Una de las preguntas que impregna a todo el sector durante los últimos años es sobre el futuro del mercado de la iluminación. La llegada de la tecnología LED movió los cimientos de la industria empujándola hacia la digitalización y a la generación nuevos modelos de negocios y servicios. Oportunidades como el internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), están surgiendo como una apuesta clave para el sector, transformando las propuestas de valor de vender productos a vender servicios. Los grandes compañías de la iluminación ya están implantando sus plataformas de IoT para poder aprovechar todo el potencial de la iluminación conectada, y ofrecer nuevos servicios basados en los datos.
Si bien el camino del Internet de las cosas parece una apuesta clara de futuro, una nueva oportunidad está cogiendo cada vez más fuerza: la iluminación centrada en las personas o Human Centric Lighting (HCL). Es decir, la iluminación como elemento fundamental para contribuir al bienestar y la salud de las personas.
Actualmente se están estableciendo las bases de lo que, en un futuro cercano, podría ser una revolución de la salud pública impulsada por una nueva iluminación centrada en las personas. Los estudios sobre la interacción humana con la luz artificial están en su apogeo, y cada vez más investigaciones están demostrando las fuertes implicaciones de la iluminación en el bienestar y salud de las personas, sobre todo teniendo en cuenta que nos pasamos más del 90% de nuestra vida en ambientes interiores (hogar, oficinas, metro, restaurantes…).
Actualmente se están estableciendo las bases de lo que, en un futuro cercano, podría ser una revolución de la salud pública impulsada por una nueva iluminación centrada en las personas.
Todas estos nuevos hallazgos posibilitan nuevos desarrollos de la iluminación para influir en la salud, confortabilidad e incluso el comportamiento humano: adecuación de los ritmos circadianos con la luz, higiene del sueño, mejora de la productividad y el rendimiento de las personas en oficinas, mejoras en los tratamientos de los pacientes en centros hospitalarios, prevención de depresiones e incluso en su utilización para la prevención y tratamiento de enfermedades como el cáncer o alzheimer.
Si la iluminación ya está dando los primeros pasos hacia este futuro, el mundo de la edificación no se queda atrás. La certificación WELL está revolucionando la forma en que los profesionales y personas piensan sobre los edificios.
En la última década, los estándares de construcción verde y eficiencia energética han hecho grandes avances para transformar el mercado del sector de la construcción, lo que ha resultado en un rápido desarrollo de edificios verdes y prácticas constructivas respetuosas con el medio ambiente en todo el mundo. La evolución ha sido tan importante que, en la actualidad, la mayoría de normas de edificación incorporan criterios de alta eficiencia energética y sostenibilidad y, para el año 2020, todos los edificios de nuevo construcción en Europa tienen que ser Edificios de Consumo de Energía Casi Nulo. Habiendo logrado incorporar al día a día del sector todos estos criterios medioambientales, nuevos retos se tienen que afrontar y parece que el nuevo paso es la salud y el bienestar de las personas en los edificios.
La aparición de la Certificación WELL, es un claro síntoma de esto, donde la salud y el confort de las personas se sitúan en el centro de la práctica constructiva para reinventar los edificios. Surgida en el año 2015, el estándar de construcción WELL conjuga las mejoras prácticas en diseño y construcción con intervenciones en materia de salud y bienestar basadas en evidencias científicas. Este nuevo estándar está ganando popularidad, con más de 650 proyectos certificados, y muchos países comienzan a adoptar estos principios para el desarrollo de las futuras normas de edificación.
Dentro de la certificación WELL, la iluminación juega un papel destacado proporcionando pautas que minimizan la alteración del sistema circadiano humano, mejoran la productividad, e incluso que respalden la buena calidad del sueño.
Como podemos ver nos encontramos ante un cambio de paradigma que incluso puede hacer cambiar los roles de los profesionales del sector de la iluminación hacia convertirlos en profesionales de la salud.
Si bien está afirmación puede parecer muy osada, analizando las actuales tendencias sociales y demográficas que están transformando la manera de vivir de la sociedad del siglo XXI, está claro que la salud va a jugar un papel fundamental en nuestro sector. El envejecimiento de la población, los cambios de los entornos profesionales con la digitalización, la necesidad de atraer y consolidar nuevo talento e incluso aspectos económicos, apoyan la idea de que la iluminación va a desempeñar un papel fundamental en el futuro de la salud pública.
Si aún no está convencido, a continuación se muestra una visión más detallada de todas estas tendencias:
Envejecimiento Saludable
Las evidencias acerca del envejecimiento de la población europea son contundentes. La mayor esperanza de vida, unida a la baja fertilidad y el estancamiento en el crecimiento poblacional ejerce una presión muy importante sobre los sistemas sanitarios y sociales de todos los países, que tienen que hacer frente a este cambio demográfico.
Para 2020, el número de personas de 60 años o más será superior al de niños menores de 5 años. Además está pauta de envejecimiento de la población está aumentando rápidamente en todo el mundo. Francia dispuso de casi 150 años para adaptarse a un incremento del 10% al 20% en la proporción de población mayor de 60 años. Sin embargo, países como Brasil, China o la India deberán hacerlo en poco más de 20 años.
Si nos centramos en nuestro país, el índice de envejecimiento en España aumenta por séptimo año consecutivo logrando la marca histórica del 118%, lo que supone que por cada 100 menores de 16 años hay 118 mayores de 64 años. (Cifra recogida por la Fundación Adecco en base a los datos del INE)
Además otro aspecto del envejecimiento de la población es el progresivo envejecimiento del propio sector de las personas mayores. Está previsto que el porcentaje de personas de 80 años o más dentro de la población de la EU-28 se duplique con creces entre 2016 y 2050.
Con todos estos datos está claro que el futuro de los edificios tiene que contemplar esta creciente demanda de este tipo de perfil de usuarios, creando entornos adaptados a las personas mayores. Personas de cada vez mayor edad, que requieren condiciones específicas que garantizan su confort y bienestar. Y todo esto no solo se queda en tener que adaptar los edificios a sus necesidades, sino que está demostrado que un factor fundamental para tener una vejez “sana” es donde has pasado el resto de vida trabajando.
Aunque algunas de las variaciones de salud de las personas mayores son genéticas, los entornos físicos y sociales revisten gran importancia, en particular las viviendas y los entornos laborales. Estos factores empiezan a influir en el proceso de envejecimiento en una etapa temprana. Los entornos en los que se vive durante la niñez y en su vida adulta, junto con las características personales, tienen efecto a lo largo plazo en la forma de envejecer.
Es por ello fundamental, que desde ya, generemos entornos propicios en los edificios para garantizar un envejecimiento saludable de la sociedad, garantizando que las personas vivan esos años adicionales en buen estado de salud.
Atracción y consolidación de talento
La actual transformación de los modelos económicos y empresariales a través de la digitalización está haciendo que las personas se pongan en el centro mismo de las empresas, siendo una cuestión primordial el atraer y retener talento de calidad. Los entornos laborales están cambiando, para hacer que esta nueva generación de profesionales se sienta más a gusto y confortable y pueden poner en marcha las exigencias que los nuevos modelos de negocios están demandando: perfiles de empleados más entusiastas, flexibles, resilientes y abiertos a la cooperación
Además las nuevas generación de jóvenes, que podríamos encuadrarlos dentro de lo que se ha llamado “Millenials”, se enfrentan a los entornos laborales de otra forma, con nuevas prioridades donde el “vivir, trabajar, jugar” se convierte en el lugar central de su experiencia en el trabajo. Una encuesta realizada por Deloitte en 2016 reveló que los Millenials dan una importancia primordial al bienestar a la hora de elegir y permanecer en un trabajo.
Reducción de costes operativos: Hablemos de dinero
Si todo lo anterior, no le vale, hablemos de dinero. Para una empresas la energía representa el 1% de su presupuesto, su operación un 9% y el 90% restante es debido a los gastos de personal. Por ello, todos estos aspectos relacionados con la salud y el bienestar pueden mejorar las cuentas de resultados de las empresas al reducir los costes operativos a través de una mayor productividad y un menor absentismo.
Además, todas estas nuevas características centradas en las personas, pueden afectar a la revaloración de los inmuebles, especialmente para aquellas propiedades de alto valor, ya que las medidas de sostenibilidad y eficiencia energética se han convertido en un estándar. Por tanto, existe una potencial pérdida de valor para aquellos edificios que no ofrezcan condiciones apropiadas para que sus ocupantes estén saludables y sean productivos.
Por último, las empresas pueden utilizar este entorno mejorado como marca corporativa, reforzando su cultura de empresa e imagen al exterior.
Como podemos ver nos encontramos ante un cambio de paradigma que incluso puede hacer cambiar los roles de los profesionales del sector de la iluminación hacia convertirlos en profesionales de la salud.
Artículo publicado inicialmente en el Nº 30 de la revista Secartys News (Julio 2018). Autor: José Enrique Álvarez Menéndez