El estudio de diseño de iluminación Maraba ha transformado el campo de golf de la isla de Lanzarote en un escenario de paisajes, espacios y rincones de calidez. El proyecto, centrado en las áreas más representativas del complejo, introduce una seriación de capas de luz como estrategia para promover el disfrute bajo un clima de calma y serenidad.
Luces extendidas
El restaurante proyecta una mirada al exterior con una luz amable y extensiva. La propuesta contempla elegantes luminarias de cristal y presta atención al detalle mediante luces puntuales que además de vestir el espacio, completan los niveles de iluminancia media para lograr un ambiente equilibrado.
Profundidad y escala
La iluminación indirecta y oculta en el foseado superior redimensiona y aumenta la profundidad espacial del área club. Las luces integradas en las estanterías establece límites y hace brillar los objetos decorativos. Mientras, los apliques de pared reducen contrastes y mejorar el confort visual bajo un suave halo de luz.
Conexión de ambientes
La barra, corazón y nexo de unión entre ambos ambientes, luce bajo una pérgola de madera iluminada de forma bidireccional. Esta decisión proyectual destaca y aporta ligereza a una estructura de madera natural que parece levitar. Entre las lamas se suspenden esbeltos tubos de acero que focalizan la luz sobre la piedra pulida. La iluminación lineal inferior realza las texturas onduladas de su acabado frontal.
Entre lo técnico y lo decorativo
En la terraza cubierta, las luminarias navegan entre lo técnico y lo decorativo. Su luz se filtra a través de texturas trenzadas para enriquecer la experiencia sensorial. Los apliques en forma de teja invertida se funden con la fachada, aportando cierto grado de volumen.
Fuente de imágenes: Maraba Studio