Millones de aves mueren al año en colisiones con aviones, y pese a que los aeropuertos han implementado múltiples métodos para solucionar el problema, estos son inútiles después del despegue del avión. Ahora un estudio desarrollo por investigadores de la Universidad de Purdue pueden haber encontrado la solución: luces LED rojas y azules que son capaces de conducir a las aves en la dirección opuesta.
Está claro que los problemas de colisiones de aves con diferentes infraestructuras no se circunscribe solo a los aeropuertos. Las colisiones con edificios, líneas eléctricas, incluso con fuentes de energía respetuosas con el medio ambiente, como los parques eólicos, son una fuente de mortalidad que se ha visto exacerbada en los últimos años debido a la pérdida/fragmentación de los hábitats y la expansión urbana.
Si bien se han desarrollados sistemas de balización con luces para alertar a las aves y minimizar las posibilidades de colisiones, la literatura científica para respaldar qué tipos de luz podrían funcionar es casi inexistente. En colaboración con el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal del USDA, los investigadores de Purdue comenzaron a hallar algunas respuestas.
«La forma en que resolvemos esto es darle al animal una opción», comenta Esteban Fernández-Juricic, profesor de ciencias biológicas en Purdue, y director del estudio realizado en la Reserva Biológica Ross. Así es como funciona: los investigadores liberan un ave y se aleja volando de ellos. A pocos centímetros de distancia la ruta de vuelo está dividida: un lado tien una luz encendida y el otro no. Se trata de una prueba de opción única, en la que el pájaro elige entre la luz encendida y apagada en lugar de entre dos colores, lo que es ideal para medir el comportamiento de evitación, según Fernández-Juricic. Si el pájaro va hacia un lado sin luz, esa luz podría ser una buena candidata para advertir a las aves de peligro.
La prueba se repitió con cinco longitudes de onda de luz diferentes. Las aves evitaron constantemente las luces LED con picos de 470 y 630 nanómetros, que aparecen azules y rojos para el ojo humano. La luz ultravioleta (UV), verde y blanca no generó ningún patrón obvio de evitación o atracción.
La gente en el pasado han intentado usar luces UV para alejar a las aves, basándose en la idea de que las aves tienen una mejor visión en el rango ultravioleta. Estos hallazgos muestran que probablemente no sea una buena opción.
Los tipos de luces que las aves evitaron en el estudio tenían altos niveles de contraste cromático, o diferencias en el color, pero niveles más bajos de contraste acromático, donde las diferencias ocurren solo en el nivel de gris. Fernández-Juricic no está seguro de si los hallazgos son el resultado de picos de luz o niveles de contraste y espera responder a esta pregunta, junto con cómo otras especies de aves responden a diferentes tipos de luz, modificando la prueba y haciendo más experimentos.
«Ahora tenemos un ensayo de comportamiento que podemos usar para probar estos comportamientos de atracción y evitación en una materia sistemática y estandarizada, y podemos hacerlo en varias especies», dijo. «Podemos probar no solo si una luz puede ser muy visible para un ave o no, sino si esa luz conduce a los comportamientos que estamos tratando de generar».