En la era digital, la exposición a la luz azul es una constante en nuestras vidas, principalmente debido al uso extendido de dispositivos con pantallas LED y otros sistemas de iluminación. Un estudio reciente, liderado por el investigador Xiaoyun Wang y su equipo, se adentra en los efectos subcelulares de la exposición a la luz azul de baja intensidad (BLE, por sus siglas en inglés) en Drosophila melanogaster, comúnmente conocida como mosca de la fruta, un modelo biológico relevante en investigaciones científicas. En concreto, los investigadores se propusieron explorar cómo la luz azul afecta procesos relacionados con el envejecimiento y los ritmos circadianos a través de cambios en la modificación del ARN y la función neuronal.
El equipo de Wang sometió a grupos de Drosophila melanogaster a diferentes duraciones de exposición diaria a BLE, comparando los resultados con un grupo de control criado en oscuridad. Se prestó especial atención a los efectos de la luz azul sobre la N6-Metiladenosina (m6A), una modificación común del ARN que juega un papel crucial en una variedad de procesos biológicos.
Los investigadores descubrieron que la luz azul inducía cambios significativos tanto en los perfiles de expresión génica (transcriptómica) como en el metabolismo celular (metabolómica) de las moscas. Estos cambios sugieren que la luz azul afecta profundamente la manera en que las células expresan sus genes y llevan a cabo sus funciones metabólicas, lo que podría tener implicaciones en diversos procesos biológicos.
El estudio también estableció un vínculo importante entre la modificación del ARN m6A y el proceso de envejecimiento. Al comparar moscas de diferentes edades, los investigadores descubrieron que los perfiles epitranscriptómicos de m6A variaban notablemente entre las moscas jóvenes (de 10 días) y las más viejas (de 25 días). Este resultado es crucial porque demuestra cómo la metilación del m6A, una modificación común del ARN, puede estar directamente relacionada con los mecanismos biológicos del envejecimiento.
Además, el estudio arrojó luz sobre los posibles efectos negativos de la BLE en la función neuronal. Al analizar y comparar los perfiles de ARN de las cabezas de las moscas macho expuestas a la luz azul y criadas en la oscuridad, se encontraron diferencias significativas. Estos cambios en la regulación génica sugieren que la exposición a la luz azul podría estar dañando la función neuronal, un hallazgo que resalta la necesidad de investigar más a fondo los efectos de la luz azul en el cerebro.
Finalmente, el estudio indicó que los efectos de la BLE variaban según el tejido analizado. Mientras que el envejecimiento mostraba un impacto más significativo en los transcriptomas de todo el cuerpo, los datos sugieren que los tejidos del ojo y del cerebro son los más afectados por la luz azul. Esta observación es particularmente relevante, ya que resalta la sensibilidad de estos tejidos a la exposición lumínica y plantea interrogantes sobre los posibles efectos a largo plazo en la salud ocular y cerebral.
En resumen, el estudio de Wang y su equipo ofrece una visión detallada y preocupante de cómo la exposición a la luz azul podría estar afectando procesos biológicos fundamentales a nivel celular, especialmente relacionados con el envejecimiento y la función neuronal. El estudio abre la puerta a futuras investigaciones que podrían explorar más a fondo estos efectos y sus posibles implicaciones en la salud humana, especialmente en un mundo donde la exposición a la luz azul es omnipresente.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
https://academic.oup.com/pnasnexus/article/2/12/pgad390/7457940?login=false