Los beneficios para la salud de la exposición solar podrían ser mayores que los riesgos para las personas que residen en zonas con baja incidencia de sol. Esta es la conclusión a la que ha llegado un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Edimburgo.
La investigación, publicada en la revista Health and Place, analiza detalladamente la relación entre la exposición a la radiación ultravioleta (UV) y las tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer, arrojando luz sobre un tema frecuentemente debatido en la comunidad médica y científica.
La doble cara de la exposición al Sol
En el Reino Unido y otros países con altas poblaciones de ascendencia europea, las advertencias sobre los peligros de la radiación ultravioleta (UV) han sido una constante en las campañas de salud pública, dada la relación entre la radiación UV y el desarrollo de melanoma. Aunque el melanoma representó solo el 1% de todas las muertes por cáncer entre 2017 y 2019, estudios recientes sugieren que los beneficios de la exposición a los rayos UV podrían superar estos riesgos, especialmente en zonas con baja incidencia solar.
Existen varios mecanismos biológicos que explican cómo la radiación UVB y UVA puede beneficiar la salud. La UVB es esencial para la síntesis de vitamina D en la piel, asociada con menores tasas de cáncer y enfermedades cardiovasculares (ECV) según estudios observacionales. Sin embargo, investigaciones recientes no han encontrado un vínculo causal directo entre la vitamina D y otros beneficios para la salud más allá de los óseos. Por otro lado, la radiación UVA penetra más profundamente en la piel y promueve la vasodilatación a través del óxido nítrico (NO), lo que puede reducir la presión arterial y modular inflamaciones asociadas con condiciones como la diabetes tipo II y la aterosclerosis.
Teniendo todo esto en cuenta, los investigadores de la Universidad de Edimburgo se propusieron determinar hasta qué punto la exposición a los rayos UV está asociada con la mayor o menor mortalidad.
Metodología
Utilizando información genética y de salud de la base de datos UK BioBank, que cuenta con detalles anónimos de salud de voluntarios, el equipo examinó la exposición a UV de 395.000 personas, todas de ascendencia europea blanca. Esta especificidad en la selección de los participantes se debe a que la pigmentación de la piel juega un papel crucial en la respuesta del cuerpo a la exposición UV.
Los investigadores emplearon la ubicación geográfica de los participantes para calcular su exposición media anual a la energía solar y, además, evaluaron el uso de sesiones de bronceado o ‘camas solares’ como una medida separada de exposición a UV.
Además se ajustaron los resultados teniendo en cuenta otros factores que podrían influir en la salud, tales como el tabaquismo, el ejercicio, la privación social y el género, para reducir la posibilidad de que estos factores fueran responsables de cualquiera de los cambios observados.
Hallazgos claves
El estudio encontró que vivir en lugares con niveles más altos de UV, como Cornwall, está asociado con un menor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y cáncer—19% y 12% respectivamente—comparado con áreas de bajos niveles de UV, como Edimburgo o Glasgow. Curiosamente, el uso de camas solares mostró una relación similar, con una reducción del 23% en el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y un 14% por cáncer, en comparación con los no usuarios.
“Es posible que las personas que usan camas solares también busquen una mayor exposición al sol y, por lo tanto, este resultado puede reflejar un comportamiento más amplio de búsqueda del sol”, apunta el equipo de investigación.
No obstante, estos beneficios se asocian con un ligero incremento en el riesgo de diagnóstico de melanoma, aunque, curiosamente, no se registra un aumento en el riesgo de mortalidad por esta enfermedad.
“Nuestro artículo se suma a un creciente cuerpo de evidencia que sugiere que en entornos con baja luz, una exposición relativamente mayor a los rayos UV es buena para su salud. Aunque puede haber un mayor riesgo de incidencia de cáncer de piel con una mayor exposición a los rayos UV, este riesgo parece ser superado por una mayor reducción en el riesgo de muerte por cáncer y enfermedades relacionadas con el cardiovasculares”, explica el profesor Chris Dibben, de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Edimburgo.
Implicaciones para la salud
Con los resultados obtenidos, los autores del estudio proponen que adaptar los consejos de salud pública para reflejar tanto los riesgos como los beneficios de la exposición UV podría ayudar a reducir la carga de enfermedades y mejorar la esperanza de vida en países con poca luz solar. Esta recomendación llega en un momento en que la orientación sobre la exposición al sol tiende a centrarse predominantemente en los peligros del cáncer de piel, especialmente en poblaciones de piel blanca en países soleados como Australia.
“Los dermatólogos tradicionalmente solo han considerado el posible daño a la piel causado por la luz solar, gran parte del cual data de la experiencia de individuos de piel blanca en países soleados como Australia. Cuando el índice UV es muy alto, proteger la piel es importante. Sin embargo, esta investigación muestra que en el Reino Unido, el equilibrio entre el beneficio y el riesgo de la exposición a la luz solar es probablemente muy diferente al de los países más soleados”, concluye el profesor Richard Weller, del Centro de Investigación de la Inflamación de la Universidad de Edimburgo.
Puede acceder al paper completo de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1353829224001564?via%3Dihub
Fuente de imágenes: Unsplash