta disrupción significa que estamos cambiando la manera de hacer las cosas…y lo estamos haciendo desde la forma de alquilar un coche con conductor, desde la forma de ir a la luna…estamos cambiando nuestro hábitos y así la forma de entender el mundo y de organizarlo. El mundo está sufriendo un ataque de creatividad que se va a incrementar. Esto ocurre porque hay una plataforma que permite ser creativo y esta plataforma es el mundo digital. Por favor liberemos nuestra creatividad y no tomemos ningún medicamento para curarla.
Bibliografía: MCKINSEY GLOBAL INSTITUTE