La agudeza visual (sensibilidad al contraste) es un aspecto fundamental en nuestra percepción visual que nos permite distinguir los detalles y contrastes en nuestro entorno. Ahora, gracias a una reciente investigación liderada por el Profesor Sei-ichi Tsujimura de la Universidad de la Ciudad de Nagoya y el Profesor Su-Ling Yeh de la Universidad Nacional de Taiwán y la Universidad de Kagoshima, se ha descubierto una manera de mejorar la sensibilidad al contraste utilizando una luz con un espectro especial que estimula selectivamente las células de melanopsina en la retina.
La retina de nuestros ojos contiene células fotorreceptoras de cono, que identifican los colores en entornos brillantes, y células fotorreceptoras de bastón, que funcionan en la oscuridad. Durante mucho tiempo, se creía que los humanos veíamos y reconocíamos objetos únicamente a través de estos dos tipos de células fotorreceptoras. Sin embargo, alrededor del año 2000, se descubrieron las células fotorreceptoras de melanopsina (ipRGC) en la retina. Se ha informado que las células de melanopsina influyen en la regulación del ritmo circadiano, el reflejo pupilar a la luz, la percepción del brillo, el estado de ánimo, entre otros aspectos, pero se desconoce en gran medida cómo afectan a la visión espacial humana.
Por esta razón, el estudio de la función de las células de melanopsina es de gran importancia y ha sido un desafío para muchos investigadores.
El laboratorio del Profesor Tsujimura desarrolló por primera vez en el mundo un dispositivo experimental que puede estimular únicamente las células de melanopsina ajustando el color de la luz (espectro) y realizó experimentos sobre la contribución de estas células a la sensibilidad al contraste.
La sensibilidad al contraste es la capacidad para distinguir entre diferentes tonos de brillo en textos e imágenes, y es una de las características más importantes de nuestra visión. Por ejemplo, una alta sensibilidad al contraste permite a las personas distinguir un objeto del fondo que lo rodea. En general, la sensibilidad al contraste es menor en entornos oscuros y aumenta a medida que la luz se vuelve más brillante. Sin embargo, un mayor aumento de la luminosidad no mejora aún más la sensibilidad. En esta investigación, el Profesor Tsujimura y sus colaboradores descubrieron que la sensibilidad al contraste en los seres humanos se mejora cuando aumenta la estimulación de las células de melanopsina sin cambiar la luminancia ni la cromaticidad de la luz de iluminación.
En este estudio, la sensibilidad al contraste se mejoró utilizando un sistema de iluminación con un espectro especial que estimula selectivamente las células de melanopsina sin cambiar el brillo ni el color de la luz. Esto podría conducir al desarrollo de nuevos dispositivos e pantallas de iluminación innovadoras, en lugar de simplemente cambiar el color o la intensidad de la luz. Continuaremos nuestra investigación sobre la visión humana y propondremos entornos de luz óptimos mediante la clarificación de los mecanismos en el cerebro.
Este emocionante descubrimiento tiene el potencial de revolucionar la tecnología de iluminación tal como la conocemos. Hasta ahora, los avances en iluminación se han centrado principalmente en el desarrollo de luces más eficientes y ecológicas, así como en la mejora de la reproducción de colores. Sin embargo, la investigación del Profesor Tsujimura y su equipo abre una nueva puerta hacia la mejora de la experiencia visual humana utilizando la estimulación específica de las células de melanopsina.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0042698923000950?via%3Dihub
Imagen de portada: Unsplash