Ya informabamos en enero de 2018, como una nueva tecnología permitía a las plantas emitir luz, gracias a insuflar en las mismas nanopartículas que convierten la energía almacenada de la planta en luz, similar a cómo brillan las luciérnagas.
“La transformación hace que prácticamente cualquier plante sea una tecnología sostenible y potencialmente revolucionaria”, explica Michael Strano, profesor de Ingeniería Química en el MIT. «Promete una iluminación independiente de una red eléctrica, con baterías que nunca se necesitan cargar, y líneas eléctricas que nunca necesita instalar».
Pero Strano y sus colegas pronto se dieron cuenta de que necesitaban socios que pudieran expandir el concepto y sacar todo el potencial como parte de un futuro de energía sostenible. “Si tratamos a la desarrollo de la planta como si fuera una bombilla más, sería un camino equivocado”. Por ello contacto con Sheila Kennedy, profesora de arquitectura en MIT y directora de Kennedy y Violich Architecture, quien es conocida por su trabajo en infraestructura de energía limpia.
“La ciencia es tan nueva y emergente que me parecía un desafío de diseño realmente interesante. Como equipo de diseño, consideramos algunas cuestiones fundamentales, como la forma de entender y expresar la idea de la iluminación de las plantas como una tecnología viva, biológica e invitar al público a imaginar este nuevo futuro con las plantas”, explica Kennedy.
En 2017, Kennedy y Strano recibieron una beca de investigación del profesor Amar G. Bose para desarrollar su colaboración. El profesorado del MIT otorga apoyo a actividades de investigación poco convencionales y, a menudo, interdisciplinarias, que probablemente no se financiarán a través de las vías tradicionales, pero que tienen el potencial de conducir a grandes avances.
Durante el primer año de la beca se produjeron varias generaciones de plantas de berro que emiten luz, con un brillo mayor que las primeras versiones experimentales. El equipo está evaluando un nuevo componente para el desarrollo de estas plantas nanobióticas que llaman partículas condensadoras de luz. El condensador, en forma de nanopartículas embebidas en la plata, almacena “picos en la generación de luz “ y los va cediendo con el tiempo. “Normalmente, la luz creada en la reacción bioquímica puede ser brillante pero se desvanece rápidamente con el tiempo. Las partículas capacitivas extiende la duración de la luz generada por la planta de horas a días y semanas potencialmente”.
Diseñar para mostrar
A medida que la tecnología de esta planta nanobiónica ha avanzado, el equipo también está imaginando como las personas pueden interactuar con las plantas en su vida cotidiana. Las posibilidades arquitectónicas de la planta se han mostrado recientemente en el Smithsonian Design Museum.
Los visitantes de la instalación han podido ver un modelo arquitectónico a escala de un edificio de viviendas de la ciudad de New York, que también sirva como incubadora de plantas, para ver el funcionamiento de esta innovadora tecnología. La instalación también muestra una hoja de ruta sobre cómo un edificio residencial existente podría adaptarse y transforme para respaldar el crecimiento natural de las plantas en un futuro con limitaciones de la energía.
“En este edificio, la infraestructura basada en plantas nanobiónicas está diseñada para usar los recursos propios de la naturaleza”, dice Kennedy. «El edificio cosecha y transporta la luz solar, recoge y recicla el agua y enriquece el suelo con compost».
Los investigadores tuvieron que encontrar una manera de mostrar las plantas en un ambiente museístico con poca luz, donde la tierra y los insecto generalmente son desterrados. «Pero en lugar de ver esto como una clase de obstáculo insuperable», dice Kennedy, «nos dimos cuenta de que este tipo de situación – cómo permitir que las plantas vivas prosperen en el entorno cerrado de un museo – es igual que el problema arquitectónico de cómo consiguiri que cantidades significativas de plantas crezcan dentro de edificios”.
El equipo también está recopilando datos sobre cómo responden las plantas a las nanopartículas y otras tensiones potenciales. «Las plantas en realidad están más estresadas por estar en el entorno del museo que por las modificaciones que introducimos, pero estos efectos deben estudiarse y mitigarse si queremos usar plantas para iluminación de interiores», señala Strano.
Un futuro brillante todavía por descubrir
Kennedy y Strano estan convencidos que las plantas podrían estar en el centro de una nueva idea, pero también «pre-ecléctica», en la arquitectura.
Para la mayor parte de la historia de la humanidad, explica Kennedy, los procesos naturales desde la luz solar hasta el compostaje de residuos formaban parte de la infraestructura esencial de los edificios. Pero estos procesos han sido excluidos en el pensamiento moderno o escondidos, lo que evita que las personas se encuentren cara a cara con los cestos ambientales de la infraestructura energética hecha de materiales tóxicos y alimentada por combustibles fósiles.
«La gente no cuestiona los impactos de nuestra propia red eléctrica principal en la actualidad. Es muy vulnerable, muy frágil, sobredimensionada y llena de material tóxico. No cuestionamos esto, pero necesitamos hacerlo», dice Kennedy.
«La iluminación ahora consume una gran parte de nuestra demanda de energía, acercándose a cerca del 20 por ciento de nuestro consumo global, generando cantidades ingentes de dióxido de carbono por año», agrega Strano.
El equipo continúa trabajando en nuevas formas de introducir las nanopartículas en las plantas, para que funcionen durante toda la vida útil de la misma, así como para experimentar en plantas más grandes como los árboles. Sin embargo, para que las plantas prosperen, los arquitectos deberán desarrollar una infraestructura de construcción que integre las plantas en un nuevo ecosistema interno de luz solar, agua y eliminación de residuos.
«Para que las plantas proporcionen luz a las personas, debemos mantenerlas sanas para beneficiarnos de todo lo que nos brindan. Creemos que esto va a desencadenar una relación mucho más cariñosa o cuidadosa entre las personas y sus plantas, o las plantas y las personas que iluminan» concluye Kennedy.
Créditos imagen de portada: Strano Research Group