Let’s Pause teje en ganchillo la fibra de una planta andina, el fique, para crear una colección de lámparas cálidas, orgánicas, que celebran la artesanía y respetan el trabajo de las mujeres que las crean.
En el origen, una planta suculenta de pencas carnosas, el fique (Furcraea andina), del que se extrae una fibra dura, fina y brillante con la que se han fabricado hamacas, redes y sacos de café. En el proceso, a partir de este hilo fibroso, el trabajo experto de mujeres que lo tejen con ganchillo siguiendo los diseños elegantes de Let’s Pause. Y, en el otro extremo, como resultado, las lámparas NUS iluminando con suavidad a través de mallas que conservan su original esencia natural y que cuentan la historia de mujeres respetadas y valoradas.
La nueva colección de lámparas NUS de Let’s Pause es un homenaje a la artesanía sabia y canta a la sencillez: un solo hilo y un punto de crochet son suficientes para obrar la magia de una celosía vegetal que permite el paso matizado de la luz y un juego sutil de sombras.
El tamaño grande y mediano están disponibles en cuatro colores distintos (blanco, marrón claro, cobre y negro) y el pequeño solo en blanco moreno. Todos ellos aúnan la firmeza de la fibra vegetal con la leve ondulación orgánica del ganchillo. A modo de malla, la pantalla cae como una falda al estar apenas sujeta a un armazón de aluminio del mismo tono.
NUS significa “nudo”, ya que se consigue anudando la fibra del fique en un proceso de fabricación que busca unir culturas, agrupar a mujeres, retomar el camino interrumpido de antiguas artesanías y técnicas. El motor de Let’s Pause ha sido, desde el nacimiento de la firma, el amor y la pasión por lo hecho sin prisas, con las manos y con materiales que respetan los ciclos naturales y las personas. Cada pieza se crea con mimo y tiene un carácter único que se refleja en su atractiva y solo aparente imperfección. La leve irregularidad del ganchillo de fique libera a la lámpara de cualquier rigidez y la dota, al contrario, de movimiento, vida.
El fique se extrae de la planta de la que toma el nombre por un proceso de “peinado” que elimina la parte exterior de la hoja y deja solo la fibra. De manera natural, esta fibra es blanca en las hojas altas, aún tiernas, y de un blanco moreno o marrón claro en las bajas, las que ya han madurado y casi tocan el suelo.
Las lámparas de NUS se encuentran en estos dos colores naturales y, además, en un cobre, como de arena mojada o tierra recién arada, y en un gris antracita oscuro, parecido a la piedra volcánica. Estos dos colores se obtienen tiñendo la fibra blanca. Por otro lado, las opciones se amplían con los tres tamaños distintos de las lámparas. La pantalla más grande tiene un diámetro de 60 cm y una altura de 75 cm; la mediana, un diámetro de 42 cm y una altura de 58 cm; y la pequeña, un diámetro de 25 y una altura de 31 cm.
Para tejerlas, las mujeres emplean entre 12 horas y dos días, dependiendo del tamaño. Se les ofrece la posibilidad de trabajar en casa para que les resulte más fácil mantener el “nudo” familiar y una coordinadora controla los plazos de entrega y supervisa la labor realizada.
La conjunción del trabajo artesano, a partir de un material tan natural, con un diseño muy contemporáneo hace que las lámparas de NUS se adecúen tanto a vestíbulos de hoteles y casas arquitectónicas de espacios diáfanos como a mesas de comedor y rincones recogidos a los que aportan su mensaje de calidez y de regreso a la naturaleza.
Al desembalar las lámparas, para eliminar las posibles arrugas, recomendamos aplicar el vapor de una plancha a través de un trapo de algodón. Para mantenerlas limpias, es suficiente con lavarlas con un trapo húmedo. Luego, se secan con el vapor de la plancha.
Cada pantalla se entrega con un cable textil de cordón negro de 2,5 metros, un portalámparas negro y un florón negro de aluminio para su colocación en el techo.
Fuente de imágenes: Lets Pause