Madrid ha sido elegida candidata a la capitalidad europea de la Innovación 2018, un premio que promueve la Comisión Europea en reconocimiento a la labor de las ciudades del continente por desarrollar y promover ecosistemas dinámicos de innovación, involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones y hacer de la innovación una estrategia transversal de gobierno para conseguir urbes más cohesionadas, sostenibles y resilientes.
Junto con Madrid compiten por este reconocimiento: Aarhus (Dinamarca); Amberes (Bélgica), Atenas (Grecia), Bristol (Reino Unido), Gotemburgo (Suecia), Hamburgo (Alemania), Lovaina (Bélgica), Lisboa (Portugal), Toulouse (Francia), Umea (Suecia) y Viena (Austria).
Las doce ciudades han sido seleccionadas por sus esfuerzos por promover la innovación e implementar medidas que contribuyan a dar respuesta a los retos urbanos, potenciando además el talento y la implicación ciudadana en la búsqueda de esas respuestas. Los requisitos para optar al título son tener más de 100.000 habitantes, pertenecer a un estado miembro de la UE o a un país asociado a Horizonte 2020, el programa de investigación e innovación de la UE.
Durante la celebración de la nueva edición del Web Summit de Lisboa en noviembre, Carlos Moedas, comisario europeo para la Investigación, la Ciencia y la Innovación, dará a conocer el nombre de la ciudad que ostentará el título este año y el de las cinco finalistas. El premio es de un millón de euros para la ganadora y 100.000 para cada una de las finalistas. Previamente, las ciudades candidatas deberán defender en Bruselas sus estrategias de innovación.
La capitalidad europea de la Innovación se estableció en 2014. Barcelona fue la primera ciudad que ostentó el título, seguida por Ámsterdam (2016) y París (2017), una metrópoli esta última con la que Madrid mantiene un contacto permanente para estrechar la colaboración entre La Nave y Station F, el mayor campus europeo de startups, por el que han pasado más de un millar de empresas.
Fortalezas de Madrid
Madrid ha basado su estrategia de Smart City (ciudad inteligente) en un elemento diferenciador: situar a las personas como pieza clave en la construcción de la ciudad, presente y futura. Así, los procesos participativos agrupados en Decide Madrid, y la asignación de 100 millones de euros anuales, el 2,5% del presupuesto total, para que los ciudadanos decidan en que proyectos se emplean, son un caso único en el mundo.
La plataforma de software libre que soporta este proceso, Consul, ha sido desarrollada desde el Ayuntamiento de Madrid e implantada ya en 93 ciudades de 18 países, que colaboran en su evolución. Esta alta implantación facilita la comparación entre indicadores y la transparencia en la gestión, y ha merecido el premio de Naciones Unidas al mejor servicio público en 2018.
De forma paralela, los laboratorios urbanos realizados en MediaLab Prado como Experimenta Distrito, o MARES Madrid, el proyecto de economía social sostenible financiado por el programa Urban Innovative Action de la Unión Europea con 4,8 millones de euros, permiten involucrar, capacitar y experimentar a los ciudadanos, generando una inteligencia y una responsabilidad colectiva que complementa esos procesos participativos.